Travis: Los revolucionarios de Glasgow

Travis: Los revolucionarios de Glasgow

Travis, una de las bandas más originales del rock británico, visitó México para presentar su más reciente álbum de estudio: “Everything at Once”.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Fran Healy, líder de la banda escocesa Travis, dice que siempre escribe canciones para una persona. Nada de lo que ha escrito es para cientos, o para nadie. Es como cantar una carta para alguien. Así lo declaró en The Independent en marzo de este año. En dicha entrevista, el cantautor de 42 años, también recordó un encuentro ocurrido en 2001, en el que otro músico británico le dijo que estaba componiendo un álbum para 150,000 personas. Era Chris Martin, líder de Coldplay.

Travis, el cuarteto completado por el guitarrista Andy Dunlop, el bajista Dougie Payne y el baterista Neil Primrose, no siguió el mismo camino, y es esa honestidad, entre otras cosas, la que les ha valido una carrera de más de 25 años y ocho discos de estudio, siendo Everything at Once el más reciente y el que los trae de vuelta a México para ofrecer tres conciertos en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, en junio.

En 2001, Travis ya contaba con el reconocimiento internacional: la banda encabezó el festival Glastonbury al lado de David Bowie; estuvo en los primeros lugares de las listas de popularidad, e incluso ganó dos Brit Awards gracias a su segundo e icónico álbum, The Man Who (1999). Pero en realidad, la historia de Travis inició en 1990, y tras varios desencuentros con la industria musical británica, fue hasta siete años después que Good Feeling (1997), su primer álbum, salió a la venta. “Fue un álbum muy frustrante”, le dijo Healy a Drowned in Sound en 2013. “Quedó atrapado en uno de los momentos más activos de la música británica en la historia.”

Tras The Man Who, su burbujeante fama de “banda de moda” comenzó a desvanecerse, lo que les permitió colocarse donde quisieran y poner a la música por delante de sus creadores. Ser una banda invisible. Las letras de Healy, siempre sinceras, retratan sus problemas y alegrías en cada una de las canciones, desde su batalla contra la depresión hasta el nacimiento de su hijo. Al combinarse con melodías acogedoras, la fórmula conquistó oídos alrededor del mundo.

Interior Travis

Travis en el estudio. Fotografía: Getty Images.

Pronto, esa misma fórmula se convertiría en un estándar del mercado. En la misma entrevista de 2013, Healy describió esa época como la de haber encontrado un lugar sereno a las orillas de un lago, y luego a los dos años, encontrarse ahí con un casino. “Fue el clímax a nivel comercial para Travis, porque podríamos haber construido un casino donde estaban todos los demás, pero eso no somos nosotros.” Por lo mismo, el camino tuvo otras dificultades; los productores, consumidos por el éxito del disco anterior, pusieron bajo presión al grupo para generar más y más canciones dignas de ser singles.

Los miembros de Travis se tomaron un descanso entre 2009 y 2013, año en el que lanzaron Where You Stand. Este periodo les permitió reconsiderar la fórmula, distribuyendo los papeles en la composición y devolviendo la energía con la que inició la banda.

El nuevo álbum, Everything at Once, fue lanzado por el propio sello de la banda, Red Telephone Box, y esta decisión le ha brindado el control a los miembros de Travis. “Esta vez no lo tenemos que entregar. Hemos mantenido todo dentro de la banda. Hemos producido nuestro mejor trabajo y todo se ha mantenido entre nosotros cuatro. Diría que es mejor que hace 20 años porque estamos a cargo”, le dijo Healy al Herald Scotland en abril de este año.

En apenas 33 minutos, y con canciones escritas por el bajista Dougie Payne y el guitarrista Andy Dunlop, Everything at Once hace una reflexión sobre el mundo contemporáneo y su obsesión con el estar conectado y su desconexión de su entorno, todo desde su perspectiva característica que balancea el amor con el encontrarse a uno mismo.

Travis ha mantenido un perfil relativamente bajo en comparación si se le compara con sus aportes a la música británica, pero la calidad y la transparencia que han definido a la banda, que ha mantenido su distancia de estadios con boletos agotados para seguir con su sonido, la convierten en una parte clave de la música del siglo XXI.

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