La voz crítica y sonora de Camilo Egaña

La voz crítica y sonora de Camilo Egaña

Conversamos con el periodista y conductor cubano Camilo Egaña acerca del periodismo en la actualidad y del papel de las redes sociales en los medios.

Tiempo de lectura: 4 minutos

Con un estilo directo y desenfadado, el periodista y presentador Camilo Egaña se apodera de la pantalla de CNN en Español de lunes a viernes a las 21 horas –horario de Atlanta–, con su propio programa de entrevistas: Camilo. Transmitiendo desde Miami, Egaña recibe a sus invitados, los interroga sin concesiones pero sin faltarles al respeto. Hace sus entrevistas con el característico dinamismo que le ha acompañado en cada espacio televisivo que ha ocupado en esta cadena, a la que se integró en 2010 con el programa Mirador Mundial. Durante una visita de Camilo Egaña a la Ciudad de México, Gatopardo conversó con el periodista nacido en La Habana y que cuenta con más de 20 años de experiencia en los medios de comunicación.

Una de las características de Camilo, espacio que Camilo Egaña estrenó a mediados del 2016, es la posibilidad de interacción de la audiencia, en vivo, a través de las redes sociales. Si bien esta vía de comunicación puede ser útil en términos de inmediatez y contacto con el público, a Egaña no le parece que sean el mejor medio para el ejercicio periodístico. “Yo tengo mucho recelo con las redes sociales porque son una tierra de nadie donde hay la mayor cantidad de imbéciles por pie cuadrado”, comenta el periodista en entrevista con Gatopardo. “Umberto Eco era sabio, decía ‘El borracho del pueblo lo veíamos en el bar, nos reíamos de él’; hoy el ‘tonto del pueblo’ es un dios en las redes sociales”.

“Creo que las redes sociales tienen que ser nada más un termómetro de lo que está pasando allá afuera, pero ojo, las redes sociales tampoco son democráticas. Esa es una falacia, decir que lo son porque todos participan. Que alguien ponga 140 caracteres de algo no democratiza la información ni la participación ciudadana,” afirma. “Eso de ser un termómetro basta, pero no que sea una regla que mida nuestro trabajo. Para nada”.

Camilo Egaña

En un mundo donde diariamente se viralizan contenidos de todo tipo, el periodismo y la curaduría de la información han reafirmado su importancia como herramientas para combatir la desinformación, sobre esto, Egaña comenta: “(Los contenidos virales) son parte de esa histeria que tiene el ser humano de ir a lo más inmediato y no ver lo que está más allá. En el mundo de la información debemos ir más allá. Estoy muy decepcionado de cómo van las cosas y creo que el periodismo debe seguir siendo lo que siempre fue. Tú preguntas, yo respondo. Abro una puerta a patadas cuando me la cierran en la cara. Discuto con un editor cuando no me quiere publicar eso. Tengo miedo al ejecutivo director de mi periódico y tengo que ver cómo le hago. O cómo le hago para que el presidente no se ponga bravo. Eso es periodismo, molestar, joder, hurgar, lo otro es voyerismo”.

La exigencia periodística de Camilo Egaña inicia con él mismo. Con más de dos décadas haciendo periodismo, desde su natal Cuba hasta su autoexilio en los Estados Unidos, Egaña investiga, se asegura de cada detalle y nunca abandona su estilo incisivo para buscar la verdad. Con todo, no siempre se siente satisfecho. “A veces termina el programa y me quedo contento de cómo quedó, pero otras noches tengo a un señor ufólogo que yo mismo digo ‘Éste no tenía que estar sentado conmigo’ y es una entrevista mala porque todo el tiempo tuve que estar acribillando al señor y el señor a lo mejor merecía más respeto. ¡Pero el ufólogo no tenía por qué estar en CNN!”.

“No estoy diciendo que prohíban nada. Siento que no somos rigurosos y siento que a veces eso pasa, que el espectáculo prima más que el hecho, el hecho es que en la balanza se discute entre lo interesante. Yo que me dedico al magazine, ¿qué es lo interesante y qué es lo que importa? Porque tenemos que vender. Eso no se ha logrado, no se enseña en la escuela y no le interesa a la gente,” comenta sobre la búsqueda de equilibro entre la batalla por clics y la calidad del contenido. “Esto es lo inmediato, el tuit. Es toda una histeria, un suspiro digital y se acabó ahí, es frívolo”.

Con una carrera que se ha caracterizado por un acercamiento honesto y directo a los hechos, Camilo Egaña tiene perspectivas sólidas sobre el ejercicio periodístico. “Yo no creo en la objetividad periodística: Yo creo en la honradez, en el balance,” asegura. “No creo que porque le des 30 segundos a la víctima y 30 segundos al victimario ya quedaste bien. Creo en la honradez, en decirle a un represor de la junta militar argentina o a un tipo de Pinochet en mi programa decirle ‘Usted fue un auténtico hijo de puta’. Empezar por ahí”.

Camilo Egaña 2

En sus shows, Egaña ofrece los hechos para que el público genere su propio criterio, pero se permite una editorial breve en la presentación de los temas del día. “Creo que uno puede dar su opinión, porque las opiniones son libres. Siempre lo digo en los programas: Las opiniones son libres, pero los hechos son sagrados”, comenta quien fuera el primer periodista de CNN a quien se le permitió emitir su opinión en español. “[Cuando empecé a editorializar] No sabía si tenía las credenciales para hacerlo, ni cómo iba a temperar mi mala leche con la sensación de balance que necesitamos para la armonía con el televidente”.

Egaña está consciente de su alcance como periodista y comunicador, así como de la responsabilidad que representa entrar a través de CNN en Español a los hogares de la comunidad hispanoamericana. “Cuando en CNN yo te digo que fueron 10 balazos o al menos 10, aunque Le Monde diga que fueron 12, nosotros tenemos la constancia de que son 10, entonces decimos 10. A veces nos critican mucho cuando el New York Times tiene más información del tema y nosotros llegamos hasta donde tenemos porque eso es lo que corroboramos, más allá no vamos. Yo siempre apuesto y apostaré por eso: no mezclar información con opinión, eso es fatal”.

La línea entre el periodismo y el activismo es una que no tiene intención de cruzar. “Si consigues un tipo que es un seductor, te echa el rollo y tú te lo crees y ya te estás convirtiendo de periodista a activista… [Un comunicador seductor] si te encanta verlo, cómo se viste, cómo habla, entonces cuando el tipo te dice algo tú te lo crees y no hay derecho a hacer eso porque es un ejercicio de poder muy fuerte. Porque lo que tú dices puede tener un impacto y área de influencia muy grande”, concluye.

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