La “Maquinaria Panamericana” de Joaquín del Paso

La “Maquinaria Panamericana” de Joaquín del Paso

En “Maquinaria Panamericana”, ganadora en la 19ª edición del GIFF, Joaquín del Paso muestra un reflejo descarado y ameno del México contemporáneo.

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El punto de partida de Maquinaria Panamericana, primer largometraje del director mexicano Joaquín del Paso, parece retratar, en un principio, una tragedia empresarial. La paz de un viernes por la mañana en una fábrica de maquinaria se interrumpe con la sorpresiva muerte de su dueño. La empresa, tras años de no ser productiva, está en quiebra y no habrá liquidación ni remuneración alguna para los empleados. El amotinamiento en busca de los últimos recursos es la base de una magnífica comedia oscura que retrata de manera rigurosa el inconsciente mexicano y cómo puede quebrarse ante la inestabilidad.

Maquinaria Panamericana debutó en la edición 66 del Festival Internacional de Cine Berlín y ha tenido un paso exitoso por festivales mexicanos. La cinta ganó el premio a Mejor Largometraje Mexicano en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) de este año, al igual que en la edición más reciente del Festival de Cine de Guadalajara (FICG).

El origen de esta comedia, profundamente marcada por la idiosincrasia mexicana, está en los años que Joaquín del Paso vivió en Polonia mientras realizaba sus estudios de cine en la Escuela Nacional de Cine Televisión y Teatro en Łódź. “Yo viví en Polonia muchos años y regresé con la intención de hacer mi primera película, una película totalmente diferente, también grupal, colectiva, pero hablaba sobre una comunidad rural y cuando encontré este lugar decidí darle un giro de 180 e hice otra película “, cuenta el director y guionista en entrevista con Gatopardo. En consecuencia, uno de los elementos clave de esta película es su locación, una nave industrial que existía como tal.

Joaquín del Paso, clausura GIFF

Joaquín del Paso recibe el premio a Mejor Largometraje de Ficción Mexicano, por “Maquinaria Panamericana”.

Desde la personalización de los cubículos, hasta el pequeño departamento en el que vivía el dueño, cada uno de los detalles de arte y producción hacen brillar a Maquinaria Panamericana. Fue en esta locación, ubicada muy cerca del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde el director y guionista se inspiró. Maravillados por la apropiación y la manera de habitar este espacio industrial, Del Paso y su equipo produjeron Maquinaria Panamericana en cuatro meses.

“El concepto [de la película] surgió hasta que vi el lugar. La locación, en el momento que filmamos, era una compañía de verdad. Cuando la encontré, nos enteramos de la iban a demoler. Era el fin de ese espacio que se me hizo tan maravilloso, pues habla de muchas cosas al mismo tiempo”, agrega.

El perfil cómico de la cinta estaba planeado desde el principio. Del Paso, de mano de la co guionista británica Lucy Pawlak, buscaba hablar de la inestabilidad del colectivo, así como de la pérdida del empleo de una manera ligera. “Pienso que cuando hablamos así, podemos hablar de temas más fuertes”, explica el cineasta. “El mexicano es así, de hablar de cosas muy fuertes de una manera muy ligera, de burlarse de absolutamente todo. El mismo lugar me inspiraba a hacer una comedia”.

Still de Maquinaria Panamericana

La cinta, grupal desde su concepción, sigue a una docena de personajes y su respuesta ante la adversidad. El elenco es fiel a la historia retratada, y las interpretaciones resultan aún más destacables al descubrir que más de la mitad los actores no son profesionales. Incluso, muchos pertenecen a la compañía a la que pertenecía la locación. “Cuando los directivos me dieron la autorización de filmar ahí, hice un casting interno”, cuenta Del Paso. “La idea era hacer un elenco muy ecléctico para expresar este abanico multicolor que es la película”.

Al retratar un espacio que no se ha adaptado al paso del tiempo –o lo hace a una velocidad casi imperceptible– y las consecuencias de este anacronismo, Del Paso captura la estrecha relación que los personajes guardan no sólo con el lugar, sino con su propia rutina. Sin embargo, es a través del absurdo que este retrato toma forma de un espejo descarado, pero ameno y convincente. “Podría decir que [la película] es una analogía del México contemporáneo”, concluye el director.

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