La esperanza de Chicharito. Retrato de un ídolo mexicano.

La esperanza de Chicharito

Durante la preparación para la Copa de Oro, que está próxima a comenzar en Estados Unidos, Javier Hernández recibió a Gatopardo. El popular Chicharito habló sobre su carrera y los sacrificios que ha tenido que hacer para convertirse en uno de los mejores del mundo.

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Cuando nos abren el portón metálico del Centro de Alto Rendimiento (CAR), de la Federación Mexicana de Fútbol (c) —ubicado en un desolado suburbio de la Ciudad de México, a unos cuantos metros de la caseta de la autopista a Cuernavaca—, tengo la sensación de que entramos a la deslumbrante Ciudad Esmeralda de El maravilloso mago de Oz: todo campos verdes, tanto de pastos naturales como de artificiales (a excepción de una cancha de arena para jugar fútbol playero), cortados a la perfección, y rodeados de follaje y de árboles de un bosque aledaño.

Pero, dentro de ese complejo no se ve a ningún futbolista pisando alguno de aquellos rectángulos verdes. Salvo unos cuantos periodistas y representantes y guardianes de la Femexfut, el lugar parece vacío.

Esperamos a Javier Hernández Balcázar, Chicharito, el futbolista más adorado de México en la actualidad. Nacido el primero de junio de 1988 en Guadalajara, Jalisco, es hijo de Sopapilla Balcázar y Javier Hernández, hermano de Ana Silvia.

Chicharito lleva el fútbol en los genes, siempre lo ha respirado, escuchado, comido. Su abuelo Tomás Balcázar fue ídolo de Chivas en los cincuenta, estuvo en el Mundial de Suiza 1954 y marcó un gol para la Selección Mexicana. Su padre, Javier Hernández Chícharo, conocido así por sus ojos verdes, fue jugador de los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara y convocado en el Mundial de México 1986, aunque no debutó. Con la presencia de Chicharito en los mundiales de Sudáfrica 2010 y de Brasil 2014, la familia suma ya cuatro Mundiales.

Ingresó en las categorías inferiores de Chivas a los nueve años. Con 17, debutó en el primer equipo. Un estreno a pedir de boca: el 9 de septiembre de 2006, a los cinco minutos de pisar la cancha del Estadio Jalisco, marcó un gol al Necaxa. Pero no volvió a celebrar otro gol sino hasta 2009. En los diferentes campeonatos mexicanos (siempre con Chivas) de 2006 a 2009 jugó 33 partidos y sólo anotó cinco goles. No obstante, en su última temporada (2009-2010) con el “Rebaño sagrado”, su explosión fue extraordinaria, con 21 goles en 28 encuentros (una media goleadora de 0.75), diez en los once últimos. Y a partir de 2010, el delantero fue llamado por el legendario entrenador Sir Alex Ferguson a formar parte del Manchester United F.C., equipo con el que marcó 20 goles repartidos en 45 partidos de Liga, copas nacionales e internacionales, y fue campeón de la Premier League en la temporada 2010-2011, junto con Wayne Rooney y Michael Owen, entre otros. De 2011 a 2015 su participación en partidos con los “Red Devils” y, por ende, su promedio goleador fueron cayendo en picada. Durante esos años pasó de una media goleadora de 0.44 a cero. Hasta que fue cedido al Real Madrid en la temporada 2 014-2015, equipo con el que jugó 26 partidos (Liga, Champions y copas) y anotó ocho goles (0.47 por partido). Con estos altibajos de goleo, podría parecer que estamos ante un goleador bipolar; pero esto se debe más a las pocas oportunidades que sus respectivos clubes le han dado de saltar a la cancha.

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