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El día en que la Tierra se acercó a Maussan

El día en que la Tierra se acercó a Maussan

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El noveno pasajero. Hoy, el periodista ufólogo vive un momento tan retador como satisfactorio. Maussan Televisión (aquí posa en uno de los pasillos de su estudio de estilo futurista) ha hecho despegar su carrera construida pacientemente a lo largo de las décadas, pero también lo ha expuesto a controversias internacionales (¿intergalácticas?).
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Una vindicación interplanetaria

¿Y si Jaime Maussan, el ufólogo más fiel a su verdad en esta parte del mundo, siempre ha tenido razón? Es una pregunta, por ahora, difícil de contestar, pero hasta hace poco tiempo —meses— simplemente formularla se antojaba, en escenarios mainstream, como una sandez. Tras cinco décadas de trayectoria a la contra, de oficio periodístico antisistema, Maussan está en plena forma y en ánimo triunfalista, gracias a un canal de televisión para él solo, unas momias con tres dedos en Nazca, Perú, y una pequeña ayuda de sus amigos.

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La mañana del 10 de abril de 2025 el periodista Jaime Maussan está exultante. El ufólogo más célebre y controversial de habla hispana tiene ante sí una jornada de reivindicación periodística. Por fin todos esos años —décadas— de necia defensa ante el descrédito y las burlas rendirán frutos. No sucederá en cualquier sitio. Son las 9:00 horas cuando lo veo salir de su flamante despacho, en la segunda planta del centro de operaciones de Maussan Televisión, el canal televisivo que estrenó 10 días atrás, en la exclusiva zona de Santa Fe, en la Ciudad de México. Viste casual, camisa color vino, chaleco y pantalón oscuros. Entra a la oficina que tiene enfrente, la de su asistente Adela Ángeles, Adelita, le llama, donde yo lo estoy esperando para entrevistarlo.

Esto, en realidad, es un reencuentro. Entrevisté a Maussan en 2008 para Gatopardo (“Jaime Maussan: un cronista de otro planeta”). Entonces escribí que todas las pasiones de la discusión sobre el mundo extraterrestre en México se hacían nudo en su persona. Hoy, 17 años después, su popularidad —y la pasión que lo consume— escaló de nivel. Posee su propio canal de televisión, realizó dos audiencias públicas en torno al fenómeno ovni (acrónimo de “objeto volador no identificado”) en la Cámara de Diputados mexicana, protagonizó la serie Los expedientes secretos con Jaime Maussan de History Channel Latinoamérica, periodistas de renombre le manifiestan su aprecio en su cuenta de X, salió en promocionales de la célebre serie Stranger Things de Netflix, a través de Airbnb regaló una estancia a sus fans en su casa-búnker ecológica y le pusieron su nombre a una calle de La Rumorosa, localidad en Tecate, Baja California, autodenominada “La capital del mundo del fenómeno ovni”.

“Parezco fedayín”, me dijo cuando lo entrevisté la primera vez, aludiendo a sus raíces sirio-libanesas, al mostrarme una foto de su juventud en la que lucía flaco, cejudo, con melena y barba tupidas, muy negras. Hoy tiene 72 años. Su cuerpo es robusto y la cabellera emblanqueció intensamente, mas su impetuosidad permanece inalterada. Camina hacia mí resuelto. Me levanto del sillón para saludarlo, pero antes de decir una palabra, se excusa por el retraso y me pide que lo espere más tiempo.

Su petición está justificada. “¡Es por el caso de las momias tridáctilas de Nazca!”, me dice rotundo y con los ojos bien despiertos, sin la apariencia adormecida que luego los acompaña. Se refiere al caso de los cuerpos disecados descubiertos en 2015 por exploradores de tumbas precolombinas en Nazca, Perú, el legendario lugar de los geoglifos monumentales y misteriosos. Según sus investigaciones, unos especímenes miden alrededor de 60 centímetros, en tanto el tamaño de los otros varía de un metro a 1.80. Su cráneo es alargado y presentan tres dedos larguísimos con cuatro o cinco falanges en manos y pies —de ahí su nombre—. ¡Qué impacto! Yo ya había leído que el Ministerio de Cultura del Perú dijo que eran muñecos armados con huesos de animales y pegamento, decomisados en un aeropuerto, y que a Maussan lo tachó de charlatán.

Maussan me cuenta emocionado que, justo anoche, el Ministerio atendió una orden judicial y entregó al investigador y abogado peruano Jorge Luis Flores Paredes las tomografías y radiografías que realizó, en septiembre de 2024, a dos de los especímenes. Los cuerpos momificados están resguardados en la Universidad Nacional San Luis Gonzaga, de Ica. El periodista, en el acelere, me aclara que el Ministerio les hizo los estudios para exhibir que se trataba de un fraude. Pero cuando obtuvo los resultados, extrañamente, no los dio a conocer. Medio año después, el abogado Flores Paredes los obtuvo a través del mecanismo de transparencia de su país, y los compartió con el ufólogo. Son la evidencia institucional de que mintieron, de que no son muñecos, sino seres vivos momificados, sin alteraciones, enfatiza. Más tarde me enteraría de que Maussan denunció al Ministerio, por difamación, por la cantidad de 300 millones de dólares. De ganar, los destinará a la construcción de un museo y centro de investigación en Nazca, que los albergaría.

Así que no, no es un día laboral cualquiera. “Tengo que hacer tres entrevistas sobre el caso con especialistas de Perú para mi programa de hoy”, sigue excusándose. Se refiere a una emisión de Investigaciones Especiales, a transmitirse en su nuevo canal a través de la frecuencia 3.3 de la televisión abierta mexicana y en YouTube. Su programación incluye material ufológico, astronómico, de fenómenos paranormales, medioambiental y de defensa animal, entre otros. Por supuesto, decido esperar. Lo que haga falta. Quiero atestiguar el detrás de cámaras de la que se anticipa como una edición memorable.

Es un instante importante no solo para Maussan. El análisis de los cuerpos disecados lo realizó con el apoyo de un científico militar, el capitán José Zalce, médico cirujano naval con maestría en Medicina Forense. Es el colaborador más cercano e influyente en su equipo. Zalce me explicará después, en entrevista, que les han realizado análisis de rayos X y ADN, tomografías, reconstrucciones tridimensionales, fluoroscopias, odontología forense y carbono 14. Todo eso le sirve para sostener que se trata de especímenes no humanos con una antigüedad mayor a 1 000 años.

El caso de las momias tridáctilas de Nazca es, quizá, el más polémico que ha cubierto Maussan y el que le ha dado mayor proyección internacional. El ufólogo lleva más de tres décadas investigando y difundiendo información sobre presuntas visitas interplanetarias y fenómenos anómalos diversos, lo que ha provocado escarnio, pero también admiración prolongada. Cuando lo entrevisté en 2008 ya era un afamado periodista de naturaleza polarizante, pues su sola evocación agitaba cualquier convivio o sesuda conversación. Ni hablar del círculo científico y catedrático. En esa ocasión me externó furioso su hartazgo de que lo acusaran de embaucador. En especial le indignó que un grupo aficionado a la astronomía en San Luis Potosí hiciera una piñata de su persona para darle palos, “¡Fíjate nada más! ¡La anticiencia! ¡El anticristo!”, estalló.

Sin embargo, su vida, a la par del mundo ufológico, ha cambiado mucho desde 2008. En esa época constaté que hubo una gradual apertura de información sobre el fenómeno ovni en medios de comunicación estadounidenses como History Channel, mientras que en una entrevista del 13 de mayo de 2008 con L’Osservatore Romano, José Gabriel Funes, en ese entonces astrónomo en jefe del Vaticano, opinó que no había contradicción entre creer en Dios y estar convencido de que los extraterrestres existen. Con todo, Maussan considera que tuvimos que llegar a 2022 para que se verificara un hecho de “proporciones históricas”. El Congreso de Estados Unidos realizó audiencias públicas en las que funcionarios del Pentágono, la máxima instancia militar del país, se pronunciaron sobre el asunto. En el verano de 2023 hubo una más, con testimonios por parte de miembros de las fuerzas armadas de avistamientos de ovnis. Otras han tenido lugar en 2024 y 2025. El clima de opinión parecía que comenzaba a cambiar.

Tales audiencias resonaron en México, y fueron vistas como un reconocimiento a la estigmatizada labor informativa de Maussan. La periodista Laura Sánchez Ley escribió en su cuenta de X: “Yo no sé si existen los ovnis, pero siento bien bonito que la vida le esté haciendo justicia a @jaimemaussan1”. En 2023 el periodista alcanzó un hito, asombrosamente con el respaldo de un diputado de Morena, el partido oficialista, Sergio Gutiérrez Luna —recién ascendido a la presidencia de la Cámara de Diputados—, al concretar dos actos públicos de carácter similar a los de Estados Unidos, con el nombre de Audiencia Pública para la Regulación de los Fenómenos Aéreos Anómalos No Identificados. El primero fue en septiembre, el segundo, en noviembre.

Durante la primera audiencia, en plena sala de sesiones de la Cámara, inesperadamente Maussan presentó dos de los cuerpos momificados de Nazca, para asombro general. Al principio los medios abordaron el tema con tacto, mientras que sus seguidores le manifestaron júbilo en las redes sociales. Esta vez le hicieron otra piñata, pero de festejo. La famosa Piñatería Ramírez de Reynosa, Tamaulipas, lo personificó trajeado y sonriente, cargando su momia. Sus fans hicieron pasteles, garnachas o tamales con forma del espécimen, “tamaliens”, les llamaron. Pero cuando funcionarios del sector cultural peruanos declararon a la prensa que era un farsante, que había manufacturado unos muñecos, la compuerta del ridículo se abrió. Enfurecido, se defendió, sin lograr desactivar la afrenta.

Hoy dice poseer las primeras pruebas oficiales que lo validan. En 2008, la época de mi primera entrevista, siempre terminaba su programa Tercer Milenio con la sentencia: “El tiempo nos dará la razón”. ¿Se la ha dado?

Maussan está en la cima de su ejercicio periodístico, tras cinco décadas de actividad. Lo disfruta (y lo estresa). Por medio de su propio canal de televisión, conduce varios programas con matices en la información sobre los fenómenos anómalos no identificados (FANI, antes llamados ovnis), el proceso de desclasificación de los archivos de Gobierno relacionados con ellos, alienígenas y ciencia: Tercer Milenio Presenta, Extraterrestrial, No Humano, Interestelar e Investigaciones Especiales.
La mesa de trabajo para el director de un equipo de alto rendimiento: la colección personal de Maussan de peonzas de movimiento perpetuo, botanas bien dispuestas, también perpetuas…

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Son las 9:30 horas y sigo a la espera de charlar con Maussan. El centro de operaciones de su televisora está en el tercer piso del subsuelo de Garden Santa Fe. En ese nivel de la plaza comercial, repartidos en distintos locales, funcionan el área administrativa, la redacción y los estudios de producción. También en el mismo piso se encuentran las oficinas centrales de BioMaussan, la empresa que produce su famoso suplemento alimenticio a base de algas marinas.

Mientras Maussan hace sus entrevistas, platico con Adelita. Recordamos que la conocí en 2008. Su porte es distinguido y su carácter, enérgico. Tiene 72 años, la misma edad que su jefe. Me cuenta que ha trabajado con él casi la mitad de su vida, 33 años. Adelita es su enlace con el mundo exterior y quien trata sus asuntos personales. Al lado de su escritorio cuelga una camisa salida de la tintorería; comenta que también se encarga de su desayuno. Me dice que, aparte de mí, él tiene dos entrevistas más. A su jefe lo describe como un hombre infatigable al que le enfada el incumplimiento de sus indicaciones y las fallas en los tiempos de entrega. “Ya me regaña con mucha confianza, ya no tiene miramientos”, ironiza.

La oficina de Adelita también es punto de encuentro. Carlos Clemente, el principal guardián del archivo ufológico de Maussan, entra a saludarla. Lo entrevisté en 2008, y me recuerda. Un rato después, un hombre acicalado la saluda afable. Luce camisa blanca y pantalón negro. Ella voltea a verme: “También tienes que entrevistar al doctor Zalce, está al frente de BioMaussan”. Le pregunto al médico si me permite entrevistarlo, pero me esquiva y se va. Pude hacerlo por teléfono. Debe ser el integrante más enigmático y reservado del equipo de Maussan. No solo está, en efecto, al frente de BioMaussan; también encabeza la investigación de los especímenes disecados de Nazca. Ambos conforman una mancuerna de contraste y contrapeso. Si Maussan se enciende por algún conflicto, el militar lo apacigua con sobriedad.

La dinámica entre el periodista y el médico es evidente en una diversidad de videos de YouTube que datan de 2017 en adelante: es el registro de sus incursiones a tierras peruanas, reuniones con científicos del mundo, documentales, conferencias, entrevistas de prensa. También está su participación en la audiencia pública realizada en el Congreso de la República del Perú, en septiembre de 2023. Zalce expuso los resultados de los estudios que realizó a los cuerpos momificados ante congresistas y funcionarios del Ministerio de Cultura, quienes tras la exposición continuaron sosteniendo su tesis de los muñecos armados con pedazos de huesos. A Maussan solo le permitieron hablar tres minutos, pero les reclamó de frente: “¡Los señores no saben lo que están diciendo! ¡Los señores se equivocaron!”. La cámara registró al arqueólogo Flavio Estrada en la sala, su principal detractor, esbozando sonrisas burlonas al escucharlo.

Zalce sabe que se internó en un territorio hostil y peligroso. Cuando acompaña a Maussan a algún evento para hablar de los especímenes, siempre le pide que comparta su trayectoria. El cirujano de 48 años es cuidadoso en sus declaraciones. Me dice que tiene 28 de servicio en la Secretaría de Marina. En internet encuentro que obtuvo el primer lugar de su generación en la maestría en Medicina Forense de la Escuela Militar de Graduados de Sanidad de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. También dice que tiene estudios oficiales en Odontología y adn Forense, Antropología Forense y Medicina Aeroespacial. Y, más aún, menciona que fue director de los servicios de medicina legal y forense de la Secretaría de Marina. ¿Qué hace tamaño científico militar acompañando al ufólogo?

El capitán me cuenta que conoció a Maussan en 2015. Este se acercó al Instituto Nacional de Ciencias Forenses, S.C. (Inacifo) porque buscaba a un especialista escéptico que revisara unas fotografías de supuestos alienígenas. Él lo era. Tiempo después lo buscó de nuevo con motivo del caso peruano, lo que transformó su mirada científica, al punto de abrazar las tesis del periodista. “Siempre fui escéptico, hasta más o menos 2018, 2019, cuando empezamos a analizar los cuerpos tridáctilos de Nazca —explica—. Los resultados han sido excepcionales, sorprendentes para mí”.

El médico asegura que identifica dos “especies” distintas: la que mide alrededor de 60 centímetros y la que va de un metro a 1.80. Expresa que ha estudiado siete de los cuerpos pequeños, más una docena de cráneos sueltos y seis de los grandes, más un feto que se encuentra dentro de la momia llamada Montserrat. Las momias tridáctilas de Nazca detonan una variedad de emociones en Perú. Mientras el bando institucional y científico las desprecia, el “sector aliado” les tomó cariño y les puso nombres: Paloma, María, Albert, Sebastián, Montserrat y Rafael, como nombraron a su feto.

Zalce enfatiza que él y Maussan no afirman que se trate de especímenes extraterrestres. Pero lo que dicen es quizá igual de espectacular: “Nos hemos limitado a decir que, uno, son correspondientes a nuevas especies que no están descritas en el árbol taxonómico de la evolución de las especies en este planeta, o dos, que son dos especies que llevan una evolución paralela a la evolución conocida y que no ha sido descrita”.

Ejemplifica con el caso de la momia María. Sorprendentemente, dice, encontraron que 70% de su adn es identificable y el resto no lo es, a diferencia del adn humano, que tiene una cercanía de 98% o 99% en relación con el de los simios. “Dentro del 70% de ADN que sí se pudo identificar, se encontraron muchas anomalías: tiene adn del simio bonobo y del chimpancé, que corresponden a África, y tiene una correlación con el primer homínido del sur de Asia, de Filipinas”. Zalce señala que estos resultados fueron idénticos en tres laboratorios de tres países distintos: Abraxas Biosystems, de México; Cen4Gen, de Canadá, y el Instituto Estatal de Tecnología de San Petersburgo en Rusia. “Los tres coinciden en su totalidad”, asegura.

A nivel molecular encontraron otras anomalías en la conformación del adn, apunta, como la repetición de ciertas secuencias de nucleótidos. “Estas repeticiones constantes y métricas las conocemos en la actualidad como firmas genéticas y se utilizan, por ejemplo, para la clasificación del maíz transgénico”. Por esa razón dice que estudian la posibilidad de que los cuerpos momificados sean resultado de una tecnología de hibridación en la antigüedad. El responsable, por cierto, de estudiar dicha secuenciación genética es el biólogo Ricardo Rangel, egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Zalce explica: “Es increíble que un adn de hace más de 1 000, 1 200, 1 500 años de antigüedad tenga esta codificación repetida de manera simétrica”.

—¿El hecho de investigar los cuerpos disecados de Nazca puso en duda su prestigio profesional? —su tesis, quién lo duda, es alucinante.

—Definitivamente, sí —ni titubea.

—¿Qué dicen sus compañeros de la Marina? —me intrigan las reacciones al interior de la secretaría.

—Bueno, lamentablemente me veo sujeto a la idiosincrasia de cualquier ser humano. Es decir, por un lado, de manera oficial rechazan mi participación y he sufrido las penalizaciones correspondientes acordes a las leyes y reglamentos de la Armada de México. Pero por el otro lado, y de manera extraoficial, pues todo el mundo tiene interés y curiosidad por el tema.

—¿Qué penalizaciones?

—Eh, no quisiera profundizar, pero le puedo decir que son las que corresponden acorde a las leyes y reglamentos que nos rigen.

—¿Maussan es su amigo?

—Tengo el privilegio de considerarme su amigo, y creo que él así me considera. Eso sí es un privilegio y es un honor, pero también es una gran responsabilidad, porque tengo que estar a la altura de ese hombre y no puedo defraudarlo.

—¿Hasta dónde irán con el caso de las momias de Nazca?

—Hasta las últimas consecuencias para demostrar que son reales, son verídicas, son originales. Son un paradigma que puede cambiar la historia como la conocemos.

A unos pasos de su nuevo centro de operaciones se encuentra la antigua oficina, con una vibra y estética diferentes.
Máxima tensión en el momento estelar: el programa en el que Maussan derrumbaría la versión de que las momias de Nazca son muñecos, un fraude armado de pedacería.

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A las 10:00 horas, Maussan sale de nuevo del despacho y me invita a entrar. Es un espacio que estrenó 10 días antes, el 30 de marzo, el mismo día del lanzamiento de su canal de televisión. Pero su antigua oficina sigue allí, del otro lado de la plaza comercial —ahora la ocupa su hijo Sebastián Maussan, al frente del noticiero Tercer Milenio 360 Internacional—, con un muro del que pende su colección de máscaras artesanales y otro, en el pasillo, cubierto de reconocimientos. El despacho nuevo, en cambio, es amplio y minimalista. Alberga un escritorio, una sala blanca y una gran mesa de juntas en la que me pide esperar un momento más. Me siento en una de las sillas ejecutivas y saco mi libreta, la pluma, la grabadora. Miro los dos globos terráqueos colocado cada uno a la misma distancia de su respectivo borde de la mesa. Giran sobre su eje lentamente, sobre una base electrónica. Maussan teclea absorto en su computadora y grita de improviso.

—¡Adelita! ¡¿Qué le pasó a la mitad de la torta?! ¡¿Me la calienta?! —con su vozarrón instruye, de oficina a oficina, sin separarse del teclado.

—¡Sííí! —Adelita se escucha a lo lejos.

—¡Siempre me pasa lo mismo! ¡Siempre me pasa lo mismo! ¡Siempre me pasa lo mismo! —exclama el periodista para sí mientras ingiere algunas semillas que tiene en trastecitos sobre su escritorio, y con las que ha entretenido el hambre.

Yo, calladita, atisbo su flamante despacho. En vez de muros limítrofes tiene paneles de vidrio inteligentes. Clemente me explicó que pueden volverse opacos o traslúcidos apretando un botón. Desde una segunda planta, y a través de uno de estos paneles, Maussan puede ver a voluntad la actividad de su principal estudio de televisión, ubicado en la primera. Frente a su computadora sí tiene una pared de concreto de la que cuelgan recuerdos que le son entrañables. Sobresale el retrato de un jaguar, otro más pequeño de un perro, mariposas enmarcadas, un dibujo a lápiz de su rostro en versión treintañera. Debajo hay una única foto suya, la del “fedayín” justamente, que data de 1982, cuando fue a Washington d. c. Una investigación que hizo entonces sobre el alarmante crecimiento poblacional, para el programa 60 Minutos que transmitía Televisa, donde se forjó como periodista, fue reconocida por el National Population Council. Sale en compañía de Juan Ruiz Healy, que fue el conductor del programa, con el Capitolio detrás.

En un estante, al lado de una gran pantalla de televisión, descubrí su infaltable desfile de figuras de personajes cósmicos, entre los que predominan los alienígenas grises con sus ojos de semilla. Estos cohabitan con otros elementos galácticos colocados en dos muebles más: platillos voladores a escala, representaciones en madera de los círculos en los campos de trigo y… ¡¿qué hace un ganso blanco y grande de cerámica encima de una columna?! ¡No lo sé!

Clemente me dijo que, si bien se siguen observando avistamientos de los tradicionales platillos voladores, en el mundo hay fenómenos cada vez más extraños que los que había cuando los entrevisté en 2008. Él no es solo el principal guardián de los archivos ufológicos de Maussan, es también uno de “los vigilantes pioneros”, el grupo que el periodista creó tras el eclipse de sol de 1991. Subidos a las azoteas de sus casas, cámara en mano, registraron artefactos no convencionales en el cielo. Hoy se llaman “centinelas”.

Cuando a Clemente lo entrevisté la primera ocasión, me dijo que en promedio recibía alrededor de 100 mensajes al día con material enviado por la audiencia de Tercer Milenio, el programa ufológico de televisión que Maussan creó en 1997. Solo 10% era seleccionado para difundirse al aire. Me cuenta que hoy la cantidad de supuestos avistamientos es abrumadora. Se multiplicaron los correos electrónicos y los mensajes que recibe por medio de su propio canal de sky-watchers en YouTube. “Cuando reviso son 100, 150, 200, 500 correos al día, y si no lo reviso en tres, cuatro, cinco días, ya me marca 1 000 correos sin revisar”.

Desde hace más de tres décadas, este pionero de la vigilancia celestial observa oleadas de artefactos voladores desconocidos en el mundo. En la última década ha registrado, al menos, cuatro. Una a fines de 2018 y en 2019, en el primer mandato de Donald Trump, durante el proceso de creación de su fuerza espacial militar —el conjunto de estrategias defensivas y ofensivas para garantizar la seguridad de las misiones espaciales y el funcionamiento de los satélites de Estados Unidos—. A otra la sitúa durante la pandemia, cuando no hubo tráfico aéreo, la gente estuvo encerrada y se dio tiempo de mirar el cielo. La más reciente la detectó a partir de la audiencia pública sobre el fenómeno realizada en el Congreso de Estados Unidos, en noviembre de 2024.

A Clemente le intriga la oleada actual de lo que llama “señales de luces”. Pueden formar patrones geométricos y volar por debajo, encima o dentro de las nubosidades: “Juegan en el cielo, algunas de forma muy compleja, moviéndose a kilómetros de distancia, de un lado a otro”. También las han grabado al sur de la Ciudad de México. Descarta que sean drones, pues su luminosidad es de mayor tamaño y no emiten ruido. Explica que tampoco son las luces proyectadas en el cielo por reflectores robóticos instalados en centros comerciales, pues no hay columnas de luz. Por igual, constata que hay múltiples registros de los llamados “enjambres de esferas”, particularmente sobre instalaciones nucleares o militares estadounidenses, desestimados por su Gobierno, que asegura que son drones.

Maussan dice en sus programas que el aumento de estos avistamientos ha forzado al Gobierno de Estados Unidos a acelerar la desclasificación de los archivos sobre el fenómeno. Considera que, si bien Trump ha manifestado que es escéptico, ha impulsado su apertura y divulgación, así como la de otros temas silenciados históricamente —como el asesinato de John F. Kennedy y el de Martin Luther King—. Se trata, sin más, de una demostración de poder.

Esta agenda de desclasificaciones será un gesto en clave de política interna estadounidense, pero al ufólogo, obvio, le interesa y le da cobertura cotidiana. Así me enteré de que Trump le asignó tremendo paquete a la congresista republicana Anna Paulina Luna, mexicana-estadounidense, por cierto. En su cuenta de X, la representante afirmó que hará “la mayor investigación bipartidista e intergubernamental en la historia de Estados Unidos”. Que se encargará de que el Pentágono y agencias de seguridad como la Agencia Central de Inteligencia (cia, por sus siglas en inglés) y el Buró Federal de Investigaciones (fbi, por sus siglas en inglés), entreguen su información clasificada. Veremos. El cronograma de trabajo de Luna contempló este año una sesión informativa realizada el 29 de abril pasado, dos reuniones con especialistas al día siguiente, el 30 de abril, y una audiencia plenaria en el Congreso, inicialmente programada en la semana del 12 de mayo. Al cierre de esta edición aún no había noticias de ella.

Antes de Trump, el gobierno de Joe Biden dejó su marca en dicha agenda de desclasificación. Reemplazó el uso del célebre término “ovni” (UFO, por sus siglas en inglés) y acuñó el de “fenómenos anómalos no identificados”, FANI (UAP, por sus siglas en inglés). (¿En vez de ufólogo hoy habremos de decir “faniólogo”? Pregunta seria). Durante su mandato inició un proceso de desclasificación en el Pentágono y la CIA que los expertos consideraron una simulación, porque los documentos fueron poco relevantes. Además, creó una oficina para su estudio en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y realizó las primeras audiencias públicas en el Congreso estadounidense.

En México, mientras tanto, Maussan siguió siendo el nudo en que convergen las pasiones sobre la discusión del fenómeno. Una semana después de su presentación de los dos especímenes en el Congreso, el 12 de septiembre de 2023, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) organizaron la conferencia “¿Extraterrestres o esqueletos de llamas? Ante crédulos y charlatanes, la ciencia responde”. Se avizoraba el desquite. El mismo día, el diputado Gutiérrez Luna, en un documento oficial de la Cámara de Diputados destinado a Enrique Graue Wiechers, rector de la unam, subido a su cuenta de X, le extendió la “respetuosa” solicitud del periodista para invitar a la casa de estudios a analizar los cuerpos momificados. El rector no respondió. La conferencia fue transmitida por internet.

Alejandro Frank, del Instituto de Ciencias Nucleares, uno de los convocantes, no hizo mención de los análisis realizados por el doctor Zalce y el biólogo Rangel. Su fuente fue la investigación peruana del citado arqueólogo Estrada: “Anatomía de un fraude: el caso de las presuntas momias reptiles humanoides de Nazca”. Frank expresó: “No, no quiero que les quede ninguna duda de que esto es un fraude absoluto. Se trata entonces de partes humanas de niños, en ocasiones con tres dedos. Están fabricados, mal fabricados con pedacitos de huesos humanos, y también para el cráneo se usa lo que el arqueólogo forense Estrada llama un cuadrúpedo”.

La personalidad impetuosa de Maussan jugó en su contra. En la conferencia proyectaron en pantalla un fragmento de una discusión que tuvo con un conductor de la televisión peruana, sobre las momias. Le exigía que no dijera mentiras. La velocidad del video fue acelerada, para hacerlo cómico. Frank describió: “Vemos a un hombre, no sé cómo llamarlo, delirante, desquiciado, trastornado, y es el líder de los ufólogos mexicanos”. Para diversión de la audiencia, proyectó un meme que recrea la escena emblemática de la película E. T., el extraterrestre. El niño Elliott vuela en su bicicleta, portando una chamarra roja con una capucha que cubre su cabeza, y cargando a su amigo alienígena en la canasta. Pero en el meme, el rostro de Maussan reemplazó al del niño, y una inexpresiva momia de Nazca viaja en lugar del entrañable personaje.

Lo que Frank y la audiencia desconocían en ese momento es que, año y medio después, el Ministerio de Cultura del Perú, por una orden judicial, entregaría al bando contrario las tomografías y radiografías practicadas a dos de las momias de Nazca en el Hospital Augusto Hernández Mendoza, de Ica. Los estudios no dicen, por supuesto, que son extraterrestres; tampoco que pertenecen a una especie no humana. Pero confirman que son cuerpos disecados de seres vivos genuinos, sin modificaciones. Tras ocho años de disputa pública y legal, a Maussan, por ahora, con eso le basta.

Un raro instante de pausa en la actividad frenética de Maussan Televisión, días antes de su lanzamiento. La sede de operaciones se encuentra en los niveles inferiores de un gran centro comercial.
El destinatario de la estafeta, Sebastián Maussan, hijo del periodista y ufólogo (30 años), ocupa la anterior oficina de su padre. Estudió Ciencias Ambientales. Produce y conduce un noticiero nocturno que pone foco en la crisis civilizatoria y planetaria, pero con una mirada millennial.

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Pasan de las 10:00 horas y Maussan continúa atendiendo pendientes mientras lo espero en su mesa de juntas. Gente de su equipo entra al despacho a hacerle alguna consulta y pronto sale. Por momentos, afuera se hace una bolita de dos o tres colaboradores suyos que esperan, entre ellos un muchacho con rastas que hace edición de video. Cada uno habla con él y se va. Entre consulta y consulta, el periodista sigue tecleando. No lo vi comer la media torta que le pidió a Adelita.

En un instante se queda solo. Deja su escritorio, camina a la mesa y se sienta, muy serio, en la silla de la cabecera que está a mi lado. La charla tiene lugar con breves interrupciones: recibe una llamada o alguien entra de improviso. Sé que está próxima su reunión editorial del día, que tiene pendiente grabar su programa sobre las momias de Nazca y atender dos entrevistas más, pero no lo veo abrumado. Quiero recapitular brevemente su vida a partir de la entrevista de 2008 y saber si el proceso de desclasificación de los archivos de fani o el caso de las momias modifican de alguna manera el estigma social que ha llevado por décadas.

Una pregunta resuena en mi cabeza desde que llegué aquí: ¿cómo, siendo un productor independiente, logró lanzar su propio canal televisivo? Le comento que, hace 17 años, lo entrevisté en su oficina de Polanco, Ciudad de México, en un edificio pequeño, de tres pisos, y con 30 personas con las que producía un solo programa, Tercer Milenio. Pero hoy es evidente su prosperidad. Estamos en todo un centro de operaciones en Santa Fe; semana y media antes se estrenó Maussan Televisión, y su equipo oscila entre 100 y 150 personas.

“El desafío fue mantener un equipo trabajando, a pesar de todos los retos que existían —me explica—. No siempre fue fácil y no siempre abundaban los anunciantes”. Cuenta que para sostenerse como productor independiente ha vendido espacios publicitarios para productos diversos pero congruentes con su filosofía de vida. Recuerdo que en 2008 sus anunciantes tenían que ver con servicios o productos médicos, ecológicos o nutricionales. Me confiesa que tuvo que rechazar otros que no le eran afines, por lo que enfrentó crisis económicas.

“A veces no había dinero y me pasaba meses sin pagarle al equipo. Afortunadamente, nadie renunció por ese motivo. Llegué a deber aquí, en esta plaza, un año de renta, y estaban a punto de echarme. Pasé por momentos, realmente, que a veces no quiero ni recordar”. A Garden Santa Fe llegó hace nueve años, cuando estaba en proceso de divorcio, “y las dos cosas coincidieron, como si se iniciara una nueva etapa en mi vida, la más exitosa, afortunadamente”.

Entonces, ¿cuál fue la tirada maestra? Me entero de que el Biotiquín Maussan fue más importante de lo que podemos suponer. Se trata de un producto basado en un antioxidante presente en el licopeno, pigmento natural de frutas y verduras, creado por el ingeniero bioquímico Juan Alfonso García Urbina. Durante la pandemia de covid-19, Maussan lo promovió como alternativa eficaz de prevención y sanación. Con el mismo fin, en octubre de 2020, el ingeniero fue a una conferencia de prensa del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, para solicitarle que investigara los casos de éxito que tenía documentados. No fructificó. En las redes sociales lo tacharon de producto milagro. Luego el periodista pretendió promover sus logros en una conferencia convocada por la senadora de Morena Lucía Trasviña, en el Congreso de Baja California Sur, el estado donde opera García Urbina, pero fue cancelada. En abril de 2021, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) difundió una alerta a la población sobre el Biotiquín, pues carecía de registro sanitario, y el periodista dejó de venderlo. Pero el despegue comenzó.

Entonces Maussan desarrolló su propia marca de suplementos con antioxidantes, BioMaussan, con apoyo científico, entre otros, del doctor Zalce. “Buscamos antioxidantes más poderosos y encontramos las microalgas —explica el periodista—. Estamos salvando muchísimas vidas, ha tenido una gran aceptación y hoy me ha permitido tener un canal de televisión”. En los cinco años que tiene en el mercado, los puntos de venta crecieron de 20 a más de 200, me explica Zalce por su lado.

Así que, tal cual, Maussan Televisión es posible gracias a BioMaussan. La vida galáctica está en deuda con la población mexicana inconforme con su sistema de salud, mejor que el de Dinamarca. Chiste local. El periodista de pronto salta de BioMaussan al programa 60 Minutos, de la importancia de la televisión a lo nocivo de los microplásticos. Lo interrumpo. Llevo la entrevista a un terreno más sensible: el de su estigmatización.

—Hace 17 años, cuando lo entrevisté, había detractores que hicieron una piñata de su persona para darle palos, pero… —su carcajada resuena y me interrumpe. He soltado el carrete del credo maussaniano.

—¿Tú qué piensas ahora? ¿Qué piensas ahora? ¿Qué sienten ellos hoy? ¿Qué sienten? ¿No? O sea, ¡¿te das cuenta?! ¡¿Te das cuenta cómo cambian las posiciones?! ¡Y ahora se ocultan! ¡Ahora no salen a la luz! ¡Ahora ya no hacen piñatas! ¡Pero tampoco reconocen que estaban equivocados! Y es que el científico siempre pensó que nada podía viajar más allá de la velocidad de la luz. Que todo tenía que viajar en el universo recorriendo tiempo y distancia. Y nunca consideraron la posibilidad, cada vez vamos a estar más cerca de esto, de que se pueden abrir huecos en el espacio-tiempo que te permiten viajar de un lugar a otro en muy poco tiempo. ¿Tú crees que las naves vienen desde allá viajando de un sistema solar al otro? “¡Ya nos faltan tres sistemas solares para llegar a la Tierra!”. ¡Por Dios! ¡Por Dios!

”Ya nos estamos dando cuenta, porque ya tenemos las evidencias, de que [los extraterrestres] constantemente entran y salen, por ejemplo, en lugares como los volcanes, que utilizan como centros magnéticos para poder viajar. Como lo dijo Einstein hace casi 90 años, que había agujeros de gusano, que la NASA los confirmó en 2007, 2008, que hay portales magnéticos entre el Sol y la Tierra, y que ese es el camino, que en una, dos, tres décadas más, los seres humanos van a aceptar, que se puede viajar hasta lugares muy lejanos. Pero, pues, esa es una falta de visión de los científicos…

—¿De visión? ¿También hay soberbia? —me acordé de la conferencia de la UNAM.

—Demasiada arrogancia. “Yo soy científico, me gradué, tengo un doctorado, soy dueño de la verdad”, cuando el científico debería ser el más humilde de todos. Me recuerda a los sacerdotes en el siglo XVII, cuando le decían a Galileo: “No tengo que ver tu telescopio para ver que las lunas giran alrededor de Júpiter, porque no existe”. Los científicos nunca han querido investigar el tema extraterrestre, “porque no existe”. El científico debe ser curiosidad, apertura, mente abierta. A cualquier reto, a cualquier posibilidad. Oye, si la gente está diciendo que hay seres, que hay cosas ahí, ¿por qué yo voy a decir que están locos? Porque yo soy el dueño de la verdad.

Recordé un sonado caso que recogí en mi libro Ovnis. Historia y pasiones de los avistamientos en México, surgido de “Jaime Maussan: un cronista de otro planeta”. El del piloto militar que en 2004 presuntamente fue seguido por 11 luces que grabó con su cámara de rayos infrarrojos. El entonces secretario de la Defensa Nacional, general Clemente Vega García, se lo dio a Maussan. El doctor Rafael Navarro, de la UNAM, que participó en el equipo del Mars Science Laboratory de la NASA, y otros de sus colegas, dijeron a la prensa que fueron centellas. Cuatro años después, cuando escribía mi libro, lo entrevisté en persona y se retractó: “No eran centellas, pero tampoco ovnis”. No me dio otra explicación.

Le pregunto a Maussan si piensa que el proceso de desclasificación de archivos de FANI ha impactado en la mirada del mundo científico mexicano. “Se han quedado callados, es lo único que ha pasado. Evidentemente que no eran centellas [retoma la anécdota de 2004]. Luego le fueron a pedir disculpas en privado al secretario de la Defensa. O sea, cuando tú das a conocer algo, inmediatamente tiene que venir la respuesta, verdadera o falsa, pero tiene que venir. Y se equivocaron miserablemente los científicos. Hoy lo van a tener que reconocer”, afirma.

Maussan admite que cuenta con científicos aliados en el mundo. En el caso de los cuerpos momificados de Nazca, tiene el apoyo del especialista forense estadounidense John McDowell, que en 2024 recibió la medalla RBH Gradwohl, considerado el máximo galardón de las ciencias forenses en Estados Unidos, y que ha ido a Perú a estudiarlos. Menciona también al médico forense peruano David Ruiz Vela, expresidente de la Sociedad Peruana de Medicina Legal, integrante de la Academia de Ciencias de Nueva York, a quien entrevistó esta mañana por videollamada. Pero de todas formas piensa que los prejuicios dominan el mundo científico y académico, y tienen consecuencias. Pone de ejemplo al Ministerio de Cultura del Perú, el cual, al negarse a estudiar los cuerpos disecados legítimos, no los ha declarado Patrimonio Cultural del Perú, por lo que se están deteriorando.

Enfatiza: “Nuevamente vamos a lo mismo: ‘Oye, hay estos cuerpos, hay que investigarlos’. ‘No necesito investigarlos, tú los hiciste, tú le cortaste los dedos, tú le pusiste el dedo meñique arriba del otro’. Verdaderas locuras. No es normal ni la cuenca de los ojos, ni el tamaño de los huesos, ni las huellas dactilares, ni el ADN. Y no lo quisieron reconocer. Y ahora se les viene el mundo encima. Pueden terminar en prisión, ¿sabías?”.

Da por hecho que ganará la demanda legal por 300 millones de dólares. “Quiero negociar con el Gobierno de Perú para que me dejen sacar los cuerpos a las mejores universidades de Estados Unidos —manotea varias veces en la mesa—, quiero preservarlos, encontrar otros que están por ahí y construir un centro de investigación. Tenemos entre 10 y 20 cuerpos que podemos exhibir. Yo creo que los beneficios deben ser para dos poblaciones, Nazca y Palpa [la otra ciudad en el departamento de Ica que bordea la zona de los descubrimientos]. A ellos les pertenece, son gente muy pobre. Yo tengo 72 años, no tengo ambiciones, al menos económicas —tamborilea los dedos sobre la mesa.

—¿Cuáles son sus ambiciones?

—Ayudar a cambiar la historia de la humanidad, lograr que nuestros hijos crezcan mejor que nosotros, pero sobre todo los nietos. En un mundo que se está secando, en un mundo con un cambio climático, en un mundo de extinción, en un mundo de contaminación de plásticos.

El periodista entra en otra disertación, ahora cósmica. Considera que, si en 1947 la humanidad hubiera sido informada del legendario caso de Roswell, Nuevo México, en el que un supuesto platillo volador cayó con todo y alienígenas, nos habríamos evitado la crisis civilizatoria y planetaria actual. Pero “desde aquel entonces, y hasta ahora, los dueños del mundo son los dueños de la energía, las grandes empresas petroleras, las grandes empresas carboníferas y la industria militar. Todos ellos se hicieron cómplices para que las cosas se quedaran como estaban, para que la humanidad no evolucionara, porque no era conveniente para sus intereses. Hoy todo eso se está resquebrajando ante nuestros ojos”.

—¿Y eso que observa qué le hace sentir?

—Pues que dije la verdad, que complicó mi papel como periodista, que no me dio miedo, que me arriesgué, que arriesgué a mi familia con un propósito. Que gracias a mí y a personas como yo, porque no soy el único, hemos logrado forzar a la autoridad a empezar a reconocer que todo es cierto. Si no, estaríamos todavía en la era de las cavernas. O sea, ¿entonces qué debe ser un periodista? Debe ser alguien que ve el futuro, que ve la verdad y la expone, en vez de decir: “Ay, no me conviene”, ¿no? Todos mis compañeros de 60 Minutos me dijeron: “No te metas, te va a afectar, vas a destruir tu carrera”. Y yo ni lo pensé, ni me dio miedo y dije: “No, pues los que están equivocados son ustedes. Esto es verdad y es la noticia más importante de la historia”.

—Cuando lo entrevisté en 2008, en cada programa de Tercer Milenio sentenciaba: “El tiempo nos dará la razón”. ¿El tiempo ya le dio la razón?

—Ahí está —alza con desenfado la mano posada en la mesa—. Se está cumpliendo.

Sebastián en acción, al frente de Tercer Milenio 360 Internacional.
La (relativamente) nueva oficina de Maussan es un set de Odisea 2001, limpio y espacioso, en comparación con su antigua oficina, cuyas paredes estaban cubiertas de colecciones de objetos, reconocimientos, recuerdos, etcétera. Con todo, conserva algunos modelos curiosos, como este “compañero de viaje” de papel maché.
Científico militar, colaborador, aliado, el capitán José Zalce se involucró en una de las investigaciones de Jaime Maussan más relevantes de los últimos años: las llamadas momias tridáctilas de Nazca. Su misión inicial fue verificar que no eran cuerpos humanos disecados. ¿Extraterrestres? Un asunto que ni el médico forense ni Maussan pueden afirmar.

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Cuando salgo del despacho de Maussan son las 11:00 horas. Inmediatamente entra su equipo para la reunión editorial. Todos son hombres. Afinan detalles para la grabación del programa sobre los estudios oficiales a las momias de Nazca. Me dicen que lo harán en el estudio del centro de operaciones por la tarde, por lo que tengo tiempo de sobra para reportear.

Maussan está en la cima de su ejercicio periodístico, luego de más de cinco décadas de trayectoria, y lo disfruta. “El anuncio más importante de mi vida”, intituló al video promocional del lanzamiento de su canal televisivo. Grupo Imagen tiene la concesión del Canal 3 y Maussan Televisión paga la señal del 3.3. Por ambas vías el periodista se entrega a su audiencia de forma omnipresente. Conduce varios programas con matices en la información sobre los fani, su proceso de desclasificación, alienígenas, y ciencia: Tercer Milenio Presenta, Extraterrestrial, No Humano, Interestelar e Investigaciones Especiales.

En su centro de operaciones hay actividad continua. La gente sube y baja escaleras, va de una oficina a otra, de un estudio de grabación al de producción. El director del canal es el guionista y productor argentino Jorge Luis Sucksdorf, realizador de dos series de la popular Alienígenas Ancestrales, edición latinoamericana, para History Channel. En Maussan Televisión conduce Mi entrevista paranormal, en la que charla con celebridades. Una parte del equipo está compuesta por gente experimentada, que ha acompañado a Maussan desde hace tres décadas, como el citado Clemente y Rubén Villatoro. De igual manera, se ha sumado a periodistas independientes con una conocida trayectoria en temas de misterio, como Lourdes Gómez y Yohanan Díaz.

La agenda intergaláctica, obvio, es la más buscada en la parrilla de Maussan Televisión. Centinelas, conducido por Clemente, es de los más vistos, y ha sabido modernizarse: antes los vigilantes se subían a las azoteas de sus casas con sus cámaras; hoy un anuncio en el canal invita a la audiencia a convertirse en centinela y sumarse a su red de monitoreo digital. “Ahora ya logré colocar cinco cámaras en diferentes zonas importantes de avistamientos: en la zona del volcán Popocatépetl; Tepoztlán, Morelos; Rosarito, Baja California; la Peña de Bernal, Querétaro, y el Nevado de Toluca”, me comparte su conductor.

Clemente también me confía que la oleada actual de avistamientos les hizo reforzar su filtro, porque con la inteligencia artificial y las técnicas sofisticadas de fotomontaje y edición les pueden hacer malas pasadas. Maussan, por ejemplo, en abril dio a conocer una fotografía de un presunto platillo volador tomada por un fotógrafo local de Chiapas. Emocionado, destacó la nitidez de la nave espacial suspendida sobre unas montañas boscosas en Chiapas, con un cielo muy azul de fondo. Y sí, parecía postal de Steven Spielberg. Luego reconsideraron y con apoyo de especialistas en Italia descubrieron que era un montaje. En otro programa el periodista exhibió el fraude y al fotógrafo.

La subdirectora del canal y responsable de los nuevos contenidos es Sasil Echeverría. Ella representa a la nueva generación en Maussan Televisión. Es una millennial entusiasta, amante del arte contemporáneo. Me dice que hizo estudios de Dirección de Cine y Fotografía en Nueva York, y en México estudió en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). “Estamos transmitiendo 24/7, tenemos una producción de casi 30 programas propios y ha sido titánico”, señala. Treinta programas sobre la vida fuera de este planeta sí que luciría titánico, pero el canal también aborda asuntos mundanos de salud, medio ambiente o de interés popular, como en el programa Zadrigman al Rescate, conducido por un superhéroe enmascarado del mismo nombre que rescata animales, y qrr, Quien Resulte Responsable, de demanda ciudadana, conducido por la abogada Lizzet Arriaga, por igual conductora de noticias del Canal del Congreso.

Pero lo que en verdad me intrigó es que tuvieran un programa de corte feminista llamado Cabronas, conducido por la periodista Jimena Duarte, en el que se han tocado temas sobre menstruación y pobreza, sexualidad, violencia de género y emancipación, entre otros. Tiene sentido: el vecindario galáctico será un mejor lugar cuando caiga el patriarcado terrícola. Echeverría me cuenta que Duarte se acercó al equipo para hacer su propuesta y “se la presentamos a Jaime e inmediatamente le emocionó”.

Un programa, en especial, tiene un perfil generacional transgresor: Tercer Milenio 360 Internacional, el noticiero nocturno producido y conducido por Sebastián Maussan. El hijo del periodista tiene 30 años y estudió Ciencias Ambientales en la Universidad de Colorado en Boulder. El noticiero pone foco en la crisis civilizatoria y planetaria, pero con una mirada millennial. “Abordamos temas sobre la injusticia climática, la injusticia social, la injusticia de género, que en otros lados no les dan importancia”, explica.

Las noticias del impacto del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad son cotidianas, pero también la destrucción a causa de las guerras. En cada emisión da la actualidad del arrasamiento que Israel hace del pueblo palestino o la destrucción de Ucrania por la invasión rusa. De igual manera, reporta conflictos armados, algunos insurreccionales, poco conocidos, que ocurren en Medio Oriente, Asia o África, desde los que también visibiliza casos de opresión y violencia de género, aunque también reporta la otra cara: “Queremos evidenciar lo que está sufriendo la gente por culpa de unos pocos, pero también presentar a quiénes están haciendo la diferencia en la humanidad”.

Sebastián es uno de los tres hijos del periodista; su hermana menor, Montserrat, es reportera del noticiero. Tienen una media hermana, Dayana, que es la hija mayor de Maussan, nacida de una relación previa. Ella también laboraba en su canal, pero ya no lo hace. En febrero de 2025 se hizo público que demandó a su padre por despido injustificado y violencia verbal. Le pregunté por ella. “De eso no quiero hablar”, me dijo.

Sebastián, como dije antes, ocupa la antigua oficina de su padre, lo cual toma como un reconocimiento a los siete años que ha trabajado con él: “No es fácil, es un jefe exigente, es un jefe muy perfeccionista”. Es alto y de complexión atlética. Su trato es cordial, no en vano su segundo nombre es Amigo. Sebastián Amigo. Comenta que creció en la legendaria casa ecológica de su padre, ubicada en el Parque Nacional Desierto de los Leones, en la Ciudad de México. “Mis amigos eran los conejos, los venados, las ardillas y los árboles”, dice. Pero ser hijo del conocido ufólogo le dejó una huella honda: “[Mi infancia] fue una época oscura; si hablaba del tema la gente me vetaba de loco, en lugar de interesarse y conocer más”.

—¿Lo sufriste? —puedo imaginarme lo que vivió.

—Sí, sí lo sufrí, mucho. Bullying, burlas, de todo. Yo creo que la gente que lo negaba o se burlaba hoy prefiere quedarse callada. Ahora yo escucho que las personas dicen, mínimo, si no creen al 100%, que sería una tristeza que fuéramos los únicos seres inteligentes en el universo, conociendo que hay tantos mundos allá afuera. Yo sé que muchas veces los visionarios en nuestra historia también han sufrido, ¿no? Mi papá es un visionario muy importante de nuestros tiempos. Ha habido otros en el pasado, como Cristóbal Colón, que no le creían su proyecto de llegar a las Indias rodeando la Tierra, y terminó en América, o Galileo Galilei, que decía que no éramos el centro del universo. Pero afortunadamente sus ideas trascendieron. Hoy son reconocidos como los grandes visionarios de la historia, y yo creo que mi papá, algún día, muy pronto, va a ser reconocido así.

El periodista y un habitante permanente de la casa en el Desierto de los Leones. El lugar se abrió a visitas limitadas en una convocatoria de la plataforma Airbnb y se convirtió en parte de la peregrinación de los aficionados a la ufología.

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A las 16:30 horas, Maussan está en el estudio principal para grabar su edición de Investigaciones Especiales, sobre las momias de Nazca. Viste sobrio, camisa blanca, pantalón negro, saco beige. Esta vez dejó de lado los sacos de tonos coloridos que, de un tiempo acá, le gusta usar: carmín, azul rey, rosa mexicano. El doctor Zalce está presente porque analizará en pantalla las radiografías enviadas desde Perú. Yo estoy sentada en un silloncito al lado de una de las cámaras que hay en el estudio. Su producción proyecta una nave alienígena negra, enorme, suspendida, algo perturbadora, como fondo del escenario. La nave no saldrá en pantalla, solo la estructura metálica sobre la que supuestamente descendería. Me recuerda a la película Alien, el octavo pasajero, de Ridley Scott, estrenada en 1979.

Maussan está de buen humor. Parte del día lo dedicó a preparar esta edición victoriosa. A una señal, comienza a hablar ante la cámara, sin notas en la mano, sin teleprompter, sin “chícharo” en el oído. Como decimos acá, “a la viva México”. Presenta el programa, anuncia que la noche previa el Ministerio de Cultura entregó los análisis realizados a dos momias de Nazca al abogado peruano Flores Paredes. Confirman, dice, la autenticidad de los cuerpos disecados y derrumban las acusaciones de que eran muñecos armados. Guarda silencio. Presenta a uno de sus especialistas. Esperaba ver el fragmento de la entrevista proyectado en lugar de la nave espacial, pero eso no sucede. Alguien de la producción le dice que no “trajeron” el fragmento. Maussan se molesta. La charla va escalando de tono. Le dicen que “lo traen ahorita”, que sigan avanzando en la grabación. Va enfureciendo.

—¡Yo estoy acostumbrado a trabajar con profesionales, y aquí todos los días, todos los días hay un problema! ¿Yo lo dije o no lo dije? —reclama. Le están cebando su momento triunfal.

—Sí lo dijiste —responde el responsable con voz apagada.

—Entonces, ¡¿qué chingados?! —estalla—. ¡No, pues entonces qué chingados, hijo! ¡Nada más díganme si estoy loco! ¡Yo tengo que escucharlo y seguirlo! Y ahorita digo: “Vamos a empezar con esto” y me dicen: “No lo traje” —voltea a ver a Zalce— ¡Lo tiene que editar! ¡No lo hizo, hermano! —mira de nuevo al reclamado— ¡¿Lo pedí o no lo pedí?! ¡Y pedí la parte que iba! ¡Y me dicen: “No lo traje”! —regresa a Zalce—. ¿Qué se hace ahí, Zalce? Yo estoy a punto de entrar a una situación de… —guarda silencio.

—Colapso —puntualiza Zalce, con sorprendente tranquilidad—. No te preocupes, tienes dos opciones. La primera, como siempre, recurrir a mí. La segunda, respira profundo, tranquilízate.

Maussan se recompone de inmediato. Comienza a bromear sobre la nave alienígena. El periodista y su equipo acuerdan reiniciar la grabación del programa. Narra ante la cámara: “El Ministerio de Cultura del Perú, finalmente, sí, finalmente, después de casi nueve años, entregó las primeras evidencias que ellos pudieron obtener de uno de los cuerpos tridáctilos de Nazca. ¿Por qué es tan importante? Porque con estas evidencias se demuestra que mintieron. Se demuestra que nunca investigaron el caso. Se demuestra que difamaron, además de acusar ante la justicia a los catedráticos de la Universidad de Ica sin pruebas, y los querían llevar a la cárcel”, refiere sobre los catedráticos aliados del caso.

Ahora presenta fragmentos de las entrevistas que anteriormente realizó. Abre con el doctor Enrique Candia, responsable de tomar las radiografías en el Hospital Augusto Hernández Mendoza, de Ica. El doctor sale en pantalla y explica escuetamente: “Podemos referir que están perfectamente articuladas todas las estructuras, que veamos signos de que hayan sido fracturados los huesos, amputaciones traumáticas, no hay signos”.

Tras presentar los fragmentos de sus entrevistados, Maussan le pide al doctor Zalce que presente su conocimiento forense. La producción proyecta, en gran formato, acercamientos de las radiografías. El periodista le pide que explique las vistas de acercamiento a las estructuras óseas de la momia María. Un pie con tres huesos largos queda en pantalla. “Ella tiene cinco falanges, pero en tres dedos —dice Zalce—. No hay huella de amputación mecánica o natural. No hay amputaciones. No hay huellas de armado”.

—Con esto está perdido el Ministerio de Cultura —concluye Maussan.

—Definitivamente —apunta Zalce—. Primero, porque ellos hicieron las radiografías. Segundo, porque ellos llevaron los cuerpos al hospital que quisieron, para que el especialista técnico las hiciera sin la participación de nosotros. Y, tercero, se corrobora que lo que hemos dicho desde el principio es verídico.

—¡¿Qué le parece?! —Maussan voltea a la cámara para dirigirse a su audiencia—. ¡Se está cambiando la historia ante nuestros ojos! ¡Lo que usted acaba de ver es único! ¡Nunca antes había sucedido! Muchas gracias por acompañarnos, yo lo espero en la siguiente emisión de esta investigación especial —no remató con su clásico actualizado: “El tiempo nos dio la razón”.

“¡Corte!”, se escucha cuando son las 17:30. Maussan luce agotado. Inesperadamente, voltea a verme y me pregunta: “¿Qué le pareció?”. Yo pensé que había olvidado mi presencia. Solo atino a decir: “Interesante”, mientras sigo procesando la asombrosa información en mi interior. El periodista voltea a ver al médico militar: “¡Vámonos a comer, Zalce!”, le dice. Nos despedimos y salimos del estudio. Quién sabe si la media torta que le pidió a Adelita lo sigue esperando.

Lo que Maussan no sabía en ese momento es que semanas después el periodista peruano Jois Mantilla, el que más ha cubierto el caso en Perú, informará en Maussan Televisión que el Ministerio de Cultura planea hacer una conferencia de prensa para descalificar las propias tomografías y radiografías que les hizo a las dos momias de Nazca. Que afirmará que los especímenes son humanos, pero fueron modificados, y así los declarará Patrimonio Cultural del Perú, buscando evadir la demanda penal del periodista. Y no solo eso: también cancelaría prácticamente su plan de sacarlas y enviarlas a centros de investigación en Estados Unidos.

El programa fue difundido el 11 de abril. En la transmisión por YouTube, sus fans de Latinoamérica le agradecieron a Maussan por las revelaciones y le manifestaron su admiración desde Puerto Rico, Colombia, Cuba, Perú, México. Un mensaje perceptivo capturó el significado que hoy tiene el ufólogo para su audiencia creciente. La usuaria @patriciadevanagari560 le escribió: “Como siempre, el devenir del tiempo y de los acontecimientos te dan la razón [...] Entonces se cumple: ‘Ladran, Sancho, ¡señal que cabalgamos!’. Querido Jaime, heraldo de la Verdad y lo Justo. ¡Salud! Con mucho amor te vemos desde Argentina”. Emoji de corazoncito y carita sonriente.

Maussan en el mirador de su legendaria casa ecológica en el Desierto de los Leones, Ciudad de México.

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El día en que la Tierra se acercó a Maussan

El día en que la Tierra se acercó a Maussan

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Una vindicación interplanetaria

¿Y si Jaime Maussan, el ufólogo más fiel a su verdad en esta parte del mundo, siempre ha tenido razón? Es una pregunta, por ahora, difícil de contestar, pero hasta hace poco tiempo —meses— simplemente formularla se antojaba, en escenarios mainstream, como una sandez. Tras cinco décadas de trayectoria a la contra, de oficio periodístico antisistema, Maussan está en plena forma y en ánimo triunfalista, gracias a un canal de televisión para él solo, unas momias con tres dedos en Nazca, Perú, y una pequeña ayuda de sus amigos.

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La mañana del 10 de abril de 2025 el periodista Jaime Maussan está exultante. El ufólogo más célebre y controversial de habla hispana tiene ante sí una jornada de reivindicación periodística. Por fin todos esos años —décadas— de necia defensa ante el descrédito y las burlas rendirán frutos. No sucederá en cualquier sitio. Son las 9:00 horas cuando lo veo salir de su flamante despacho, en la segunda planta del centro de operaciones de Maussan Televisión, el canal televisivo que estrenó 10 días atrás, en la exclusiva zona de Santa Fe, en la Ciudad de México. Viste casual, camisa color vino, chaleco y pantalón oscuros. Entra a la oficina que tiene enfrente, la de su asistente Adela Ángeles, Adelita, le llama, donde yo lo estoy esperando para entrevistarlo.

Esto, en realidad, es un reencuentro. Entrevisté a Maussan en 2008 para Gatopardo (“Jaime Maussan: un cronista de otro planeta”). Entonces escribí que todas las pasiones de la discusión sobre el mundo extraterrestre en México se hacían nudo en su persona. Hoy, 17 años después, su popularidad —y la pasión que lo consume— escaló de nivel. Posee su propio canal de televisión, realizó dos audiencias públicas en torno al fenómeno ovni (acrónimo de “objeto volador no identificado”) en la Cámara de Diputados mexicana, protagonizó la serie Los expedientes secretos con Jaime Maussan de History Channel Latinoamérica, periodistas de renombre le manifiestan su aprecio en su cuenta de X, salió en promocionales de la célebre serie Stranger Things de Netflix, a través de Airbnb regaló una estancia a sus fans en su casa-búnker ecológica y le pusieron su nombre a una calle de La Rumorosa, localidad en Tecate, Baja California, autodenominada “La capital del mundo del fenómeno ovni”.

“Parezco fedayín”, me dijo cuando lo entrevisté la primera vez, aludiendo a sus raíces sirio-libanesas, al mostrarme una foto de su juventud en la que lucía flaco, cejudo, con melena y barba tupidas, muy negras. Hoy tiene 72 años. Su cuerpo es robusto y la cabellera emblanqueció intensamente, mas su impetuosidad permanece inalterada. Camina hacia mí resuelto. Me levanto del sillón para saludarlo, pero antes de decir una palabra, se excusa por el retraso y me pide que lo espere más tiempo.

Su petición está justificada. “¡Es por el caso de las momias tridáctilas de Nazca!”, me dice rotundo y con los ojos bien despiertos, sin la apariencia adormecida que luego los acompaña. Se refiere al caso de los cuerpos disecados descubiertos en 2015 por exploradores de tumbas precolombinas en Nazca, Perú, el legendario lugar de los geoglifos monumentales y misteriosos. Según sus investigaciones, unos especímenes miden alrededor de 60 centímetros, en tanto el tamaño de los otros varía de un metro a 1.80. Su cráneo es alargado y presentan tres dedos larguísimos con cuatro o cinco falanges en manos y pies —de ahí su nombre—. ¡Qué impacto! Yo ya había leído que el Ministerio de Cultura del Perú dijo que eran muñecos armados con huesos de animales y pegamento, decomisados en un aeropuerto, y que a Maussan lo tachó de charlatán.

Maussan me cuenta emocionado que, justo anoche, el Ministerio atendió una orden judicial y entregó al investigador y abogado peruano Jorge Luis Flores Paredes las tomografías y radiografías que realizó, en septiembre de 2024, a dos de los especímenes. Los cuerpos momificados están resguardados en la Universidad Nacional San Luis Gonzaga, de Ica. El periodista, en el acelere, me aclara que el Ministerio les hizo los estudios para exhibir que se trataba de un fraude. Pero cuando obtuvo los resultados, extrañamente, no los dio a conocer. Medio año después, el abogado Flores Paredes los obtuvo a través del mecanismo de transparencia de su país, y los compartió con el ufólogo. Son la evidencia institucional de que mintieron, de que no son muñecos, sino seres vivos momificados, sin alteraciones, enfatiza. Más tarde me enteraría de que Maussan denunció al Ministerio, por difamación, por la cantidad de 300 millones de dólares. De ganar, los destinará a la construcción de un museo y centro de investigación en Nazca, que los albergaría.

Así que no, no es un día laboral cualquiera. “Tengo que hacer tres entrevistas sobre el caso con especialistas de Perú para mi programa de hoy”, sigue excusándose. Se refiere a una emisión de Investigaciones Especiales, a transmitirse en su nuevo canal a través de la frecuencia 3.3 de la televisión abierta mexicana y en YouTube. Su programación incluye material ufológico, astronómico, de fenómenos paranormales, medioambiental y de defensa animal, entre otros. Por supuesto, decido esperar. Lo que haga falta. Quiero atestiguar el detrás de cámaras de la que se anticipa como una edición memorable.

Es un instante importante no solo para Maussan. El análisis de los cuerpos disecados lo realizó con el apoyo de un científico militar, el capitán José Zalce, médico cirujano naval con maestría en Medicina Forense. Es el colaborador más cercano e influyente en su equipo. Zalce me explicará después, en entrevista, que les han realizado análisis de rayos X y ADN, tomografías, reconstrucciones tridimensionales, fluoroscopias, odontología forense y carbono 14. Todo eso le sirve para sostener que se trata de especímenes no humanos con una antigüedad mayor a 1 000 años.

El caso de las momias tridáctilas de Nazca es, quizá, el más polémico que ha cubierto Maussan y el que le ha dado mayor proyección internacional. El ufólogo lleva más de tres décadas investigando y difundiendo información sobre presuntas visitas interplanetarias y fenómenos anómalos diversos, lo que ha provocado escarnio, pero también admiración prolongada. Cuando lo entrevisté en 2008 ya era un afamado periodista de naturaleza polarizante, pues su sola evocación agitaba cualquier convivio o sesuda conversación. Ni hablar del círculo científico y catedrático. En esa ocasión me externó furioso su hartazgo de que lo acusaran de embaucador. En especial le indignó que un grupo aficionado a la astronomía en San Luis Potosí hiciera una piñata de su persona para darle palos, “¡Fíjate nada más! ¡La anticiencia! ¡El anticristo!”, estalló.

Sin embargo, su vida, a la par del mundo ufológico, ha cambiado mucho desde 2008. En esa época constaté que hubo una gradual apertura de información sobre el fenómeno ovni en medios de comunicación estadounidenses como History Channel, mientras que en una entrevista del 13 de mayo de 2008 con L’Osservatore Romano, José Gabriel Funes, en ese entonces astrónomo en jefe del Vaticano, opinó que no había contradicción entre creer en Dios y estar convencido de que los extraterrestres existen. Con todo, Maussan considera que tuvimos que llegar a 2022 para que se verificara un hecho de “proporciones históricas”. El Congreso de Estados Unidos realizó audiencias públicas en las que funcionarios del Pentágono, la máxima instancia militar del país, se pronunciaron sobre el asunto. En el verano de 2023 hubo una más, con testimonios por parte de miembros de las fuerzas armadas de avistamientos de ovnis. Otras han tenido lugar en 2024 y 2025. El clima de opinión parecía que comenzaba a cambiar.

Tales audiencias resonaron en México, y fueron vistas como un reconocimiento a la estigmatizada labor informativa de Maussan. La periodista Laura Sánchez Ley escribió en su cuenta de X: “Yo no sé si existen los ovnis, pero siento bien bonito que la vida le esté haciendo justicia a @jaimemaussan1”. En 2023 el periodista alcanzó un hito, asombrosamente con el respaldo de un diputado de Morena, el partido oficialista, Sergio Gutiérrez Luna —recién ascendido a la presidencia de la Cámara de Diputados—, al concretar dos actos públicos de carácter similar a los de Estados Unidos, con el nombre de Audiencia Pública para la Regulación de los Fenómenos Aéreos Anómalos No Identificados. El primero fue en septiembre, el segundo, en noviembre.

Durante la primera audiencia, en plena sala de sesiones de la Cámara, inesperadamente Maussan presentó dos de los cuerpos momificados de Nazca, para asombro general. Al principio los medios abordaron el tema con tacto, mientras que sus seguidores le manifestaron júbilo en las redes sociales. Esta vez le hicieron otra piñata, pero de festejo. La famosa Piñatería Ramírez de Reynosa, Tamaulipas, lo personificó trajeado y sonriente, cargando su momia. Sus fans hicieron pasteles, garnachas o tamales con forma del espécimen, “tamaliens”, les llamaron. Pero cuando funcionarios del sector cultural peruanos declararon a la prensa que era un farsante, que había manufacturado unos muñecos, la compuerta del ridículo se abrió. Enfurecido, se defendió, sin lograr desactivar la afrenta.

Hoy dice poseer las primeras pruebas oficiales que lo validan. En 2008, la época de mi primera entrevista, siempre terminaba su programa Tercer Milenio con la sentencia: “El tiempo nos dará la razón”. ¿Se la ha dado?

Maussan está en la cima de su ejercicio periodístico, tras cinco décadas de actividad. Lo disfruta (y lo estresa). Por medio de su propio canal de televisión, conduce varios programas con matices en la información sobre los fenómenos anómalos no identificados (FANI, antes llamados ovnis), el proceso de desclasificación de los archivos de Gobierno relacionados con ellos, alienígenas y ciencia: Tercer Milenio Presenta, Extraterrestrial, No Humano, Interestelar e Investigaciones Especiales.
La mesa de trabajo para el director de un equipo de alto rendimiento: la colección personal de Maussan de peonzas de movimiento perpetuo, botanas bien dispuestas, también perpetuas…

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Son las 9:30 horas y sigo a la espera de charlar con Maussan. El centro de operaciones de su televisora está en el tercer piso del subsuelo de Garden Santa Fe. En ese nivel de la plaza comercial, repartidos en distintos locales, funcionan el área administrativa, la redacción y los estudios de producción. También en el mismo piso se encuentran las oficinas centrales de BioMaussan, la empresa que produce su famoso suplemento alimenticio a base de algas marinas.

Mientras Maussan hace sus entrevistas, platico con Adelita. Recordamos que la conocí en 2008. Su porte es distinguido y su carácter, enérgico. Tiene 72 años, la misma edad que su jefe. Me cuenta que ha trabajado con él casi la mitad de su vida, 33 años. Adelita es su enlace con el mundo exterior y quien trata sus asuntos personales. Al lado de su escritorio cuelga una camisa salida de la tintorería; comenta que también se encarga de su desayuno. Me dice que, aparte de mí, él tiene dos entrevistas más. A su jefe lo describe como un hombre infatigable al que le enfada el incumplimiento de sus indicaciones y las fallas en los tiempos de entrega. “Ya me regaña con mucha confianza, ya no tiene miramientos”, ironiza.

La oficina de Adelita también es punto de encuentro. Carlos Clemente, el principal guardián del archivo ufológico de Maussan, entra a saludarla. Lo entrevisté en 2008, y me recuerda. Un rato después, un hombre acicalado la saluda afable. Luce camisa blanca y pantalón negro. Ella voltea a verme: “También tienes que entrevistar al doctor Zalce, está al frente de BioMaussan”. Le pregunto al médico si me permite entrevistarlo, pero me esquiva y se va. Pude hacerlo por teléfono. Debe ser el integrante más enigmático y reservado del equipo de Maussan. No solo está, en efecto, al frente de BioMaussan; también encabeza la investigación de los especímenes disecados de Nazca. Ambos conforman una mancuerna de contraste y contrapeso. Si Maussan se enciende por algún conflicto, el militar lo apacigua con sobriedad.

La dinámica entre el periodista y el médico es evidente en una diversidad de videos de YouTube que datan de 2017 en adelante: es el registro de sus incursiones a tierras peruanas, reuniones con científicos del mundo, documentales, conferencias, entrevistas de prensa. También está su participación en la audiencia pública realizada en el Congreso de la República del Perú, en septiembre de 2023. Zalce expuso los resultados de los estudios que realizó a los cuerpos momificados ante congresistas y funcionarios del Ministerio de Cultura, quienes tras la exposición continuaron sosteniendo su tesis de los muñecos armados con pedazos de huesos. A Maussan solo le permitieron hablar tres minutos, pero les reclamó de frente: “¡Los señores no saben lo que están diciendo! ¡Los señores se equivocaron!”. La cámara registró al arqueólogo Flavio Estrada en la sala, su principal detractor, esbozando sonrisas burlonas al escucharlo.

Zalce sabe que se internó en un territorio hostil y peligroso. Cuando acompaña a Maussan a algún evento para hablar de los especímenes, siempre le pide que comparta su trayectoria. El cirujano de 48 años es cuidadoso en sus declaraciones. Me dice que tiene 28 de servicio en la Secretaría de Marina. En internet encuentro que obtuvo el primer lugar de su generación en la maestría en Medicina Forense de la Escuela Militar de Graduados de Sanidad de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. También dice que tiene estudios oficiales en Odontología y adn Forense, Antropología Forense y Medicina Aeroespacial. Y, más aún, menciona que fue director de los servicios de medicina legal y forense de la Secretaría de Marina. ¿Qué hace tamaño científico militar acompañando al ufólogo?

El capitán me cuenta que conoció a Maussan en 2015. Este se acercó al Instituto Nacional de Ciencias Forenses, S.C. (Inacifo) porque buscaba a un especialista escéptico que revisara unas fotografías de supuestos alienígenas. Él lo era. Tiempo después lo buscó de nuevo con motivo del caso peruano, lo que transformó su mirada científica, al punto de abrazar las tesis del periodista. “Siempre fui escéptico, hasta más o menos 2018, 2019, cuando empezamos a analizar los cuerpos tridáctilos de Nazca —explica—. Los resultados han sido excepcionales, sorprendentes para mí”.

El médico asegura que identifica dos “especies” distintas: la que mide alrededor de 60 centímetros y la que va de un metro a 1.80. Expresa que ha estudiado siete de los cuerpos pequeños, más una docena de cráneos sueltos y seis de los grandes, más un feto que se encuentra dentro de la momia llamada Montserrat. Las momias tridáctilas de Nazca detonan una variedad de emociones en Perú. Mientras el bando institucional y científico las desprecia, el “sector aliado” les tomó cariño y les puso nombres: Paloma, María, Albert, Sebastián, Montserrat y Rafael, como nombraron a su feto.

Zalce enfatiza que él y Maussan no afirman que se trate de especímenes extraterrestres. Pero lo que dicen es quizá igual de espectacular: “Nos hemos limitado a decir que, uno, son correspondientes a nuevas especies que no están descritas en el árbol taxonómico de la evolución de las especies en este planeta, o dos, que son dos especies que llevan una evolución paralela a la evolución conocida y que no ha sido descrita”.

Ejemplifica con el caso de la momia María. Sorprendentemente, dice, encontraron que 70% de su adn es identificable y el resto no lo es, a diferencia del adn humano, que tiene una cercanía de 98% o 99% en relación con el de los simios. “Dentro del 70% de ADN que sí se pudo identificar, se encontraron muchas anomalías: tiene adn del simio bonobo y del chimpancé, que corresponden a África, y tiene una correlación con el primer homínido del sur de Asia, de Filipinas”. Zalce señala que estos resultados fueron idénticos en tres laboratorios de tres países distintos: Abraxas Biosystems, de México; Cen4Gen, de Canadá, y el Instituto Estatal de Tecnología de San Petersburgo en Rusia. “Los tres coinciden en su totalidad”, asegura.

A nivel molecular encontraron otras anomalías en la conformación del adn, apunta, como la repetición de ciertas secuencias de nucleótidos. “Estas repeticiones constantes y métricas las conocemos en la actualidad como firmas genéticas y se utilizan, por ejemplo, para la clasificación del maíz transgénico”. Por esa razón dice que estudian la posibilidad de que los cuerpos momificados sean resultado de una tecnología de hibridación en la antigüedad. El responsable, por cierto, de estudiar dicha secuenciación genética es el biólogo Ricardo Rangel, egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Zalce explica: “Es increíble que un adn de hace más de 1 000, 1 200, 1 500 años de antigüedad tenga esta codificación repetida de manera simétrica”.

—¿El hecho de investigar los cuerpos disecados de Nazca puso en duda su prestigio profesional? —su tesis, quién lo duda, es alucinante.

—Definitivamente, sí —ni titubea.

—¿Qué dicen sus compañeros de la Marina? —me intrigan las reacciones al interior de la secretaría.

—Bueno, lamentablemente me veo sujeto a la idiosincrasia de cualquier ser humano. Es decir, por un lado, de manera oficial rechazan mi participación y he sufrido las penalizaciones correspondientes acordes a las leyes y reglamentos de la Armada de México. Pero por el otro lado, y de manera extraoficial, pues todo el mundo tiene interés y curiosidad por el tema.

—¿Qué penalizaciones?

—Eh, no quisiera profundizar, pero le puedo decir que son las que corresponden acorde a las leyes y reglamentos que nos rigen.

—¿Maussan es su amigo?

—Tengo el privilegio de considerarme su amigo, y creo que él así me considera. Eso sí es un privilegio y es un honor, pero también es una gran responsabilidad, porque tengo que estar a la altura de ese hombre y no puedo defraudarlo.

—¿Hasta dónde irán con el caso de las momias de Nazca?

—Hasta las últimas consecuencias para demostrar que son reales, son verídicas, son originales. Son un paradigma que puede cambiar la historia como la conocemos.

A unos pasos de su nuevo centro de operaciones se encuentra la antigua oficina, con una vibra y estética diferentes.
Máxima tensión en el momento estelar: el programa en el que Maussan derrumbaría la versión de que las momias de Nazca son muñecos, un fraude armado de pedacería.

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A las 10:00 horas, Maussan sale de nuevo del despacho y me invita a entrar. Es un espacio que estrenó 10 días antes, el 30 de marzo, el mismo día del lanzamiento de su canal de televisión. Pero su antigua oficina sigue allí, del otro lado de la plaza comercial —ahora la ocupa su hijo Sebastián Maussan, al frente del noticiero Tercer Milenio 360 Internacional—, con un muro del que pende su colección de máscaras artesanales y otro, en el pasillo, cubierto de reconocimientos. El despacho nuevo, en cambio, es amplio y minimalista. Alberga un escritorio, una sala blanca y una gran mesa de juntas en la que me pide esperar un momento más. Me siento en una de las sillas ejecutivas y saco mi libreta, la pluma, la grabadora. Miro los dos globos terráqueos colocado cada uno a la misma distancia de su respectivo borde de la mesa. Giran sobre su eje lentamente, sobre una base electrónica. Maussan teclea absorto en su computadora y grita de improviso.

—¡Adelita! ¡¿Qué le pasó a la mitad de la torta?! ¡¿Me la calienta?! —con su vozarrón instruye, de oficina a oficina, sin separarse del teclado.

—¡Sííí! —Adelita se escucha a lo lejos.

—¡Siempre me pasa lo mismo! ¡Siempre me pasa lo mismo! ¡Siempre me pasa lo mismo! —exclama el periodista para sí mientras ingiere algunas semillas que tiene en trastecitos sobre su escritorio, y con las que ha entretenido el hambre.

Yo, calladita, atisbo su flamante despacho. En vez de muros limítrofes tiene paneles de vidrio inteligentes. Clemente me explicó que pueden volverse opacos o traslúcidos apretando un botón. Desde una segunda planta, y a través de uno de estos paneles, Maussan puede ver a voluntad la actividad de su principal estudio de televisión, ubicado en la primera. Frente a su computadora sí tiene una pared de concreto de la que cuelgan recuerdos que le son entrañables. Sobresale el retrato de un jaguar, otro más pequeño de un perro, mariposas enmarcadas, un dibujo a lápiz de su rostro en versión treintañera. Debajo hay una única foto suya, la del “fedayín” justamente, que data de 1982, cuando fue a Washington d. c. Una investigación que hizo entonces sobre el alarmante crecimiento poblacional, para el programa 60 Minutos que transmitía Televisa, donde se forjó como periodista, fue reconocida por el National Population Council. Sale en compañía de Juan Ruiz Healy, que fue el conductor del programa, con el Capitolio detrás.

En un estante, al lado de una gran pantalla de televisión, descubrí su infaltable desfile de figuras de personajes cósmicos, entre los que predominan los alienígenas grises con sus ojos de semilla. Estos cohabitan con otros elementos galácticos colocados en dos muebles más: platillos voladores a escala, representaciones en madera de los círculos en los campos de trigo y… ¡¿qué hace un ganso blanco y grande de cerámica encima de una columna?! ¡No lo sé!

Clemente me dijo que, si bien se siguen observando avistamientos de los tradicionales platillos voladores, en el mundo hay fenómenos cada vez más extraños que los que había cuando los entrevisté en 2008. Él no es solo el principal guardián de los archivos ufológicos de Maussan, es también uno de “los vigilantes pioneros”, el grupo que el periodista creó tras el eclipse de sol de 1991. Subidos a las azoteas de sus casas, cámara en mano, registraron artefactos no convencionales en el cielo. Hoy se llaman “centinelas”.

Cuando a Clemente lo entrevisté la primera ocasión, me dijo que en promedio recibía alrededor de 100 mensajes al día con material enviado por la audiencia de Tercer Milenio, el programa ufológico de televisión que Maussan creó en 1997. Solo 10% era seleccionado para difundirse al aire. Me cuenta que hoy la cantidad de supuestos avistamientos es abrumadora. Se multiplicaron los correos electrónicos y los mensajes que recibe por medio de su propio canal de sky-watchers en YouTube. “Cuando reviso son 100, 150, 200, 500 correos al día, y si no lo reviso en tres, cuatro, cinco días, ya me marca 1 000 correos sin revisar”.

Desde hace más de tres décadas, este pionero de la vigilancia celestial observa oleadas de artefactos voladores desconocidos en el mundo. En la última década ha registrado, al menos, cuatro. Una a fines de 2018 y en 2019, en el primer mandato de Donald Trump, durante el proceso de creación de su fuerza espacial militar —el conjunto de estrategias defensivas y ofensivas para garantizar la seguridad de las misiones espaciales y el funcionamiento de los satélites de Estados Unidos—. A otra la sitúa durante la pandemia, cuando no hubo tráfico aéreo, la gente estuvo encerrada y se dio tiempo de mirar el cielo. La más reciente la detectó a partir de la audiencia pública sobre el fenómeno realizada en el Congreso de Estados Unidos, en noviembre de 2024.

A Clemente le intriga la oleada actual de lo que llama “señales de luces”. Pueden formar patrones geométricos y volar por debajo, encima o dentro de las nubosidades: “Juegan en el cielo, algunas de forma muy compleja, moviéndose a kilómetros de distancia, de un lado a otro”. También las han grabado al sur de la Ciudad de México. Descarta que sean drones, pues su luminosidad es de mayor tamaño y no emiten ruido. Explica que tampoco son las luces proyectadas en el cielo por reflectores robóticos instalados en centros comerciales, pues no hay columnas de luz. Por igual, constata que hay múltiples registros de los llamados “enjambres de esferas”, particularmente sobre instalaciones nucleares o militares estadounidenses, desestimados por su Gobierno, que asegura que son drones.

Maussan dice en sus programas que el aumento de estos avistamientos ha forzado al Gobierno de Estados Unidos a acelerar la desclasificación de los archivos sobre el fenómeno. Considera que, si bien Trump ha manifestado que es escéptico, ha impulsado su apertura y divulgación, así como la de otros temas silenciados históricamente —como el asesinato de John F. Kennedy y el de Martin Luther King—. Se trata, sin más, de una demostración de poder.

Esta agenda de desclasificaciones será un gesto en clave de política interna estadounidense, pero al ufólogo, obvio, le interesa y le da cobertura cotidiana. Así me enteré de que Trump le asignó tremendo paquete a la congresista republicana Anna Paulina Luna, mexicana-estadounidense, por cierto. En su cuenta de X, la representante afirmó que hará “la mayor investigación bipartidista e intergubernamental en la historia de Estados Unidos”. Que se encargará de que el Pentágono y agencias de seguridad como la Agencia Central de Inteligencia (cia, por sus siglas en inglés) y el Buró Federal de Investigaciones (fbi, por sus siglas en inglés), entreguen su información clasificada. Veremos. El cronograma de trabajo de Luna contempló este año una sesión informativa realizada el 29 de abril pasado, dos reuniones con especialistas al día siguiente, el 30 de abril, y una audiencia plenaria en el Congreso, inicialmente programada en la semana del 12 de mayo. Al cierre de esta edición aún no había noticias de ella.

Antes de Trump, el gobierno de Joe Biden dejó su marca en dicha agenda de desclasificación. Reemplazó el uso del célebre término “ovni” (UFO, por sus siglas en inglés) y acuñó el de “fenómenos anómalos no identificados”, FANI (UAP, por sus siglas en inglés). (¿En vez de ufólogo hoy habremos de decir “faniólogo”? Pregunta seria). Durante su mandato inició un proceso de desclasificación en el Pentágono y la CIA que los expertos consideraron una simulación, porque los documentos fueron poco relevantes. Además, creó una oficina para su estudio en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y realizó las primeras audiencias públicas en el Congreso estadounidense.

En México, mientras tanto, Maussan siguió siendo el nudo en que convergen las pasiones sobre la discusión del fenómeno. Una semana después de su presentación de los dos especímenes en el Congreso, el 12 de septiembre de 2023, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) organizaron la conferencia “¿Extraterrestres o esqueletos de llamas? Ante crédulos y charlatanes, la ciencia responde”. Se avizoraba el desquite. El mismo día, el diputado Gutiérrez Luna, en un documento oficial de la Cámara de Diputados destinado a Enrique Graue Wiechers, rector de la unam, subido a su cuenta de X, le extendió la “respetuosa” solicitud del periodista para invitar a la casa de estudios a analizar los cuerpos momificados. El rector no respondió. La conferencia fue transmitida por internet.

Alejandro Frank, del Instituto de Ciencias Nucleares, uno de los convocantes, no hizo mención de los análisis realizados por el doctor Zalce y el biólogo Rangel. Su fuente fue la investigación peruana del citado arqueólogo Estrada: “Anatomía de un fraude: el caso de las presuntas momias reptiles humanoides de Nazca”. Frank expresó: “No, no quiero que les quede ninguna duda de que esto es un fraude absoluto. Se trata entonces de partes humanas de niños, en ocasiones con tres dedos. Están fabricados, mal fabricados con pedacitos de huesos humanos, y también para el cráneo se usa lo que el arqueólogo forense Estrada llama un cuadrúpedo”.

La personalidad impetuosa de Maussan jugó en su contra. En la conferencia proyectaron en pantalla un fragmento de una discusión que tuvo con un conductor de la televisión peruana, sobre las momias. Le exigía que no dijera mentiras. La velocidad del video fue acelerada, para hacerlo cómico. Frank describió: “Vemos a un hombre, no sé cómo llamarlo, delirante, desquiciado, trastornado, y es el líder de los ufólogos mexicanos”. Para diversión de la audiencia, proyectó un meme que recrea la escena emblemática de la película E. T., el extraterrestre. El niño Elliott vuela en su bicicleta, portando una chamarra roja con una capucha que cubre su cabeza, y cargando a su amigo alienígena en la canasta. Pero en el meme, el rostro de Maussan reemplazó al del niño, y una inexpresiva momia de Nazca viaja en lugar del entrañable personaje.

Lo que Frank y la audiencia desconocían en ese momento es que, año y medio después, el Ministerio de Cultura del Perú, por una orden judicial, entregaría al bando contrario las tomografías y radiografías practicadas a dos de las momias de Nazca en el Hospital Augusto Hernández Mendoza, de Ica. Los estudios no dicen, por supuesto, que son extraterrestres; tampoco que pertenecen a una especie no humana. Pero confirman que son cuerpos disecados de seres vivos genuinos, sin modificaciones. Tras ocho años de disputa pública y legal, a Maussan, por ahora, con eso le basta.

Un raro instante de pausa en la actividad frenética de Maussan Televisión, días antes de su lanzamiento. La sede de operaciones se encuentra en los niveles inferiores de un gran centro comercial.
El destinatario de la estafeta, Sebastián Maussan, hijo del periodista y ufólogo (30 años), ocupa la anterior oficina de su padre. Estudió Ciencias Ambientales. Produce y conduce un noticiero nocturno que pone foco en la crisis civilizatoria y planetaria, pero con una mirada millennial.

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Pasan de las 10:00 horas y Maussan continúa atendiendo pendientes mientras lo espero en su mesa de juntas. Gente de su equipo entra al despacho a hacerle alguna consulta y pronto sale. Por momentos, afuera se hace una bolita de dos o tres colaboradores suyos que esperan, entre ellos un muchacho con rastas que hace edición de video. Cada uno habla con él y se va. Entre consulta y consulta, el periodista sigue tecleando. No lo vi comer la media torta que le pidió a Adelita.

En un instante se queda solo. Deja su escritorio, camina a la mesa y se sienta, muy serio, en la silla de la cabecera que está a mi lado. La charla tiene lugar con breves interrupciones: recibe una llamada o alguien entra de improviso. Sé que está próxima su reunión editorial del día, que tiene pendiente grabar su programa sobre las momias de Nazca y atender dos entrevistas más, pero no lo veo abrumado. Quiero recapitular brevemente su vida a partir de la entrevista de 2008 y saber si el proceso de desclasificación de los archivos de fani o el caso de las momias modifican de alguna manera el estigma social que ha llevado por décadas.

Una pregunta resuena en mi cabeza desde que llegué aquí: ¿cómo, siendo un productor independiente, logró lanzar su propio canal televisivo? Le comento que, hace 17 años, lo entrevisté en su oficina de Polanco, Ciudad de México, en un edificio pequeño, de tres pisos, y con 30 personas con las que producía un solo programa, Tercer Milenio. Pero hoy es evidente su prosperidad. Estamos en todo un centro de operaciones en Santa Fe; semana y media antes se estrenó Maussan Televisión, y su equipo oscila entre 100 y 150 personas.

“El desafío fue mantener un equipo trabajando, a pesar de todos los retos que existían —me explica—. No siempre fue fácil y no siempre abundaban los anunciantes”. Cuenta que para sostenerse como productor independiente ha vendido espacios publicitarios para productos diversos pero congruentes con su filosofía de vida. Recuerdo que en 2008 sus anunciantes tenían que ver con servicios o productos médicos, ecológicos o nutricionales. Me confiesa que tuvo que rechazar otros que no le eran afines, por lo que enfrentó crisis económicas.

“A veces no había dinero y me pasaba meses sin pagarle al equipo. Afortunadamente, nadie renunció por ese motivo. Llegué a deber aquí, en esta plaza, un año de renta, y estaban a punto de echarme. Pasé por momentos, realmente, que a veces no quiero ni recordar”. A Garden Santa Fe llegó hace nueve años, cuando estaba en proceso de divorcio, “y las dos cosas coincidieron, como si se iniciara una nueva etapa en mi vida, la más exitosa, afortunadamente”.

Entonces, ¿cuál fue la tirada maestra? Me entero de que el Biotiquín Maussan fue más importante de lo que podemos suponer. Se trata de un producto basado en un antioxidante presente en el licopeno, pigmento natural de frutas y verduras, creado por el ingeniero bioquímico Juan Alfonso García Urbina. Durante la pandemia de covid-19, Maussan lo promovió como alternativa eficaz de prevención y sanación. Con el mismo fin, en octubre de 2020, el ingeniero fue a una conferencia de prensa del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, para solicitarle que investigara los casos de éxito que tenía documentados. No fructificó. En las redes sociales lo tacharon de producto milagro. Luego el periodista pretendió promover sus logros en una conferencia convocada por la senadora de Morena Lucía Trasviña, en el Congreso de Baja California Sur, el estado donde opera García Urbina, pero fue cancelada. En abril de 2021, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) difundió una alerta a la población sobre el Biotiquín, pues carecía de registro sanitario, y el periodista dejó de venderlo. Pero el despegue comenzó.

Entonces Maussan desarrolló su propia marca de suplementos con antioxidantes, BioMaussan, con apoyo científico, entre otros, del doctor Zalce. “Buscamos antioxidantes más poderosos y encontramos las microalgas —explica el periodista—. Estamos salvando muchísimas vidas, ha tenido una gran aceptación y hoy me ha permitido tener un canal de televisión”. En los cinco años que tiene en el mercado, los puntos de venta crecieron de 20 a más de 200, me explica Zalce por su lado.

Así que, tal cual, Maussan Televisión es posible gracias a BioMaussan. La vida galáctica está en deuda con la población mexicana inconforme con su sistema de salud, mejor que el de Dinamarca. Chiste local. El periodista de pronto salta de BioMaussan al programa 60 Minutos, de la importancia de la televisión a lo nocivo de los microplásticos. Lo interrumpo. Llevo la entrevista a un terreno más sensible: el de su estigmatización.

—Hace 17 años, cuando lo entrevisté, había detractores que hicieron una piñata de su persona para darle palos, pero… —su carcajada resuena y me interrumpe. He soltado el carrete del credo maussaniano.

—¿Tú qué piensas ahora? ¿Qué piensas ahora? ¿Qué sienten ellos hoy? ¿Qué sienten? ¿No? O sea, ¡¿te das cuenta?! ¡¿Te das cuenta cómo cambian las posiciones?! ¡Y ahora se ocultan! ¡Ahora no salen a la luz! ¡Ahora ya no hacen piñatas! ¡Pero tampoco reconocen que estaban equivocados! Y es que el científico siempre pensó que nada podía viajar más allá de la velocidad de la luz. Que todo tenía que viajar en el universo recorriendo tiempo y distancia. Y nunca consideraron la posibilidad, cada vez vamos a estar más cerca de esto, de que se pueden abrir huecos en el espacio-tiempo que te permiten viajar de un lugar a otro en muy poco tiempo. ¿Tú crees que las naves vienen desde allá viajando de un sistema solar al otro? “¡Ya nos faltan tres sistemas solares para llegar a la Tierra!”. ¡Por Dios! ¡Por Dios!

”Ya nos estamos dando cuenta, porque ya tenemos las evidencias, de que [los extraterrestres] constantemente entran y salen, por ejemplo, en lugares como los volcanes, que utilizan como centros magnéticos para poder viajar. Como lo dijo Einstein hace casi 90 años, que había agujeros de gusano, que la NASA los confirmó en 2007, 2008, que hay portales magnéticos entre el Sol y la Tierra, y que ese es el camino, que en una, dos, tres décadas más, los seres humanos van a aceptar, que se puede viajar hasta lugares muy lejanos. Pero, pues, esa es una falta de visión de los científicos…

—¿De visión? ¿También hay soberbia? —me acordé de la conferencia de la UNAM.

—Demasiada arrogancia. “Yo soy científico, me gradué, tengo un doctorado, soy dueño de la verdad”, cuando el científico debería ser el más humilde de todos. Me recuerda a los sacerdotes en el siglo XVII, cuando le decían a Galileo: “No tengo que ver tu telescopio para ver que las lunas giran alrededor de Júpiter, porque no existe”. Los científicos nunca han querido investigar el tema extraterrestre, “porque no existe”. El científico debe ser curiosidad, apertura, mente abierta. A cualquier reto, a cualquier posibilidad. Oye, si la gente está diciendo que hay seres, que hay cosas ahí, ¿por qué yo voy a decir que están locos? Porque yo soy el dueño de la verdad.

Recordé un sonado caso que recogí en mi libro Ovnis. Historia y pasiones de los avistamientos en México, surgido de “Jaime Maussan: un cronista de otro planeta”. El del piloto militar que en 2004 presuntamente fue seguido por 11 luces que grabó con su cámara de rayos infrarrojos. El entonces secretario de la Defensa Nacional, general Clemente Vega García, se lo dio a Maussan. El doctor Rafael Navarro, de la UNAM, que participó en el equipo del Mars Science Laboratory de la NASA, y otros de sus colegas, dijeron a la prensa que fueron centellas. Cuatro años después, cuando escribía mi libro, lo entrevisté en persona y se retractó: “No eran centellas, pero tampoco ovnis”. No me dio otra explicación.

Le pregunto a Maussan si piensa que el proceso de desclasificación de archivos de FANI ha impactado en la mirada del mundo científico mexicano. “Se han quedado callados, es lo único que ha pasado. Evidentemente que no eran centellas [retoma la anécdota de 2004]. Luego le fueron a pedir disculpas en privado al secretario de la Defensa. O sea, cuando tú das a conocer algo, inmediatamente tiene que venir la respuesta, verdadera o falsa, pero tiene que venir. Y se equivocaron miserablemente los científicos. Hoy lo van a tener que reconocer”, afirma.

Maussan admite que cuenta con científicos aliados en el mundo. En el caso de los cuerpos momificados de Nazca, tiene el apoyo del especialista forense estadounidense John McDowell, que en 2024 recibió la medalla RBH Gradwohl, considerado el máximo galardón de las ciencias forenses en Estados Unidos, y que ha ido a Perú a estudiarlos. Menciona también al médico forense peruano David Ruiz Vela, expresidente de la Sociedad Peruana de Medicina Legal, integrante de la Academia de Ciencias de Nueva York, a quien entrevistó esta mañana por videollamada. Pero de todas formas piensa que los prejuicios dominan el mundo científico y académico, y tienen consecuencias. Pone de ejemplo al Ministerio de Cultura del Perú, el cual, al negarse a estudiar los cuerpos disecados legítimos, no los ha declarado Patrimonio Cultural del Perú, por lo que se están deteriorando.

Enfatiza: “Nuevamente vamos a lo mismo: ‘Oye, hay estos cuerpos, hay que investigarlos’. ‘No necesito investigarlos, tú los hiciste, tú le cortaste los dedos, tú le pusiste el dedo meñique arriba del otro’. Verdaderas locuras. No es normal ni la cuenca de los ojos, ni el tamaño de los huesos, ni las huellas dactilares, ni el ADN. Y no lo quisieron reconocer. Y ahora se les viene el mundo encima. Pueden terminar en prisión, ¿sabías?”.

Da por hecho que ganará la demanda legal por 300 millones de dólares. “Quiero negociar con el Gobierno de Perú para que me dejen sacar los cuerpos a las mejores universidades de Estados Unidos —manotea varias veces en la mesa—, quiero preservarlos, encontrar otros que están por ahí y construir un centro de investigación. Tenemos entre 10 y 20 cuerpos que podemos exhibir. Yo creo que los beneficios deben ser para dos poblaciones, Nazca y Palpa [la otra ciudad en el departamento de Ica que bordea la zona de los descubrimientos]. A ellos les pertenece, son gente muy pobre. Yo tengo 72 años, no tengo ambiciones, al menos económicas —tamborilea los dedos sobre la mesa.

—¿Cuáles son sus ambiciones?

—Ayudar a cambiar la historia de la humanidad, lograr que nuestros hijos crezcan mejor que nosotros, pero sobre todo los nietos. En un mundo que se está secando, en un mundo con un cambio climático, en un mundo de extinción, en un mundo de contaminación de plásticos.

El periodista entra en otra disertación, ahora cósmica. Considera que, si en 1947 la humanidad hubiera sido informada del legendario caso de Roswell, Nuevo México, en el que un supuesto platillo volador cayó con todo y alienígenas, nos habríamos evitado la crisis civilizatoria y planetaria actual. Pero “desde aquel entonces, y hasta ahora, los dueños del mundo son los dueños de la energía, las grandes empresas petroleras, las grandes empresas carboníferas y la industria militar. Todos ellos se hicieron cómplices para que las cosas se quedaran como estaban, para que la humanidad no evolucionara, porque no era conveniente para sus intereses. Hoy todo eso se está resquebrajando ante nuestros ojos”.

—¿Y eso que observa qué le hace sentir?

—Pues que dije la verdad, que complicó mi papel como periodista, que no me dio miedo, que me arriesgué, que arriesgué a mi familia con un propósito. Que gracias a mí y a personas como yo, porque no soy el único, hemos logrado forzar a la autoridad a empezar a reconocer que todo es cierto. Si no, estaríamos todavía en la era de las cavernas. O sea, ¿entonces qué debe ser un periodista? Debe ser alguien que ve el futuro, que ve la verdad y la expone, en vez de decir: “Ay, no me conviene”, ¿no? Todos mis compañeros de 60 Minutos me dijeron: “No te metas, te va a afectar, vas a destruir tu carrera”. Y yo ni lo pensé, ni me dio miedo y dije: “No, pues los que están equivocados son ustedes. Esto es verdad y es la noticia más importante de la historia”.

—Cuando lo entrevisté en 2008, en cada programa de Tercer Milenio sentenciaba: “El tiempo nos dará la razón”. ¿El tiempo ya le dio la razón?

—Ahí está —alza con desenfado la mano posada en la mesa—. Se está cumpliendo.

Sebastián en acción, al frente de Tercer Milenio 360 Internacional.
La (relativamente) nueva oficina de Maussan es un set de Odisea 2001, limpio y espacioso, en comparación con su antigua oficina, cuyas paredes estaban cubiertas de colecciones de objetos, reconocimientos, recuerdos, etcétera. Con todo, conserva algunos modelos curiosos, como este “compañero de viaje” de papel maché.
Científico militar, colaborador, aliado, el capitán José Zalce se involucró en una de las investigaciones de Jaime Maussan más relevantes de los últimos años: las llamadas momias tridáctilas de Nazca. Su misión inicial fue verificar que no eran cuerpos humanos disecados. ¿Extraterrestres? Un asunto que ni el médico forense ni Maussan pueden afirmar.

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Cuando salgo del despacho de Maussan son las 11:00 horas. Inmediatamente entra su equipo para la reunión editorial. Todos son hombres. Afinan detalles para la grabación del programa sobre los estudios oficiales a las momias de Nazca. Me dicen que lo harán en el estudio del centro de operaciones por la tarde, por lo que tengo tiempo de sobra para reportear.

Maussan está en la cima de su ejercicio periodístico, luego de más de cinco décadas de trayectoria, y lo disfruta. “El anuncio más importante de mi vida”, intituló al video promocional del lanzamiento de su canal televisivo. Grupo Imagen tiene la concesión del Canal 3 y Maussan Televisión paga la señal del 3.3. Por ambas vías el periodista se entrega a su audiencia de forma omnipresente. Conduce varios programas con matices en la información sobre los fani, su proceso de desclasificación, alienígenas, y ciencia: Tercer Milenio Presenta, Extraterrestrial, No Humano, Interestelar e Investigaciones Especiales.

En su centro de operaciones hay actividad continua. La gente sube y baja escaleras, va de una oficina a otra, de un estudio de grabación al de producción. El director del canal es el guionista y productor argentino Jorge Luis Sucksdorf, realizador de dos series de la popular Alienígenas Ancestrales, edición latinoamericana, para History Channel. En Maussan Televisión conduce Mi entrevista paranormal, en la que charla con celebridades. Una parte del equipo está compuesta por gente experimentada, que ha acompañado a Maussan desde hace tres décadas, como el citado Clemente y Rubén Villatoro. De igual manera, se ha sumado a periodistas independientes con una conocida trayectoria en temas de misterio, como Lourdes Gómez y Yohanan Díaz.

La agenda intergaláctica, obvio, es la más buscada en la parrilla de Maussan Televisión. Centinelas, conducido por Clemente, es de los más vistos, y ha sabido modernizarse: antes los vigilantes se subían a las azoteas de sus casas con sus cámaras; hoy un anuncio en el canal invita a la audiencia a convertirse en centinela y sumarse a su red de monitoreo digital. “Ahora ya logré colocar cinco cámaras en diferentes zonas importantes de avistamientos: en la zona del volcán Popocatépetl; Tepoztlán, Morelos; Rosarito, Baja California; la Peña de Bernal, Querétaro, y el Nevado de Toluca”, me comparte su conductor.

Clemente también me confía que la oleada actual de avistamientos les hizo reforzar su filtro, porque con la inteligencia artificial y las técnicas sofisticadas de fotomontaje y edición les pueden hacer malas pasadas. Maussan, por ejemplo, en abril dio a conocer una fotografía de un presunto platillo volador tomada por un fotógrafo local de Chiapas. Emocionado, destacó la nitidez de la nave espacial suspendida sobre unas montañas boscosas en Chiapas, con un cielo muy azul de fondo. Y sí, parecía postal de Steven Spielberg. Luego reconsideraron y con apoyo de especialistas en Italia descubrieron que era un montaje. En otro programa el periodista exhibió el fraude y al fotógrafo.

La subdirectora del canal y responsable de los nuevos contenidos es Sasil Echeverría. Ella representa a la nueva generación en Maussan Televisión. Es una millennial entusiasta, amante del arte contemporáneo. Me dice que hizo estudios de Dirección de Cine y Fotografía en Nueva York, y en México estudió en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). “Estamos transmitiendo 24/7, tenemos una producción de casi 30 programas propios y ha sido titánico”, señala. Treinta programas sobre la vida fuera de este planeta sí que luciría titánico, pero el canal también aborda asuntos mundanos de salud, medio ambiente o de interés popular, como en el programa Zadrigman al Rescate, conducido por un superhéroe enmascarado del mismo nombre que rescata animales, y qrr, Quien Resulte Responsable, de demanda ciudadana, conducido por la abogada Lizzet Arriaga, por igual conductora de noticias del Canal del Congreso.

Pero lo que en verdad me intrigó es que tuvieran un programa de corte feminista llamado Cabronas, conducido por la periodista Jimena Duarte, en el que se han tocado temas sobre menstruación y pobreza, sexualidad, violencia de género y emancipación, entre otros. Tiene sentido: el vecindario galáctico será un mejor lugar cuando caiga el patriarcado terrícola. Echeverría me cuenta que Duarte se acercó al equipo para hacer su propuesta y “se la presentamos a Jaime e inmediatamente le emocionó”.

Un programa, en especial, tiene un perfil generacional transgresor: Tercer Milenio 360 Internacional, el noticiero nocturno producido y conducido por Sebastián Maussan. El hijo del periodista tiene 30 años y estudió Ciencias Ambientales en la Universidad de Colorado en Boulder. El noticiero pone foco en la crisis civilizatoria y planetaria, pero con una mirada millennial. “Abordamos temas sobre la injusticia climática, la injusticia social, la injusticia de género, que en otros lados no les dan importancia”, explica.

Las noticias del impacto del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad son cotidianas, pero también la destrucción a causa de las guerras. En cada emisión da la actualidad del arrasamiento que Israel hace del pueblo palestino o la destrucción de Ucrania por la invasión rusa. De igual manera, reporta conflictos armados, algunos insurreccionales, poco conocidos, que ocurren en Medio Oriente, Asia o África, desde los que también visibiliza casos de opresión y violencia de género, aunque también reporta la otra cara: “Queremos evidenciar lo que está sufriendo la gente por culpa de unos pocos, pero también presentar a quiénes están haciendo la diferencia en la humanidad”.

Sebastián es uno de los tres hijos del periodista; su hermana menor, Montserrat, es reportera del noticiero. Tienen una media hermana, Dayana, que es la hija mayor de Maussan, nacida de una relación previa. Ella también laboraba en su canal, pero ya no lo hace. En febrero de 2025 se hizo público que demandó a su padre por despido injustificado y violencia verbal. Le pregunté por ella. “De eso no quiero hablar”, me dijo.

Sebastián, como dije antes, ocupa la antigua oficina de su padre, lo cual toma como un reconocimiento a los siete años que ha trabajado con él: “No es fácil, es un jefe exigente, es un jefe muy perfeccionista”. Es alto y de complexión atlética. Su trato es cordial, no en vano su segundo nombre es Amigo. Sebastián Amigo. Comenta que creció en la legendaria casa ecológica de su padre, ubicada en el Parque Nacional Desierto de los Leones, en la Ciudad de México. “Mis amigos eran los conejos, los venados, las ardillas y los árboles”, dice. Pero ser hijo del conocido ufólogo le dejó una huella honda: “[Mi infancia] fue una época oscura; si hablaba del tema la gente me vetaba de loco, en lugar de interesarse y conocer más”.

—¿Lo sufriste? —puedo imaginarme lo que vivió.

—Sí, sí lo sufrí, mucho. Bullying, burlas, de todo. Yo creo que la gente que lo negaba o se burlaba hoy prefiere quedarse callada. Ahora yo escucho que las personas dicen, mínimo, si no creen al 100%, que sería una tristeza que fuéramos los únicos seres inteligentes en el universo, conociendo que hay tantos mundos allá afuera. Yo sé que muchas veces los visionarios en nuestra historia también han sufrido, ¿no? Mi papá es un visionario muy importante de nuestros tiempos. Ha habido otros en el pasado, como Cristóbal Colón, que no le creían su proyecto de llegar a las Indias rodeando la Tierra, y terminó en América, o Galileo Galilei, que decía que no éramos el centro del universo. Pero afortunadamente sus ideas trascendieron. Hoy son reconocidos como los grandes visionarios de la historia, y yo creo que mi papá, algún día, muy pronto, va a ser reconocido así.

El periodista y un habitante permanente de la casa en el Desierto de los Leones. El lugar se abrió a visitas limitadas en una convocatoria de la plataforma Airbnb y se convirtió en parte de la peregrinación de los aficionados a la ufología.

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A las 16:30 horas, Maussan está en el estudio principal para grabar su edición de Investigaciones Especiales, sobre las momias de Nazca. Viste sobrio, camisa blanca, pantalón negro, saco beige. Esta vez dejó de lado los sacos de tonos coloridos que, de un tiempo acá, le gusta usar: carmín, azul rey, rosa mexicano. El doctor Zalce está presente porque analizará en pantalla las radiografías enviadas desde Perú. Yo estoy sentada en un silloncito al lado de una de las cámaras que hay en el estudio. Su producción proyecta una nave alienígena negra, enorme, suspendida, algo perturbadora, como fondo del escenario. La nave no saldrá en pantalla, solo la estructura metálica sobre la que supuestamente descendería. Me recuerda a la película Alien, el octavo pasajero, de Ridley Scott, estrenada en 1979.

Maussan está de buen humor. Parte del día lo dedicó a preparar esta edición victoriosa. A una señal, comienza a hablar ante la cámara, sin notas en la mano, sin teleprompter, sin “chícharo” en el oído. Como decimos acá, “a la viva México”. Presenta el programa, anuncia que la noche previa el Ministerio de Cultura entregó los análisis realizados a dos momias de Nazca al abogado peruano Flores Paredes. Confirman, dice, la autenticidad de los cuerpos disecados y derrumban las acusaciones de que eran muñecos armados. Guarda silencio. Presenta a uno de sus especialistas. Esperaba ver el fragmento de la entrevista proyectado en lugar de la nave espacial, pero eso no sucede. Alguien de la producción le dice que no “trajeron” el fragmento. Maussan se molesta. La charla va escalando de tono. Le dicen que “lo traen ahorita”, que sigan avanzando en la grabación. Va enfureciendo.

—¡Yo estoy acostumbrado a trabajar con profesionales, y aquí todos los días, todos los días hay un problema! ¿Yo lo dije o no lo dije? —reclama. Le están cebando su momento triunfal.

—Sí lo dijiste —responde el responsable con voz apagada.

—Entonces, ¡¿qué chingados?! —estalla—. ¡No, pues entonces qué chingados, hijo! ¡Nada más díganme si estoy loco! ¡Yo tengo que escucharlo y seguirlo! Y ahorita digo: “Vamos a empezar con esto” y me dicen: “No lo traje” —voltea a ver a Zalce— ¡Lo tiene que editar! ¡No lo hizo, hermano! —mira de nuevo al reclamado— ¡¿Lo pedí o no lo pedí?! ¡Y pedí la parte que iba! ¡Y me dicen: “No lo traje”! —regresa a Zalce—. ¿Qué se hace ahí, Zalce? Yo estoy a punto de entrar a una situación de… —guarda silencio.

—Colapso —puntualiza Zalce, con sorprendente tranquilidad—. No te preocupes, tienes dos opciones. La primera, como siempre, recurrir a mí. La segunda, respira profundo, tranquilízate.

Maussan se recompone de inmediato. Comienza a bromear sobre la nave alienígena. El periodista y su equipo acuerdan reiniciar la grabación del programa. Narra ante la cámara: “El Ministerio de Cultura del Perú, finalmente, sí, finalmente, después de casi nueve años, entregó las primeras evidencias que ellos pudieron obtener de uno de los cuerpos tridáctilos de Nazca. ¿Por qué es tan importante? Porque con estas evidencias se demuestra que mintieron. Se demuestra que nunca investigaron el caso. Se demuestra que difamaron, además de acusar ante la justicia a los catedráticos de la Universidad de Ica sin pruebas, y los querían llevar a la cárcel”, refiere sobre los catedráticos aliados del caso.

Ahora presenta fragmentos de las entrevistas que anteriormente realizó. Abre con el doctor Enrique Candia, responsable de tomar las radiografías en el Hospital Augusto Hernández Mendoza, de Ica. El doctor sale en pantalla y explica escuetamente: “Podemos referir que están perfectamente articuladas todas las estructuras, que veamos signos de que hayan sido fracturados los huesos, amputaciones traumáticas, no hay signos”.

Tras presentar los fragmentos de sus entrevistados, Maussan le pide al doctor Zalce que presente su conocimiento forense. La producción proyecta, en gran formato, acercamientos de las radiografías. El periodista le pide que explique las vistas de acercamiento a las estructuras óseas de la momia María. Un pie con tres huesos largos queda en pantalla. “Ella tiene cinco falanges, pero en tres dedos —dice Zalce—. No hay huella de amputación mecánica o natural. No hay amputaciones. No hay huellas de armado”.

—Con esto está perdido el Ministerio de Cultura —concluye Maussan.

—Definitivamente —apunta Zalce—. Primero, porque ellos hicieron las radiografías. Segundo, porque ellos llevaron los cuerpos al hospital que quisieron, para que el especialista técnico las hiciera sin la participación de nosotros. Y, tercero, se corrobora que lo que hemos dicho desde el principio es verídico.

—¡¿Qué le parece?! —Maussan voltea a la cámara para dirigirse a su audiencia—. ¡Se está cambiando la historia ante nuestros ojos! ¡Lo que usted acaba de ver es único! ¡Nunca antes había sucedido! Muchas gracias por acompañarnos, yo lo espero en la siguiente emisión de esta investigación especial —no remató con su clásico actualizado: “El tiempo nos dio la razón”.

“¡Corte!”, se escucha cuando son las 17:30. Maussan luce agotado. Inesperadamente, voltea a verme y me pregunta: “¿Qué le pareció?”. Yo pensé que había olvidado mi presencia. Solo atino a decir: “Interesante”, mientras sigo procesando la asombrosa información en mi interior. El periodista voltea a ver al médico militar: “¡Vámonos a comer, Zalce!”, le dice. Nos despedimos y salimos del estudio. Quién sabe si la media torta que le pidió a Adelita lo sigue esperando.

Lo que Maussan no sabía en ese momento es que semanas después el periodista peruano Jois Mantilla, el que más ha cubierto el caso en Perú, informará en Maussan Televisión que el Ministerio de Cultura planea hacer una conferencia de prensa para descalificar las propias tomografías y radiografías que les hizo a las dos momias de Nazca. Que afirmará que los especímenes son humanos, pero fueron modificados, y así los declarará Patrimonio Cultural del Perú, buscando evadir la demanda penal del periodista. Y no solo eso: también cancelaría prácticamente su plan de sacarlas y enviarlas a centros de investigación en Estados Unidos.

El programa fue difundido el 11 de abril. En la transmisión por YouTube, sus fans de Latinoamérica le agradecieron a Maussan por las revelaciones y le manifestaron su admiración desde Puerto Rico, Colombia, Cuba, Perú, México. Un mensaje perceptivo capturó el significado que hoy tiene el ufólogo para su audiencia creciente. La usuaria @patriciadevanagari560 le escribió: “Como siempre, el devenir del tiempo y de los acontecimientos te dan la razón [...] Entonces se cumple: ‘Ladran, Sancho, ¡señal que cabalgamos!’. Querido Jaime, heraldo de la Verdad y lo Justo. ¡Salud! Con mucho amor te vemos desde Argentina”. Emoji de corazoncito y carita sonriente.

Maussan en el mirador de su legendaria casa ecológica en el Desierto de los Leones, Ciudad de México.

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El día en que la Tierra se acercó a Maussan

El día en que la Tierra se acercó a Maussan

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
El noveno pasajero. Hoy, el periodista ufólogo vive un momento tan retador como satisfactorio. Maussan Televisión (aquí posa en uno de los pasillos de su estudio de estilo futurista) ha hecho despegar su carrera construida pacientemente a lo largo de las décadas, pero también lo ha expuesto a controversias internacionales (¿intergalácticas?).
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Una vindicación interplanetaria

¿Y si Jaime Maussan, el ufólogo más fiel a su verdad en esta parte del mundo, siempre ha tenido razón? Es una pregunta, por ahora, difícil de contestar, pero hasta hace poco tiempo —meses— simplemente formularla se antojaba, en escenarios mainstream, como una sandez. Tras cinco décadas de trayectoria a la contra, de oficio periodístico antisistema, Maussan está en plena forma y en ánimo triunfalista, gracias a un canal de televisión para él solo, unas momias con tres dedos en Nazca, Perú, y una pequeña ayuda de sus amigos.

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La mañana del 10 de abril de 2025 el periodista Jaime Maussan está exultante. El ufólogo más célebre y controversial de habla hispana tiene ante sí una jornada de reivindicación periodística. Por fin todos esos años —décadas— de necia defensa ante el descrédito y las burlas rendirán frutos. No sucederá en cualquier sitio. Son las 9:00 horas cuando lo veo salir de su flamante despacho, en la segunda planta del centro de operaciones de Maussan Televisión, el canal televisivo que estrenó 10 días atrás, en la exclusiva zona de Santa Fe, en la Ciudad de México. Viste casual, camisa color vino, chaleco y pantalón oscuros. Entra a la oficina que tiene enfrente, la de su asistente Adela Ángeles, Adelita, le llama, donde yo lo estoy esperando para entrevistarlo.

Esto, en realidad, es un reencuentro. Entrevisté a Maussan en 2008 para Gatopardo (“Jaime Maussan: un cronista de otro planeta”). Entonces escribí que todas las pasiones de la discusión sobre el mundo extraterrestre en México se hacían nudo en su persona. Hoy, 17 años después, su popularidad —y la pasión que lo consume— escaló de nivel. Posee su propio canal de televisión, realizó dos audiencias públicas en torno al fenómeno ovni (acrónimo de “objeto volador no identificado”) en la Cámara de Diputados mexicana, protagonizó la serie Los expedientes secretos con Jaime Maussan de History Channel Latinoamérica, periodistas de renombre le manifiestan su aprecio en su cuenta de X, salió en promocionales de la célebre serie Stranger Things de Netflix, a través de Airbnb regaló una estancia a sus fans en su casa-búnker ecológica y le pusieron su nombre a una calle de La Rumorosa, localidad en Tecate, Baja California, autodenominada “La capital del mundo del fenómeno ovni”.

“Parezco fedayín”, me dijo cuando lo entrevisté la primera vez, aludiendo a sus raíces sirio-libanesas, al mostrarme una foto de su juventud en la que lucía flaco, cejudo, con melena y barba tupidas, muy negras. Hoy tiene 72 años. Su cuerpo es robusto y la cabellera emblanqueció intensamente, mas su impetuosidad permanece inalterada. Camina hacia mí resuelto. Me levanto del sillón para saludarlo, pero antes de decir una palabra, se excusa por el retraso y me pide que lo espere más tiempo.

Su petición está justificada. “¡Es por el caso de las momias tridáctilas de Nazca!”, me dice rotundo y con los ojos bien despiertos, sin la apariencia adormecida que luego los acompaña. Se refiere al caso de los cuerpos disecados descubiertos en 2015 por exploradores de tumbas precolombinas en Nazca, Perú, el legendario lugar de los geoglifos monumentales y misteriosos. Según sus investigaciones, unos especímenes miden alrededor de 60 centímetros, en tanto el tamaño de los otros varía de un metro a 1.80. Su cráneo es alargado y presentan tres dedos larguísimos con cuatro o cinco falanges en manos y pies —de ahí su nombre—. ¡Qué impacto! Yo ya había leído que el Ministerio de Cultura del Perú dijo que eran muñecos armados con huesos de animales y pegamento, decomisados en un aeropuerto, y que a Maussan lo tachó de charlatán.

Maussan me cuenta emocionado que, justo anoche, el Ministerio atendió una orden judicial y entregó al investigador y abogado peruano Jorge Luis Flores Paredes las tomografías y radiografías que realizó, en septiembre de 2024, a dos de los especímenes. Los cuerpos momificados están resguardados en la Universidad Nacional San Luis Gonzaga, de Ica. El periodista, en el acelere, me aclara que el Ministerio les hizo los estudios para exhibir que se trataba de un fraude. Pero cuando obtuvo los resultados, extrañamente, no los dio a conocer. Medio año después, el abogado Flores Paredes los obtuvo a través del mecanismo de transparencia de su país, y los compartió con el ufólogo. Son la evidencia institucional de que mintieron, de que no son muñecos, sino seres vivos momificados, sin alteraciones, enfatiza. Más tarde me enteraría de que Maussan denunció al Ministerio, por difamación, por la cantidad de 300 millones de dólares. De ganar, los destinará a la construcción de un museo y centro de investigación en Nazca, que los albergaría.

Así que no, no es un día laboral cualquiera. “Tengo que hacer tres entrevistas sobre el caso con especialistas de Perú para mi programa de hoy”, sigue excusándose. Se refiere a una emisión de Investigaciones Especiales, a transmitirse en su nuevo canal a través de la frecuencia 3.3 de la televisión abierta mexicana y en YouTube. Su programación incluye material ufológico, astronómico, de fenómenos paranormales, medioambiental y de defensa animal, entre otros. Por supuesto, decido esperar. Lo que haga falta. Quiero atestiguar el detrás de cámaras de la que se anticipa como una edición memorable.

Es un instante importante no solo para Maussan. El análisis de los cuerpos disecados lo realizó con el apoyo de un científico militar, el capitán José Zalce, médico cirujano naval con maestría en Medicina Forense. Es el colaborador más cercano e influyente en su equipo. Zalce me explicará después, en entrevista, que les han realizado análisis de rayos X y ADN, tomografías, reconstrucciones tridimensionales, fluoroscopias, odontología forense y carbono 14. Todo eso le sirve para sostener que se trata de especímenes no humanos con una antigüedad mayor a 1 000 años.

El caso de las momias tridáctilas de Nazca es, quizá, el más polémico que ha cubierto Maussan y el que le ha dado mayor proyección internacional. El ufólogo lleva más de tres décadas investigando y difundiendo información sobre presuntas visitas interplanetarias y fenómenos anómalos diversos, lo que ha provocado escarnio, pero también admiración prolongada. Cuando lo entrevisté en 2008 ya era un afamado periodista de naturaleza polarizante, pues su sola evocación agitaba cualquier convivio o sesuda conversación. Ni hablar del círculo científico y catedrático. En esa ocasión me externó furioso su hartazgo de que lo acusaran de embaucador. En especial le indignó que un grupo aficionado a la astronomía en San Luis Potosí hiciera una piñata de su persona para darle palos, “¡Fíjate nada más! ¡La anticiencia! ¡El anticristo!”, estalló.

Sin embargo, su vida, a la par del mundo ufológico, ha cambiado mucho desde 2008. En esa época constaté que hubo una gradual apertura de información sobre el fenómeno ovni en medios de comunicación estadounidenses como History Channel, mientras que en una entrevista del 13 de mayo de 2008 con L’Osservatore Romano, José Gabriel Funes, en ese entonces astrónomo en jefe del Vaticano, opinó que no había contradicción entre creer en Dios y estar convencido de que los extraterrestres existen. Con todo, Maussan considera que tuvimos que llegar a 2022 para que se verificara un hecho de “proporciones históricas”. El Congreso de Estados Unidos realizó audiencias públicas en las que funcionarios del Pentágono, la máxima instancia militar del país, se pronunciaron sobre el asunto. En el verano de 2023 hubo una más, con testimonios por parte de miembros de las fuerzas armadas de avistamientos de ovnis. Otras han tenido lugar en 2024 y 2025. El clima de opinión parecía que comenzaba a cambiar.

Tales audiencias resonaron en México, y fueron vistas como un reconocimiento a la estigmatizada labor informativa de Maussan. La periodista Laura Sánchez Ley escribió en su cuenta de X: “Yo no sé si existen los ovnis, pero siento bien bonito que la vida le esté haciendo justicia a @jaimemaussan1”. En 2023 el periodista alcanzó un hito, asombrosamente con el respaldo de un diputado de Morena, el partido oficialista, Sergio Gutiérrez Luna —recién ascendido a la presidencia de la Cámara de Diputados—, al concretar dos actos públicos de carácter similar a los de Estados Unidos, con el nombre de Audiencia Pública para la Regulación de los Fenómenos Aéreos Anómalos No Identificados. El primero fue en septiembre, el segundo, en noviembre.

Durante la primera audiencia, en plena sala de sesiones de la Cámara, inesperadamente Maussan presentó dos de los cuerpos momificados de Nazca, para asombro general. Al principio los medios abordaron el tema con tacto, mientras que sus seguidores le manifestaron júbilo en las redes sociales. Esta vez le hicieron otra piñata, pero de festejo. La famosa Piñatería Ramírez de Reynosa, Tamaulipas, lo personificó trajeado y sonriente, cargando su momia. Sus fans hicieron pasteles, garnachas o tamales con forma del espécimen, “tamaliens”, les llamaron. Pero cuando funcionarios del sector cultural peruanos declararon a la prensa que era un farsante, que había manufacturado unos muñecos, la compuerta del ridículo se abrió. Enfurecido, se defendió, sin lograr desactivar la afrenta.

Hoy dice poseer las primeras pruebas oficiales que lo validan. En 2008, la época de mi primera entrevista, siempre terminaba su programa Tercer Milenio con la sentencia: “El tiempo nos dará la razón”. ¿Se la ha dado?

Maussan está en la cima de su ejercicio periodístico, tras cinco décadas de actividad. Lo disfruta (y lo estresa). Por medio de su propio canal de televisión, conduce varios programas con matices en la información sobre los fenómenos anómalos no identificados (FANI, antes llamados ovnis), el proceso de desclasificación de los archivos de Gobierno relacionados con ellos, alienígenas y ciencia: Tercer Milenio Presenta, Extraterrestrial, No Humano, Interestelar e Investigaciones Especiales.
La mesa de trabajo para el director de un equipo de alto rendimiento: la colección personal de Maussan de peonzas de movimiento perpetuo, botanas bien dispuestas, también perpetuas…

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Son las 9:30 horas y sigo a la espera de charlar con Maussan. El centro de operaciones de su televisora está en el tercer piso del subsuelo de Garden Santa Fe. En ese nivel de la plaza comercial, repartidos en distintos locales, funcionan el área administrativa, la redacción y los estudios de producción. También en el mismo piso se encuentran las oficinas centrales de BioMaussan, la empresa que produce su famoso suplemento alimenticio a base de algas marinas.

Mientras Maussan hace sus entrevistas, platico con Adelita. Recordamos que la conocí en 2008. Su porte es distinguido y su carácter, enérgico. Tiene 72 años, la misma edad que su jefe. Me cuenta que ha trabajado con él casi la mitad de su vida, 33 años. Adelita es su enlace con el mundo exterior y quien trata sus asuntos personales. Al lado de su escritorio cuelga una camisa salida de la tintorería; comenta que también se encarga de su desayuno. Me dice que, aparte de mí, él tiene dos entrevistas más. A su jefe lo describe como un hombre infatigable al que le enfada el incumplimiento de sus indicaciones y las fallas en los tiempos de entrega. “Ya me regaña con mucha confianza, ya no tiene miramientos”, ironiza.

La oficina de Adelita también es punto de encuentro. Carlos Clemente, el principal guardián del archivo ufológico de Maussan, entra a saludarla. Lo entrevisté en 2008, y me recuerda. Un rato después, un hombre acicalado la saluda afable. Luce camisa blanca y pantalón negro. Ella voltea a verme: “También tienes que entrevistar al doctor Zalce, está al frente de BioMaussan”. Le pregunto al médico si me permite entrevistarlo, pero me esquiva y se va. Pude hacerlo por teléfono. Debe ser el integrante más enigmático y reservado del equipo de Maussan. No solo está, en efecto, al frente de BioMaussan; también encabeza la investigación de los especímenes disecados de Nazca. Ambos conforman una mancuerna de contraste y contrapeso. Si Maussan se enciende por algún conflicto, el militar lo apacigua con sobriedad.

La dinámica entre el periodista y el médico es evidente en una diversidad de videos de YouTube que datan de 2017 en adelante: es el registro de sus incursiones a tierras peruanas, reuniones con científicos del mundo, documentales, conferencias, entrevistas de prensa. También está su participación en la audiencia pública realizada en el Congreso de la República del Perú, en septiembre de 2023. Zalce expuso los resultados de los estudios que realizó a los cuerpos momificados ante congresistas y funcionarios del Ministerio de Cultura, quienes tras la exposición continuaron sosteniendo su tesis de los muñecos armados con pedazos de huesos. A Maussan solo le permitieron hablar tres minutos, pero les reclamó de frente: “¡Los señores no saben lo que están diciendo! ¡Los señores se equivocaron!”. La cámara registró al arqueólogo Flavio Estrada en la sala, su principal detractor, esbozando sonrisas burlonas al escucharlo.

Zalce sabe que se internó en un territorio hostil y peligroso. Cuando acompaña a Maussan a algún evento para hablar de los especímenes, siempre le pide que comparta su trayectoria. El cirujano de 48 años es cuidadoso en sus declaraciones. Me dice que tiene 28 de servicio en la Secretaría de Marina. En internet encuentro que obtuvo el primer lugar de su generación en la maestría en Medicina Forense de la Escuela Militar de Graduados de Sanidad de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. También dice que tiene estudios oficiales en Odontología y adn Forense, Antropología Forense y Medicina Aeroespacial. Y, más aún, menciona que fue director de los servicios de medicina legal y forense de la Secretaría de Marina. ¿Qué hace tamaño científico militar acompañando al ufólogo?

El capitán me cuenta que conoció a Maussan en 2015. Este se acercó al Instituto Nacional de Ciencias Forenses, S.C. (Inacifo) porque buscaba a un especialista escéptico que revisara unas fotografías de supuestos alienígenas. Él lo era. Tiempo después lo buscó de nuevo con motivo del caso peruano, lo que transformó su mirada científica, al punto de abrazar las tesis del periodista. “Siempre fui escéptico, hasta más o menos 2018, 2019, cuando empezamos a analizar los cuerpos tridáctilos de Nazca —explica—. Los resultados han sido excepcionales, sorprendentes para mí”.

El médico asegura que identifica dos “especies” distintas: la que mide alrededor de 60 centímetros y la que va de un metro a 1.80. Expresa que ha estudiado siete de los cuerpos pequeños, más una docena de cráneos sueltos y seis de los grandes, más un feto que se encuentra dentro de la momia llamada Montserrat. Las momias tridáctilas de Nazca detonan una variedad de emociones en Perú. Mientras el bando institucional y científico las desprecia, el “sector aliado” les tomó cariño y les puso nombres: Paloma, María, Albert, Sebastián, Montserrat y Rafael, como nombraron a su feto.

Zalce enfatiza que él y Maussan no afirman que se trate de especímenes extraterrestres. Pero lo que dicen es quizá igual de espectacular: “Nos hemos limitado a decir que, uno, son correspondientes a nuevas especies que no están descritas en el árbol taxonómico de la evolución de las especies en este planeta, o dos, que son dos especies que llevan una evolución paralela a la evolución conocida y que no ha sido descrita”.

Ejemplifica con el caso de la momia María. Sorprendentemente, dice, encontraron que 70% de su adn es identificable y el resto no lo es, a diferencia del adn humano, que tiene una cercanía de 98% o 99% en relación con el de los simios. “Dentro del 70% de ADN que sí se pudo identificar, se encontraron muchas anomalías: tiene adn del simio bonobo y del chimpancé, que corresponden a África, y tiene una correlación con el primer homínido del sur de Asia, de Filipinas”. Zalce señala que estos resultados fueron idénticos en tres laboratorios de tres países distintos: Abraxas Biosystems, de México; Cen4Gen, de Canadá, y el Instituto Estatal de Tecnología de San Petersburgo en Rusia. “Los tres coinciden en su totalidad”, asegura.

A nivel molecular encontraron otras anomalías en la conformación del adn, apunta, como la repetición de ciertas secuencias de nucleótidos. “Estas repeticiones constantes y métricas las conocemos en la actualidad como firmas genéticas y se utilizan, por ejemplo, para la clasificación del maíz transgénico”. Por esa razón dice que estudian la posibilidad de que los cuerpos momificados sean resultado de una tecnología de hibridación en la antigüedad. El responsable, por cierto, de estudiar dicha secuenciación genética es el biólogo Ricardo Rangel, egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Zalce explica: “Es increíble que un adn de hace más de 1 000, 1 200, 1 500 años de antigüedad tenga esta codificación repetida de manera simétrica”.

—¿El hecho de investigar los cuerpos disecados de Nazca puso en duda su prestigio profesional? —su tesis, quién lo duda, es alucinante.

—Definitivamente, sí —ni titubea.

—¿Qué dicen sus compañeros de la Marina? —me intrigan las reacciones al interior de la secretaría.

—Bueno, lamentablemente me veo sujeto a la idiosincrasia de cualquier ser humano. Es decir, por un lado, de manera oficial rechazan mi participación y he sufrido las penalizaciones correspondientes acordes a las leyes y reglamentos de la Armada de México. Pero por el otro lado, y de manera extraoficial, pues todo el mundo tiene interés y curiosidad por el tema.

—¿Qué penalizaciones?

—Eh, no quisiera profundizar, pero le puedo decir que son las que corresponden acorde a las leyes y reglamentos que nos rigen.

—¿Maussan es su amigo?

—Tengo el privilegio de considerarme su amigo, y creo que él así me considera. Eso sí es un privilegio y es un honor, pero también es una gran responsabilidad, porque tengo que estar a la altura de ese hombre y no puedo defraudarlo.

—¿Hasta dónde irán con el caso de las momias de Nazca?

—Hasta las últimas consecuencias para demostrar que son reales, son verídicas, son originales. Son un paradigma que puede cambiar la historia como la conocemos.

A unos pasos de su nuevo centro de operaciones se encuentra la antigua oficina, con una vibra y estética diferentes.
Máxima tensión en el momento estelar: el programa en el que Maussan derrumbaría la versión de que las momias de Nazca son muñecos, un fraude armado de pedacería.

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A las 10:00 horas, Maussan sale de nuevo del despacho y me invita a entrar. Es un espacio que estrenó 10 días antes, el 30 de marzo, el mismo día del lanzamiento de su canal de televisión. Pero su antigua oficina sigue allí, del otro lado de la plaza comercial —ahora la ocupa su hijo Sebastián Maussan, al frente del noticiero Tercer Milenio 360 Internacional—, con un muro del que pende su colección de máscaras artesanales y otro, en el pasillo, cubierto de reconocimientos. El despacho nuevo, en cambio, es amplio y minimalista. Alberga un escritorio, una sala blanca y una gran mesa de juntas en la que me pide esperar un momento más. Me siento en una de las sillas ejecutivas y saco mi libreta, la pluma, la grabadora. Miro los dos globos terráqueos colocado cada uno a la misma distancia de su respectivo borde de la mesa. Giran sobre su eje lentamente, sobre una base electrónica. Maussan teclea absorto en su computadora y grita de improviso.

—¡Adelita! ¡¿Qué le pasó a la mitad de la torta?! ¡¿Me la calienta?! —con su vozarrón instruye, de oficina a oficina, sin separarse del teclado.

—¡Sííí! —Adelita se escucha a lo lejos.

—¡Siempre me pasa lo mismo! ¡Siempre me pasa lo mismo! ¡Siempre me pasa lo mismo! —exclama el periodista para sí mientras ingiere algunas semillas que tiene en trastecitos sobre su escritorio, y con las que ha entretenido el hambre.

Yo, calladita, atisbo su flamante despacho. En vez de muros limítrofes tiene paneles de vidrio inteligentes. Clemente me explicó que pueden volverse opacos o traslúcidos apretando un botón. Desde una segunda planta, y a través de uno de estos paneles, Maussan puede ver a voluntad la actividad de su principal estudio de televisión, ubicado en la primera. Frente a su computadora sí tiene una pared de concreto de la que cuelgan recuerdos que le son entrañables. Sobresale el retrato de un jaguar, otro más pequeño de un perro, mariposas enmarcadas, un dibujo a lápiz de su rostro en versión treintañera. Debajo hay una única foto suya, la del “fedayín” justamente, que data de 1982, cuando fue a Washington d. c. Una investigación que hizo entonces sobre el alarmante crecimiento poblacional, para el programa 60 Minutos que transmitía Televisa, donde se forjó como periodista, fue reconocida por el National Population Council. Sale en compañía de Juan Ruiz Healy, que fue el conductor del programa, con el Capitolio detrás.

En un estante, al lado de una gran pantalla de televisión, descubrí su infaltable desfile de figuras de personajes cósmicos, entre los que predominan los alienígenas grises con sus ojos de semilla. Estos cohabitan con otros elementos galácticos colocados en dos muebles más: platillos voladores a escala, representaciones en madera de los círculos en los campos de trigo y… ¡¿qué hace un ganso blanco y grande de cerámica encima de una columna?! ¡No lo sé!

Clemente me dijo que, si bien se siguen observando avistamientos de los tradicionales platillos voladores, en el mundo hay fenómenos cada vez más extraños que los que había cuando los entrevisté en 2008. Él no es solo el principal guardián de los archivos ufológicos de Maussan, es también uno de “los vigilantes pioneros”, el grupo que el periodista creó tras el eclipse de sol de 1991. Subidos a las azoteas de sus casas, cámara en mano, registraron artefactos no convencionales en el cielo. Hoy se llaman “centinelas”.

Cuando a Clemente lo entrevisté la primera ocasión, me dijo que en promedio recibía alrededor de 100 mensajes al día con material enviado por la audiencia de Tercer Milenio, el programa ufológico de televisión que Maussan creó en 1997. Solo 10% era seleccionado para difundirse al aire. Me cuenta que hoy la cantidad de supuestos avistamientos es abrumadora. Se multiplicaron los correos electrónicos y los mensajes que recibe por medio de su propio canal de sky-watchers en YouTube. “Cuando reviso son 100, 150, 200, 500 correos al día, y si no lo reviso en tres, cuatro, cinco días, ya me marca 1 000 correos sin revisar”.

Desde hace más de tres décadas, este pionero de la vigilancia celestial observa oleadas de artefactos voladores desconocidos en el mundo. En la última década ha registrado, al menos, cuatro. Una a fines de 2018 y en 2019, en el primer mandato de Donald Trump, durante el proceso de creación de su fuerza espacial militar —el conjunto de estrategias defensivas y ofensivas para garantizar la seguridad de las misiones espaciales y el funcionamiento de los satélites de Estados Unidos—. A otra la sitúa durante la pandemia, cuando no hubo tráfico aéreo, la gente estuvo encerrada y se dio tiempo de mirar el cielo. La más reciente la detectó a partir de la audiencia pública sobre el fenómeno realizada en el Congreso de Estados Unidos, en noviembre de 2024.

A Clemente le intriga la oleada actual de lo que llama “señales de luces”. Pueden formar patrones geométricos y volar por debajo, encima o dentro de las nubosidades: “Juegan en el cielo, algunas de forma muy compleja, moviéndose a kilómetros de distancia, de un lado a otro”. También las han grabado al sur de la Ciudad de México. Descarta que sean drones, pues su luminosidad es de mayor tamaño y no emiten ruido. Explica que tampoco son las luces proyectadas en el cielo por reflectores robóticos instalados en centros comerciales, pues no hay columnas de luz. Por igual, constata que hay múltiples registros de los llamados “enjambres de esferas”, particularmente sobre instalaciones nucleares o militares estadounidenses, desestimados por su Gobierno, que asegura que son drones.

Maussan dice en sus programas que el aumento de estos avistamientos ha forzado al Gobierno de Estados Unidos a acelerar la desclasificación de los archivos sobre el fenómeno. Considera que, si bien Trump ha manifestado que es escéptico, ha impulsado su apertura y divulgación, así como la de otros temas silenciados históricamente —como el asesinato de John F. Kennedy y el de Martin Luther King—. Se trata, sin más, de una demostración de poder.

Esta agenda de desclasificaciones será un gesto en clave de política interna estadounidense, pero al ufólogo, obvio, le interesa y le da cobertura cotidiana. Así me enteré de que Trump le asignó tremendo paquete a la congresista republicana Anna Paulina Luna, mexicana-estadounidense, por cierto. En su cuenta de X, la representante afirmó que hará “la mayor investigación bipartidista e intergubernamental en la historia de Estados Unidos”. Que se encargará de que el Pentágono y agencias de seguridad como la Agencia Central de Inteligencia (cia, por sus siglas en inglés) y el Buró Federal de Investigaciones (fbi, por sus siglas en inglés), entreguen su información clasificada. Veremos. El cronograma de trabajo de Luna contempló este año una sesión informativa realizada el 29 de abril pasado, dos reuniones con especialistas al día siguiente, el 30 de abril, y una audiencia plenaria en el Congreso, inicialmente programada en la semana del 12 de mayo. Al cierre de esta edición aún no había noticias de ella.

Antes de Trump, el gobierno de Joe Biden dejó su marca en dicha agenda de desclasificación. Reemplazó el uso del célebre término “ovni” (UFO, por sus siglas en inglés) y acuñó el de “fenómenos anómalos no identificados”, FANI (UAP, por sus siglas en inglés). (¿En vez de ufólogo hoy habremos de decir “faniólogo”? Pregunta seria). Durante su mandato inició un proceso de desclasificación en el Pentágono y la CIA que los expertos consideraron una simulación, porque los documentos fueron poco relevantes. Además, creó una oficina para su estudio en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y realizó las primeras audiencias públicas en el Congreso estadounidense.

En México, mientras tanto, Maussan siguió siendo el nudo en que convergen las pasiones sobre la discusión del fenómeno. Una semana después de su presentación de los dos especímenes en el Congreso, el 12 de septiembre de 2023, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) organizaron la conferencia “¿Extraterrestres o esqueletos de llamas? Ante crédulos y charlatanes, la ciencia responde”. Se avizoraba el desquite. El mismo día, el diputado Gutiérrez Luna, en un documento oficial de la Cámara de Diputados destinado a Enrique Graue Wiechers, rector de la unam, subido a su cuenta de X, le extendió la “respetuosa” solicitud del periodista para invitar a la casa de estudios a analizar los cuerpos momificados. El rector no respondió. La conferencia fue transmitida por internet.

Alejandro Frank, del Instituto de Ciencias Nucleares, uno de los convocantes, no hizo mención de los análisis realizados por el doctor Zalce y el biólogo Rangel. Su fuente fue la investigación peruana del citado arqueólogo Estrada: “Anatomía de un fraude: el caso de las presuntas momias reptiles humanoides de Nazca”. Frank expresó: “No, no quiero que les quede ninguna duda de que esto es un fraude absoluto. Se trata entonces de partes humanas de niños, en ocasiones con tres dedos. Están fabricados, mal fabricados con pedacitos de huesos humanos, y también para el cráneo se usa lo que el arqueólogo forense Estrada llama un cuadrúpedo”.

La personalidad impetuosa de Maussan jugó en su contra. En la conferencia proyectaron en pantalla un fragmento de una discusión que tuvo con un conductor de la televisión peruana, sobre las momias. Le exigía que no dijera mentiras. La velocidad del video fue acelerada, para hacerlo cómico. Frank describió: “Vemos a un hombre, no sé cómo llamarlo, delirante, desquiciado, trastornado, y es el líder de los ufólogos mexicanos”. Para diversión de la audiencia, proyectó un meme que recrea la escena emblemática de la película E. T., el extraterrestre. El niño Elliott vuela en su bicicleta, portando una chamarra roja con una capucha que cubre su cabeza, y cargando a su amigo alienígena en la canasta. Pero en el meme, el rostro de Maussan reemplazó al del niño, y una inexpresiva momia de Nazca viaja en lugar del entrañable personaje.

Lo que Frank y la audiencia desconocían en ese momento es que, año y medio después, el Ministerio de Cultura del Perú, por una orden judicial, entregaría al bando contrario las tomografías y radiografías practicadas a dos de las momias de Nazca en el Hospital Augusto Hernández Mendoza, de Ica. Los estudios no dicen, por supuesto, que son extraterrestres; tampoco que pertenecen a una especie no humana. Pero confirman que son cuerpos disecados de seres vivos genuinos, sin modificaciones. Tras ocho años de disputa pública y legal, a Maussan, por ahora, con eso le basta.

Un raro instante de pausa en la actividad frenética de Maussan Televisión, días antes de su lanzamiento. La sede de operaciones se encuentra en los niveles inferiores de un gran centro comercial.
El destinatario de la estafeta, Sebastián Maussan, hijo del periodista y ufólogo (30 años), ocupa la anterior oficina de su padre. Estudió Ciencias Ambientales. Produce y conduce un noticiero nocturno que pone foco en la crisis civilizatoria y planetaria, pero con una mirada millennial.

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Pasan de las 10:00 horas y Maussan continúa atendiendo pendientes mientras lo espero en su mesa de juntas. Gente de su equipo entra al despacho a hacerle alguna consulta y pronto sale. Por momentos, afuera se hace una bolita de dos o tres colaboradores suyos que esperan, entre ellos un muchacho con rastas que hace edición de video. Cada uno habla con él y se va. Entre consulta y consulta, el periodista sigue tecleando. No lo vi comer la media torta que le pidió a Adelita.

En un instante se queda solo. Deja su escritorio, camina a la mesa y se sienta, muy serio, en la silla de la cabecera que está a mi lado. La charla tiene lugar con breves interrupciones: recibe una llamada o alguien entra de improviso. Sé que está próxima su reunión editorial del día, que tiene pendiente grabar su programa sobre las momias de Nazca y atender dos entrevistas más, pero no lo veo abrumado. Quiero recapitular brevemente su vida a partir de la entrevista de 2008 y saber si el proceso de desclasificación de los archivos de fani o el caso de las momias modifican de alguna manera el estigma social que ha llevado por décadas.

Una pregunta resuena en mi cabeza desde que llegué aquí: ¿cómo, siendo un productor independiente, logró lanzar su propio canal televisivo? Le comento que, hace 17 años, lo entrevisté en su oficina de Polanco, Ciudad de México, en un edificio pequeño, de tres pisos, y con 30 personas con las que producía un solo programa, Tercer Milenio. Pero hoy es evidente su prosperidad. Estamos en todo un centro de operaciones en Santa Fe; semana y media antes se estrenó Maussan Televisión, y su equipo oscila entre 100 y 150 personas.

“El desafío fue mantener un equipo trabajando, a pesar de todos los retos que existían —me explica—. No siempre fue fácil y no siempre abundaban los anunciantes”. Cuenta que para sostenerse como productor independiente ha vendido espacios publicitarios para productos diversos pero congruentes con su filosofía de vida. Recuerdo que en 2008 sus anunciantes tenían que ver con servicios o productos médicos, ecológicos o nutricionales. Me confiesa que tuvo que rechazar otros que no le eran afines, por lo que enfrentó crisis económicas.

“A veces no había dinero y me pasaba meses sin pagarle al equipo. Afortunadamente, nadie renunció por ese motivo. Llegué a deber aquí, en esta plaza, un año de renta, y estaban a punto de echarme. Pasé por momentos, realmente, que a veces no quiero ni recordar”. A Garden Santa Fe llegó hace nueve años, cuando estaba en proceso de divorcio, “y las dos cosas coincidieron, como si se iniciara una nueva etapa en mi vida, la más exitosa, afortunadamente”.

Entonces, ¿cuál fue la tirada maestra? Me entero de que el Biotiquín Maussan fue más importante de lo que podemos suponer. Se trata de un producto basado en un antioxidante presente en el licopeno, pigmento natural de frutas y verduras, creado por el ingeniero bioquímico Juan Alfonso García Urbina. Durante la pandemia de covid-19, Maussan lo promovió como alternativa eficaz de prevención y sanación. Con el mismo fin, en octubre de 2020, el ingeniero fue a una conferencia de prensa del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, para solicitarle que investigara los casos de éxito que tenía documentados. No fructificó. En las redes sociales lo tacharon de producto milagro. Luego el periodista pretendió promover sus logros en una conferencia convocada por la senadora de Morena Lucía Trasviña, en el Congreso de Baja California Sur, el estado donde opera García Urbina, pero fue cancelada. En abril de 2021, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) difundió una alerta a la población sobre el Biotiquín, pues carecía de registro sanitario, y el periodista dejó de venderlo. Pero el despegue comenzó.

Entonces Maussan desarrolló su propia marca de suplementos con antioxidantes, BioMaussan, con apoyo científico, entre otros, del doctor Zalce. “Buscamos antioxidantes más poderosos y encontramos las microalgas —explica el periodista—. Estamos salvando muchísimas vidas, ha tenido una gran aceptación y hoy me ha permitido tener un canal de televisión”. En los cinco años que tiene en el mercado, los puntos de venta crecieron de 20 a más de 200, me explica Zalce por su lado.

Así que, tal cual, Maussan Televisión es posible gracias a BioMaussan. La vida galáctica está en deuda con la población mexicana inconforme con su sistema de salud, mejor que el de Dinamarca. Chiste local. El periodista de pronto salta de BioMaussan al programa 60 Minutos, de la importancia de la televisión a lo nocivo de los microplásticos. Lo interrumpo. Llevo la entrevista a un terreno más sensible: el de su estigmatización.

—Hace 17 años, cuando lo entrevisté, había detractores que hicieron una piñata de su persona para darle palos, pero… —su carcajada resuena y me interrumpe. He soltado el carrete del credo maussaniano.

—¿Tú qué piensas ahora? ¿Qué piensas ahora? ¿Qué sienten ellos hoy? ¿Qué sienten? ¿No? O sea, ¡¿te das cuenta?! ¡¿Te das cuenta cómo cambian las posiciones?! ¡Y ahora se ocultan! ¡Ahora no salen a la luz! ¡Ahora ya no hacen piñatas! ¡Pero tampoco reconocen que estaban equivocados! Y es que el científico siempre pensó que nada podía viajar más allá de la velocidad de la luz. Que todo tenía que viajar en el universo recorriendo tiempo y distancia. Y nunca consideraron la posibilidad, cada vez vamos a estar más cerca de esto, de que se pueden abrir huecos en el espacio-tiempo que te permiten viajar de un lugar a otro en muy poco tiempo. ¿Tú crees que las naves vienen desde allá viajando de un sistema solar al otro? “¡Ya nos faltan tres sistemas solares para llegar a la Tierra!”. ¡Por Dios! ¡Por Dios!

”Ya nos estamos dando cuenta, porque ya tenemos las evidencias, de que [los extraterrestres] constantemente entran y salen, por ejemplo, en lugares como los volcanes, que utilizan como centros magnéticos para poder viajar. Como lo dijo Einstein hace casi 90 años, que había agujeros de gusano, que la NASA los confirmó en 2007, 2008, que hay portales magnéticos entre el Sol y la Tierra, y que ese es el camino, que en una, dos, tres décadas más, los seres humanos van a aceptar, que se puede viajar hasta lugares muy lejanos. Pero, pues, esa es una falta de visión de los científicos…

—¿De visión? ¿También hay soberbia? —me acordé de la conferencia de la UNAM.

—Demasiada arrogancia. “Yo soy científico, me gradué, tengo un doctorado, soy dueño de la verdad”, cuando el científico debería ser el más humilde de todos. Me recuerda a los sacerdotes en el siglo XVII, cuando le decían a Galileo: “No tengo que ver tu telescopio para ver que las lunas giran alrededor de Júpiter, porque no existe”. Los científicos nunca han querido investigar el tema extraterrestre, “porque no existe”. El científico debe ser curiosidad, apertura, mente abierta. A cualquier reto, a cualquier posibilidad. Oye, si la gente está diciendo que hay seres, que hay cosas ahí, ¿por qué yo voy a decir que están locos? Porque yo soy el dueño de la verdad.

Recordé un sonado caso que recogí en mi libro Ovnis. Historia y pasiones de los avistamientos en México, surgido de “Jaime Maussan: un cronista de otro planeta”. El del piloto militar que en 2004 presuntamente fue seguido por 11 luces que grabó con su cámara de rayos infrarrojos. El entonces secretario de la Defensa Nacional, general Clemente Vega García, se lo dio a Maussan. El doctor Rafael Navarro, de la UNAM, que participó en el equipo del Mars Science Laboratory de la NASA, y otros de sus colegas, dijeron a la prensa que fueron centellas. Cuatro años después, cuando escribía mi libro, lo entrevisté en persona y se retractó: “No eran centellas, pero tampoco ovnis”. No me dio otra explicación.

Le pregunto a Maussan si piensa que el proceso de desclasificación de archivos de FANI ha impactado en la mirada del mundo científico mexicano. “Se han quedado callados, es lo único que ha pasado. Evidentemente que no eran centellas [retoma la anécdota de 2004]. Luego le fueron a pedir disculpas en privado al secretario de la Defensa. O sea, cuando tú das a conocer algo, inmediatamente tiene que venir la respuesta, verdadera o falsa, pero tiene que venir. Y se equivocaron miserablemente los científicos. Hoy lo van a tener que reconocer”, afirma.

Maussan admite que cuenta con científicos aliados en el mundo. En el caso de los cuerpos momificados de Nazca, tiene el apoyo del especialista forense estadounidense John McDowell, que en 2024 recibió la medalla RBH Gradwohl, considerado el máximo galardón de las ciencias forenses en Estados Unidos, y que ha ido a Perú a estudiarlos. Menciona también al médico forense peruano David Ruiz Vela, expresidente de la Sociedad Peruana de Medicina Legal, integrante de la Academia de Ciencias de Nueva York, a quien entrevistó esta mañana por videollamada. Pero de todas formas piensa que los prejuicios dominan el mundo científico y académico, y tienen consecuencias. Pone de ejemplo al Ministerio de Cultura del Perú, el cual, al negarse a estudiar los cuerpos disecados legítimos, no los ha declarado Patrimonio Cultural del Perú, por lo que se están deteriorando.

Enfatiza: “Nuevamente vamos a lo mismo: ‘Oye, hay estos cuerpos, hay que investigarlos’. ‘No necesito investigarlos, tú los hiciste, tú le cortaste los dedos, tú le pusiste el dedo meñique arriba del otro’. Verdaderas locuras. No es normal ni la cuenca de los ojos, ni el tamaño de los huesos, ni las huellas dactilares, ni el ADN. Y no lo quisieron reconocer. Y ahora se les viene el mundo encima. Pueden terminar en prisión, ¿sabías?”.

Da por hecho que ganará la demanda legal por 300 millones de dólares. “Quiero negociar con el Gobierno de Perú para que me dejen sacar los cuerpos a las mejores universidades de Estados Unidos —manotea varias veces en la mesa—, quiero preservarlos, encontrar otros que están por ahí y construir un centro de investigación. Tenemos entre 10 y 20 cuerpos que podemos exhibir. Yo creo que los beneficios deben ser para dos poblaciones, Nazca y Palpa [la otra ciudad en el departamento de Ica que bordea la zona de los descubrimientos]. A ellos les pertenece, son gente muy pobre. Yo tengo 72 años, no tengo ambiciones, al menos económicas —tamborilea los dedos sobre la mesa.

—¿Cuáles son sus ambiciones?

—Ayudar a cambiar la historia de la humanidad, lograr que nuestros hijos crezcan mejor que nosotros, pero sobre todo los nietos. En un mundo que se está secando, en un mundo con un cambio climático, en un mundo de extinción, en un mundo de contaminación de plásticos.

El periodista entra en otra disertación, ahora cósmica. Considera que, si en 1947 la humanidad hubiera sido informada del legendario caso de Roswell, Nuevo México, en el que un supuesto platillo volador cayó con todo y alienígenas, nos habríamos evitado la crisis civilizatoria y planetaria actual. Pero “desde aquel entonces, y hasta ahora, los dueños del mundo son los dueños de la energía, las grandes empresas petroleras, las grandes empresas carboníferas y la industria militar. Todos ellos se hicieron cómplices para que las cosas se quedaran como estaban, para que la humanidad no evolucionara, porque no era conveniente para sus intereses. Hoy todo eso se está resquebrajando ante nuestros ojos”.

—¿Y eso que observa qué le hace sentir?

—Pues que dije la verdad, que complicó mi papel como periodista, que no me dio miedo, que me arriesgué, que arriesgué a mi familia con un propósito. Que gracias a mí y a personas como yo, porque no soy el único, hemos logrado forzar a la autoridad a empezar a reconocer que todo es cierto. Si no, estaríamos todavía en la era de las cavernas. O sea, ¿entonces qué debe ser un periodista? Debe ser alguien que ve el futuro, que ve la verdad y la expone, en vez de decir: “Ay, no me conviene”, ¿no? Todos mis compañeros de 60 Minutos me dijeron: “No te metas, te va a afectar, vas a destruir tu carrera”. Y yo ni lo pensé, ni me dio miedo y dije: “No, pues los que están equivocados son ustedes. Esto es verdad y es la noticia más importante de la historia”.

—Cuando lo entrevisté en 2008, en cada programa de Tercer Milenio sentenciaba: “El tiempo nos dará la razón”. ¿El tiempo ya le dio la razón?

—Ahí está —alza con desenfado la mano posada en la mesa—. Se está cumpliendo.

Sebastián en acción, al frente de Tercer Milenio 360 Internacional.
La (relativamente) nueva oficina de Maussan es un set de Odisea 2001, limpio y espacioso, en comparación con su antigua oficina, cuyas paredes estaban cubiertas de colecciones de objetos, reconocimientos, recuerdos, etcétera. Con todo, conserva algunos modelos curiosos, como este “compañero de viaje” de papel maché.
Científico militar, colaborador, aliado, el capitán José Zalce se involucró en una de las investigaciones de Jaime Maussan más relevantes de los últimos años: las llamadas momias tridáctilas de Nazca. Su misión inicial fue verificar que no eran cuerpos humanos disecados. ¿Extraterrestres? Un asunto que ni el médico forense ni Maussan pueden afirmar.

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Cuando salgo del despacho de Maussan son las 11:00 horas. Inmediatamente entra su equipo para la reunión editorial. Todos son hombres. Afinan detalles para la grabación del programa sobre los estudios oficiales a las momias de Nazca. Me dicen que lo harán en el estudio del centro de operaciones por la tarde, por lo que tengo tiempo de sobra para reportear.

Maussan está en la cima de su ejercicio periodístico, luego de más de cinco décadas de trayectoria, y lo disfruta. “El anuncio más importante de mi vida”, intituló al video promocional del lanzamiento de su canal televisivo. Grupo Imagen tiene la concesión del Canal 3 y Maussan Televisión paga la señal del 3.3. Por ambas vías el periodista se entrega a su audiencia de forma omnipresente. Conduce varios programas con matices en la información sobre los fani, su proceso de desclasificación, alienígenas, y ciencia: Tercer Milenio Presenta, Extraterrestrial, No Humano, Interestelar e Investigaciones Especiales.

En su centro de operaciones hay actividad continua. La gente sube y baja escaleras, va de una oficina a otra, de un estudio de grabación al de producción. El director del canal es el guionista y productor argentino Jorge Luis Sucksdorf, realizador de dos series de la popular Alienígenas Ancestrales, edición latinoamericana, para History Channel. En Maussan Televisión conduce Mi entrevista paranormal, en la que charla con celebridades. Una parte del equipo está compuesta por gente experimentada, que ha acompañado a Maussan desde hace tres décadas, como el citado Clemente y Rubén Villatoro. De igual manera, se ha sumado a periodistas independientes con una conocida trayectoria en temas de misterio, como Lourdes Gómez y Yohanan Díaz.

La agenda intergaláctica, obvio, es la más buscada en la parrilla de Maussan Televisión. Centinelas, conducido por Clemente, es de los más vistos, y ha sabido modernizarse: antes los vigilantes se subían a las azoteas de sus casas con sus cámaras; hoy un anuncio en el canal invita a la audiencia a convertirse en centinela y sumarse a su red de monitoreo digital. “Ahora ya logré colocar cinco cámaras en diferentes zonas importantes de avistamientos: en la zona del volcán Popocatépetl; Tepoztlán, Morelos; Rosarito, Baja California; la Peña de Bernal, Querétaro, y el Nevado de Toluca”, me comparte su conductor.

Clemente también me confía que la oleada actual de avistamientos les hizo reforzar su filtro, porque con la inteligencia artificial y las técnicas sofisticadas de fotomontaje y edición les pueden hacer malas pasadas. Maussan, por ejemplo, en abril dio a conocer una fotografía de un presunto platillo volador tomada por un fotógrafo local de Chiapas. Emocionado, destacó la nitidez de la nave espacial suspendida sobre unas montañas boscosas en Chiapas, con un cielo muy azul de fondo. Y sí, parecía postal de Steven Spielberg. Luego reconsideraron y con apoyo de especialistas en Italia descubrieron que era un montaje. En otro programa el periodista exhibió el fraude y al fotógrafo.

La subdirectora del canal y responsable de los nuevos contenidos es Sasil Echeverría. Ella representa a la nueva generación en Maussan Televisión. Es una millennial entusiasta, amante del arte contemporáneo. Me dice que hizo estudios de Dirección de Cine y Fotografía en Nueva York, y en México estudió en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). “Estamos transmitiendo 24/7, tenemos una producción de casi 30 programas propios y ha sido titánico”, señala. Treinta programas sobre la vida fuera de este planeta sí que luciría titánico, pero el canal también aborda asuntos mundanos de salud, medio ambiente o de interés popular, como en el programa Zadrigman al Rescate, conducido por un superhéroe enmascarado del mismo nombre que rescata animales, y qrr, Quien Resulte Responsable, de demanda ciudadana, conducido por la abogada Lizzet Arriaga, por igual conductora de noticias del Canal del Congreso.

Pero lo que en verdad me intrigó es que tuvieran un programa de corte feminista llamado Cabronas, conducido por la periodista Jimena Duarte, en el que se han tocado temas sobre menstruación y pobreza, sexualidad, violencia de género y emancipación, entre otros. Tiene sentido: el vecindario galáctico será un mejor lugar cuando caiga el patriarcado terrícola. Echeverría me cuenta que Duarte se acercó al equipo para hacer su propuesta y “se la presentamos a Jaime e inmediatamente le emocionó”.

Un programa, en especial, tiene un perfil generacional transgresor: Tercer Milenio 360 Internacional, el noticiero nocturno producido y conducido por Sebastián Maussan. El hijo del periodista tiene 30 años y estudió Ciencias Ambientales en la Universidad de Colorado en Boulder. El noticiero pone foco en la crisis civilizatoria y planetaria, pero con una mirada millennial. “Abordamos temas sobre la injusticia climática, la injusticia social, la injusticia de género, que en otros lados no les dan importancia”, explica.

Las noticias del impacto del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad son cotidianas, pero también la destrucción a causa de las guerras. En cada emisión da la actualidad del arrasamiento que Israel hace del pueblo palestino o la destrucción de Ucrania por la invasión rusa. De igual manera, reporta conflictos armados, algunos insurreccionales, poco conocidos, que ocurren en Medio Oriente, Asia o África, desde los que también visibiliza casos de opresión y violencia de género, aunque también reporta la otra cara: “Queremos evidenciar lo que está sufriendo la gente por culpa de unos pocos, pero también presentar a quiénes están haciendo la diferencia en la humanidad”.

Sebastián es uno de los tres hijos del periodista; su hermana menor, Montserrat, es reportera del noticiero. Tienen una media hermana, Dayana, que es la hija mayor de Maussan, nacida de una relación previa. Ella también laboraba en su canal, pero ya no lo hace. En febrero de 2025 se hizo público que demandó a su padre por despido injustificado y violencia verbal. Le pregunté por ella. “De eso no quiero hablar”, me dijo.

Sebastián, como dije antes, ocupa la antigua oficina de su padre, lo cual toma como un reconocimiento a los siete años que ha trabajado con él: “No es fácil, es un jefe exigente, es un jefe muy perfeccionista”. Es alto y de complexión atlética. Su trato es cordial, no en vano su segundo nombre es Amigo. Sebastián Amigo. Comenta que creció en la legendaria casa ecológica de su padre, ubicada en el Parque Nacional Desierto de los Leones, en la Ciudad de México. “Mis amigos eran los conejos, los venados, las ardillas y los árboles”, dice. Pero ser hijo del conocido ufólogo le dejó una huella honda: “[Mi infancia] fue una época oscura; si hablaba del tema la gente me vetaba de loco, en lugar de interesarse y conocer más”.

—¿Lo sufriste? —puedo imaginarme lo que vivió.

—Sí, sí lo sufrí, mucho. Bullying, burlas, de todo. Yo creo que la gente que lo negaba o se burlaba hoy prefiere quedarse callada. Ahora yo escucho que las personas dicen, mínimo, si no creen al 100%, que sería una tristeza que fuéramos los únicos seres inteligentes en el universo, conociendo que hay tantos mundos allá afuera. Yo sé que muchas veces los visionarios en nuestra historia también han sufrido, ¿no? Mi papá es un visionario muy importante de nuestros tiempos. Ha habido otros en el pasado, como Cristóbal Colón, que no le creían su proyecto de llegar a las Indias rodeando la Tierra, y terminó en América, o Galileo Galilei, que decía que no éramos el centro del universo. Pero afortunadamente sus ideas trascendieron. Hoy son reconocidos como los grandes visionarios de la historia, y yo creo que mi papá, algún día, muy pronto, va a ser reconocido así.

El periodista y un habitante permanente de la casa en el Desierto de los Leones. El lugar se abrió a visitas limitadas en una convocatoria de la plataforma Airbnb y se convirtió en parte de la peregrinación de los aficionados a la ufología.

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A las 16:30 horas, Maussan está en el estudio principal para grabar su edición de Investigaciones Especiales, sobre las momias de Nazca. Viste sobrio, camisa blanca, pantalón negro, saco beige. Esta vez dejó de lado los sacos de tonos coloridos que, de un tiempo acá, le gusta usar: carmín, azul rey, rosa mexicano. El doctor Zalce está presente porque analizará en pantalla las radiografías enviadas desde Perú. Yo estoy sentada en un silloncito al lado de una de las cámaras que hay en el estudio. Su producción proyecta una nave alienígena negra, enorme, suspendida, algo perturbadora, como fondo del escenario. La nave no saldrá en pantalla, solo la estructura metálica sobre la que supuestamente descendería. Me recuerda a la película Alien, el octavo pasajero, de Ridley Scott, estrenada en 1979.

Maussan está de buen humor. Parte del día lo dedicó a preparar esta edición victoriosa. A una señal, comienza a hablar ante la cámara, sin notas en la mano, sin teleprompter, sin “chícharo” en el oído. Como decimos acá, “a la viva México”. Presenta el programa, anuncia que la noche previa el Ministerio de Cultura entregó los análisis realizados a dos momias de Nazca al abogado peruano Flores Paredes. Confirman, dice, la autenticidad de los cuerpos disecados y derrumban las acusaciones de que eran muñecos armados. Guarda silencio. Presenta a uno de sus especialistas. Esperaba ver el fragmento de la entrevista proyectado en lugar de la nave espacial, pero eso no sucede. Alguien de la producción le dice que no “trajeron” el fragmento. Maussan se molesta. La charla va escalando de tono. Le dicen que “lo traen ahorita”, que sigan avanzando en la grabación. Va enfureciendo.

—¡Yo estoy acostumbrado a trabajar con profesionales, y aquí todos los días, todos los días hay un problema! ¿Yo lo dije o no lo dije? —reclama. Le están cebando su momento triunfal.

—Sí lo dijiste —responde el responsable con voz apagada.

—Entonces, ¡¿qué chingados?! —estalla—. ¡No, pues entonces qué chingados, hijo! ¡Nada más díganme si estoy loco! ¡Yo tengo que escucharlo y seguirlo! Y ahorita digo: “Vamos a empezar con esto” y me dicen: “No lo traje” —voltea a ver a Zalce— ¡Lo tiene que editar! ¡No lo hizo, hermano! —mira de nuevo al reclamado— ¡¿Lo pedí o no lo pedí?! ¡Y pedí la parte que iba! ¡Y me dicen: “No lo traje”! —regresa a Zalce—. ¿Qué se hace ahí, Zalce? Yo estoy a punto de entrar a una situación de… —guarda silencio.

—Colapso —puntualiza Zalce, con sorprendente tranquilidad—. No te preocupes, tienes dos opciones. La primera, como siempre, recurrir a mí. La segunda, respira profundo, tranquilízate.

Maussan se recompone de inmediato. Comienza a bromear sobre la nave alienígena. El periodista y su equipo acuerdan reiniciar la grabación del programa. Narra ante la cámara: “El Ministerio de Cultura del Perú, finalmente, sí, finalmente, después de casi nueve años, entregó las primeras evidencias que ellos pudieron obtener de uno de los cuerpos tridáctilos de Nazca. ¿Por qué es tan importante? Porque con estas evidencias se demuestra que mintieron. Se demuestra que nunca investigaron el caso. Se demuestra que difamaron, además de acusar ante la justicia a los catedráticos de la Universidad de Ica sin pruebas, y los querían llevar a la cárcel”, refiere sobre los catedráticos aliados del caso.

Ahora presenta fragmentos de las entrevistas que anteriormente realizó. Abre con el doctor Enrique Candia, responsable de tomar las radiografías en el Hospital Augusto Hernández Mendoza, de Ica. El doctor sale en pantalla y explica escuetamente: “Podemos referir que están perfectamente articuladas todas las estructuras, que veamos signos de que hayan sido fracturados los huesos, amputaciones traumáticas, no hay signos”.

Tras presentar los fragmentos de sus entrevistados, Maussan le pide al doctor Zalce que presente su conocimiento forense. La producción proyecta, en gran formato, acercamientos de las radiografías. El periodista le pide que explique las vistas de acercamiento a las estructuras óseas de la momia María. Un pie con tres huesos largos queda en pantalla. “Ella tiene cinco falanges, pero en tres dedos —dice Zalce—. No hay huella de amputación mecánica o natural. No hay amputaciones. No hay huellas de armado”.

—Con esto está perdido el Ministerio de Cultura —concluye Maussan.

—Definitivamente —apunta Zalce—. Primero, porque ellos hicieron las radiografías. Segundo, porque ellos llevaron los cuerpos al hospital que quisieron, para que el especialista técnico las hiciera sin la participación de nosotros. Y, tercero, se corrobora que lo que hemos dicho desde el principio es verídico.

—¡¿Qué le parece?! —Maussan voltea a la cámara para dirigirse a su audiencia—. ¡Se está cambiando la historia ante nuestros ojos! ¡Lo que usted acaba de ver es único! ¡Nunca antes había sucedido! Muchas gracias por acompañarnos, yo lo espero en la siguiente emisión de esta investigación especial —no remató con su clásico actualizado: “El tiempo nos dio la razón”.

“¡Corte!”, se escucha cuando son las 17:30. Maussan luce agotado. Inesperadamente, voltea a verme y me pregunta: “¿Qué le pareció?”. Yo pensé que había olvidado mi presencia. Solo atino a decir: “Interesante”, mientras sigo procesando la asombrosa información en mi interior. El periodista voltea a ver al médico militar: “¡Vámonos a comer, Zalce!”, le dice. Nos despedimos y salimos del estudio. Quién sabe si la media torta que le pidió a Adelita lo sigue esperando.

Lo que Maussan no sabía en ese momento es que semanas después el periodista peruano Jois Mantilla, el que más ha cubierto el caso en Perú, informará en Maussan Televisión que el Ministerio de Cultura planea hacer una conferencia de prensa para descalificar las propias tomografías y radiografías que les hizo a las dos momias de Nazca. Que afirmará que los especímenes son humanos, pero fueron modificados, y así los declarará Patrimonio Cultural del Perú, buscando evadir la demanda penal del periodista. Y no solo eso: también cancelaría prácticamente su plan de sacarlas y enviarlas a centros de investigación en Estados Unidos.

El programa fue difundido el 11 de abril. En la transmisión por YouTube, sus fans de Latinoamérica le agradecieron a Maussan por las revelaciones y le manifestaron su admiración desde Puerto Rico, Colombia, Cuba, Perú, México. Un mensaje perceptivo capturó el significado que hoy tiene el ufólogo para su audiencia creciente. La usuaria @patriciadevanagari560 le escribió: “Como siempre, el devenir del tiempo y de los acontecimientos te dan la razón [...] Entonces se cumple: ‘Ladran, Sancho, ¡señal que cabalgamos!’. Querido Jaime, heraldo de la Verdad y lo Justo. ¡Salud! Con mucho amor te vemos desde Argentina”. Emoji de corazoncito y carita sonriente.

Maussan en el mirador de su legendaria casa ecológica en el Desierto de los Leones, Ciudad de México.

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El día en que la Tierra se acercó a Maussan

El día en que la Tierra se acercó a Maussan

09
.
09
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25
2025
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Ilustración de
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Una vindicación interplanetaria

¿Y si Jaime Maussan, el ufólogo más fiel a su verdad en esta parte del mundo, siempre ha tenido razón? Es una pregunta, por ahora, difícil de contestar, pero hasta hace poco tiempo —meses— simplemente formularla se antojaba, en escenarios mainstream, como una sandez. Tras cinco décadas de trayectoria a la contra, de oficio periodístico antisistema, Maussan está en plena forma y en ánimo triunfalista, gracias a un canal de televisión para él solo, unas momias con tres dedos en Nazca, Perú, y una pequeña ayuda de sus amigos.

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La mañana del 10 de abril de 2025 el periodista Jaime Maussan está exultante. El ufólogo más célebre y controversial de habla hispana tiene ante sí una jornada de reivindicación periodística. Por fin todos esos años —décadas— de necia defensa ante el descrédito y las burlas rendirán frutos. No sucederá en cualquier sitio. Son las 9:00 horas cuando lo veo salir de su flamante despacho, en la segunda planta del centro de operaciones de Maussan Televisión, el canal televisivo que estrenó 10 días atrás, en la exclusiva zona de Santa Fe, en la Ciudad de México. Viste casual, camisa color vino, chaleco y pantalón oscuros. Entra a la oficina que tiene enfrente, la de su asistente Adela Ángeles, Adelita, le llama, donde yo lo estoy esperando para entrevistarlo.

Esto, en realidad, es un reencuentro. Entrevisté a Maussan en 2008 para Gatopardo (“Jaime Maussan: un cronista de otro planeta”). Entonces escribí que todas las pasiones de la discusión sobre el mundo extraterrestre en México se hacían nudo en su persona. Hoy, 17 años después, su popularidad —y la pasión que lo consume— escaló de nivel. Posee su propio canal de televisión, realizó dos audiencias públicas en torno al fenómeno ovni (acrónimo de “objeto volador no identificado”) en la Cámara de Diputados mexicana, protagonizó la serie Los expedientes secretos con Jaime Maussan de History Channel Latinoamérica, periodistas de renombre le manifiestan su aprecio en su cuenta de X, salió en promocionales de la célebre serie Stranger Things de Netflix, a través de Airbnb regaló una estancia a sus fans en su casa-búnker ecológica y le pusieron su nombre a una calle de La Rumorosa, localidad en Tecate, Baja California, autodenominada “La capital del mundo del fenómeno ovni”.

“Parezco fedayín”, me dijo cuando lo entrevisté la primera vez, aludiendo a sus raíces sirio-libanesas, al mostrarme una foto de su juventud en la que lucía flaco, cejudo, con melena y barba tupidas, muy negras. Hoy tiene 72 años. Su cuerpo es robusto y la cabellera emblanqueció intensamente, mas su impetuosidad permanece inalterada. Camina hacia mí resuelto. Me levanto del sillón para saludarlo, pero antes de decir una palabra, se excusa por el retraso y me pide que lo espere más tiempo.

Su petición está justificada. “¡Es por el caso de las momias tridáctilas de Nazca!”, me dice rotundo y con los ojos bien despiertos, sin la apariencia adormecida que luego los acompaña. Se refiere al caso de los cuerpos disecados descubiertos en 2015 por exploradores de tumbas precolombinas en Nazca, Perú, el legendario lugar de los geoglifos monumentales y misteriosos. Según sus investigaciones, unos especímenes miden alrededor de 60 centímetros, en tanto el tamaño de los otros varía de un metro a 1.80. Su cráneo es alargado y presentan tres dedos larguísimos con cuatro o cinco falanges en manos y pies —de ahí su nombre—. ¡Qué impacto! Yo ya había leído que el Ministerio de Cultura del Perú dijo que eran muñecos armados con huesos de animales y pegamento, decomisados en un aeropuerto, y que a Maussan lo tachó de charlatán.

Maussan me cuenta emocionado que, justo anoche, el Ministerio atendió una orden judicial y entregó al investigador y abogado peruano Jorge Luis Flores Paredes las tomografías y radiografías que realizó, en septiembre de 2024, a dos de los especímenes. Los cuerpos momificados están resguardados en la Universidad Nacional San Luis Gonzaga, de Ica. El periodista, en el acelere, me aclara que el Ministerio les hizo los estudios para exhibir que se trataba de un fraude. Pero cuando obtuvo los resultados, extrañamente, no los dio a conocer. Medio año después, el abogado Flores Paredes los obtuvo a través del mecanismo de transparencia de su país, y los compartió con el ufólogo. Son la evidencia institucional de que mintieron, de que no son muñecos, sino seres vivos momificados, sin alteraciones, enfatiza. Más tarde me enteraría de que Maussan denunció al Ministerio, por difamación, por la cantidad de 300 millones de dólares. De ganar, los destinará a la construcción de un museo y centro de investigación en Nazca, que los albergaría.

Así que no, no es un día laboral cualquiera. “Tengo que hacer tres entrevistas sobre el caso con especialistas de Perú para mi programa de hoy”, sigue excusándose. Se refiere a una emisión de Investigaciones Especiales, a transmitirse en su nuevo canal a través de la frecuencia 3.3 de la televisión abierta mexicana y en YouTube. Su programación incluye material ufológico, astronómico, de fenómenos paranormales, medioambiental y de defensa animal, entre otros. Por supuesto, decido esperar. Lo que haga falta. Quiero atestiguar el detrás de cámaras de la que se anticipa como una edición memorable.

Es un instante importante no solo para Maussan. El análisis de los cuerpos disecados lo realizó con el apoyo de un científico militar, el capitán José Zalce, médico cirujano naval con maestría en Medicina Forense. Es el colaborador más cercano e influyente en su equipo. Zalce me explicará después, en entrevista, que les han realizado análisis de rayos X y ADN, tomografías, reconstrucciones tridimensionales, fluoroscopias, odontología forense y carbono 14. Todo eso le sirve para sostener que se trata de especímenes no humanos con una antigüedad mayor a 1 000 años.

El caso de las momias tridáctilas de Nazca es, quizá, el más polémico que ha cubierto Maussan y el que le ha dado mayor proyección internacional. El ufólogo lleva más de tres décadas investigando y difundiendo información sobre presuntas visitas interplanetarias y fenómenos anómalos diversos, lo que ha provocado escarnio, pero también admiración prolongada. Cuando lo entrevisté en 2008 ya era un afamado periodista de naturaleza polarizante, pues su sola evocación agitaba cualquier convivio o sesuda conversación. Ni hablar del círculo científico y catedrático. En esa ocasión me externó furioso su hartazgo de que lo acusaran de embaucador. En especial le indignó que un grupo aficionado a la astronomía en San Luis Potosí hiciera una piñata de su persona para darle palos, “¡Fíjate nada más! ¡La anticiencia! ¡El anticristo!”, estalló.

Sin embargo, su vida, a la par del mundo ufológico, ha cambiado mucho desde 2008. En esa época constaté que hubo una gradual apertura de información sobre el fenómeno ovni en medios de comunicación estadounidenses como History Channel, mientras que en una entrevista del 13 de mayo de 2008 con L’Osservatore Romano, José Gabriel Funes, en ese entonces astrónomo en jefe del Vaticano, opinó que no había contradicción entre creer en Dios y estar convencido de que los extraterrestres existen. Con todo, Maussan considera que tuvimos que llegar a 2022 para que se verificara un hecho de “proporciones históricas”. El Congreso de Estados Unidos realizó audiencias públicas en las que funcionarios del Pentágono, la máxima instancia militar del país, se pronunciaron sobre el asunto. En el verano de 2023 hubo una más, con testimonios por parte de miembros de las fuerzas armadas de avistamientos de ovnis. Otras han tenido lugar en 2024 y 2025. El clima de opinión parecía que comenzaba a cambiar.

Tales audiencias resonaron en México, y fueron vistas como un reconocimiento a la estigmatizada labor informativa de Maussan. La periodista Laura Sánchez Ley escribió en su cuenta de X: “Yo no sé si existen los ovnis, pero siento bien bonito que la vida le esté haciendo justicia a @jaimemaussan1”. En 2023 el periodista alcanzó un hito, asombrosamente con el respaldo de un diputado de Morena, el partido oficialista, Sergio Gutiérrez Luna —recién ascendido a la presidencia de la Cámara de Diputados—, al concretar dos actos públicos de carácter similar a los de Estados Unidos, con el nombre de Audiencia Pública para la Regulación de los Fenómenos Aéreos Anómalos No Identificados. El primero fue en septiembre, el segundo, en noviembre.

Durante la primera audiencia, en plena sala de sesiones de la Cámara, inesperadamente Maussan presentó dos de los cuerpos momificados de Nazca, para asombro general. Al principio los medios abordaron el tema con tacto, mientras que sus seguidores le manifestaron júbilo en las redes sociales. Esta vez le hicieron otra piñata, pero de festejo. La famosa Piñatería Ramírez de Reynosa, Tamaulipas, lo personificó trajeado y sonriente, cargando su momia. Sus fans hicieron pasteles, garnachas o tamales con forma del espécimen, “tamaliens”, les llamaron. Pero cuando funcionarios del sector cultural peruanos declararon a la prensa que era un farsante, que había manufacturado unos muñecos, la compuerta del ridículo se abrió. Enfurecido, se defendió, sin lograr desactivar la afrenta.

Hoy dice poseer las primeras pruebas oficiales que lo validan. En 2008, la época de mi primera entrevista, siempre terminaba su programa Tercer Milenio con la sentencia: “El tiempo nos dará la razón”. ¿Se la ha dado?

Maussan está en la cima de su ejercicio periodístico, tras cinco décadas de actividad. Lo disfruta (y lo estresa). Por medio de su propio canal de televisión, conduce varios programas con matices en la información sobre los fenómenos anómalos no identificados (FANI, antes llamados ovnis), el proceso de desclasificación de los archivos de Gobierno relacionados con ellos, alienígenas y ciencia: Tercer Milenio Presenta, Extraterrestrial, No Humano, Interestelar e Investigaciones Especiales.
La mesa de trabajo para el director de un equipo de alto rendimiento: la colección personal de Maussan de peonzas de movimiento perpetuo, botanas bien dispuestas, también perpetuas…

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Son las 9:30 horas y sigo a la espera de charlar con Maussan. El centro de operaciones de su televisora está en el tercer piso del subsuelo de Garden Santa Fe. En ese nivel de la plaza comercial, repartidos en distintos locales, funcionan el área administrativa, la redacción y los estudios de producción. También en el mismo piso se encuentran las oficinas centrales de BioMaussan, la empresa que produce su famoso suplemento alimenticio a base de algas marinas.

Mientras Maussan hace sus entrevistas, platico con Adelita. Recordamos que la conocí en 2008. Su porte es distinguido y su carácter, enérgico. Tiene 72 años, la misma edad que su jefe. Me cuenta que ha trabajado con él casi la mitad de su vida, 33 años. Adelita es su enlace con el mundo exterior y quien trata sus asuntos personales. Al lado de su escritorio cuelga una camisa salida de la tintorería; comenta que también se encarga de su desayuno. Me dice que, aparte de mí, él tiene dos entrevistas más. A su jefe lo describe como un hombre infatigable al que le enfada el incumplimiento de sus indicaciones y las fallas en los tiempos de entrega. “Ya me regaña con mucha confianza, ya no tiene miramientos”, ironiza.

La oficina de Adelita también es punto de encuentro. Carlos Clemente, el principal guardián del archivo ufológico de Maussan, entra a saludarla. Lo entrevisté en 2008, y me recuerda. Un rato después, un hombre acicalado la saluda afable. Luce camisa blanca y pantalón negro. Ella voltea a verme: “También tienes que entrevistar al doctor Zalce, está al frente de BioMaussan”. Le pregunto al médico si me permite entrevistarlo, pero me esquiva y se va. Pude hacerlo por teléfono. Debe ser el integrante más enigmático y reservado del equipo de Maussan. No solo está, en efecto, al frente de BioMaussan; también encabeza la investigación de los especímenes disecados de Nazca. Ambos conforman una mancuerna de contraste y contrapeso. Si Maussan se enciende por algún conflicto, el militar lo apacigua con sobriedad.

La dinámica entre el periodista y el médico es evidente en una diversidad de videos de YouTube que datan de 2017 en adelante: es el registro de sus incursiones a tierras peruanas, reuniones con científicos del mundo, documentales, conferencias, entrevistas de prensa. También está su participación en la audiencia pública realizada en el Congreso de la República del Perú, en septiembre de 2023. Zalce expuso los resultados de los estudios que realizó a los cuerpos momificados ante congresistas y funcionarios del Ministerio de Cultura, quienes tras la exposición continuaron sosteniendo su tesis de los muñecos armados con pedazos de huesos. A Maussan solo le permitieron hablar tres minutos, pero les reclamó de frente: “¡Los señores no saben lo que están diciendo! ¡Los señores se equivocaron!”. La cámara registró al arqueólogo Flavio Estrada en la sala, su principal detractor, esbozando sonrisas burlonas al escucharlo.

Zalce sabe que se internó en un territorio hostil y peligroso. Cuando acompaña a Maussan a algún evento para hablar de los especímenes, siempre le pide que comparta su trayectoria. El cirujano de 48 años es cuidadoso en sus declaraciones. Me dice que tiene 28 de servicio en la Secretaría de Marina. En internet encuentro que obtuvo el primer lugar de su generación en la maestría en Medicina Forense de la Escuela Militar de Graduados de Sanidad de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. También dice que tiene estudios oficiales en Odontología y adn Forense, Antropología Forense y Medicina Aeroespacial. Y, más aún, menciona que fue director de los servicios de medicina legal y forense de la Secretaría de Marina. ¿Qué hace tamaño científico militar acompañando al ufólogo?

El capitán me cuenta que conoció a Maussan en 2015. Este se acercó al Instituto Nacional de Ciencias Forenses, S.C. (Inacifo) porque buscaba a un especialista escéptico que revisara unas fotografías de supuestos alienígenas. Él lo era. Tiempo después lo buscó de nuevo con motivo del caso peruano, lo que transformó su mirada científica, al punto de abrazar las tesis del periodista. “Siempre fui escéptico, hasta más o menos 2018, 2019, cuando empezamos a analizar los cuerpos tridáctilos de Nazca —explica—. Los resultados han sido excepcionales, sorprendentes para mí”.

El médico asegura que identifica dos “especies” distintas: la que mide alrededor de 60 centímetros y la que va de un metro a 1.80. Expresa que ha estudiado siete de los cuerpos pequeños, más una docena de cráneos sueltos y seis de los grandes, más un feto que se encuentra dentro de la momia llamada Montserrat. Las momias tridáctilas de Nazca detonan una variedad de emociones en Perú. Mientras el bando institucional y científico las desprecia, el “sector aliado” les tomó cariño y les puso nombres: Paloma, María, Albert, Sebastián, Montserrat y Rafael, como nombraron a su feto.

Zalce enfatiza que él y Maussan no afirman que se trate de especímenes extraterrestres. Pero lo que dicen es quizá igual de espectacular: “Nos hemos limitado a decir que, uno, son correspondientes a nuevas especies que no están descritas en el árbol taxonómico de la evolución de las especies en este planeta, o dos, que son dos especies que llevan una evolución paralela a la evolución conocida y que no ha sido descrita”.

Ejemplifica con el caso de la momia María. Sorprendentemente, dice, encontraron que 70% de su adn es identificable y el resto no lo es, a diferencia del adn humano, que tiene una cercanía de 98% o 99% en relación con el de los simios. “Dentro del 70% de ADN que sí se pudo identificar, se encontraron muchas anomalías: tiene adn del simio bonobo y del chimpancé, que corresponden a África, y tiene una correlación con el primer homínido del sur de Asia, de Filipinas”. Zalce señala que estos resultados fueron idénticos en tres laboratorios de tres países distintos: Abraxas Biosystems, de México; Cen4Gen, de Canadá, y el Instituto Estatal de Tecnología de San Petersburgo en Rusia. “Los tres coinciden en su totalidad”, asegura.

A nivel molecular encontraron otras anomalías en la conformación del adn, apunta, como la repetición de ciertas secuencias de nucleótidos. “Estas repeticiones constantes y métricas las conocemos en la actualidad como firmas genéticas y se utilizan, por ejemplo, para la clasificación del maíz transgénico”. Por esa razón dice que estudian la posibilidad de que los cuerpos momificados sean resultado de una tecnología de hibridación en la antigüedad. El responsable, por cierto, de estudiar dicha secuenciación genética es el biólogo Ricardo Rangel, egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Zalce explica: “Es increíble que un adn de hace más de 1 000, 1 200, 1 500 años de antigüedad tenga esta codificación repetida de manera simétrica”.

—¿El hecho de investigar los cuerpos disecados de Nazca puso en duda su prestigio profesional? —su tesis, quién lo duda, es alucinante.

—Definitivamente, sí —ni titubea.

—¿Qué dicen sus compañeros de la Marina? —me intrigan las reacciones al interior de la secretaría.

—Bueno, lamentablemente me veo sujeto a la idiosincrasia de cualquier ser humano. Es decir, por un lado, de manera oficial rechazan mi participación y he sufrido las penalizaciones correspondientes acordes a las leyes y reglamentos de la Armada de México. Pero por el otro lado, y de manera extraoficial, pues todo el mundo tiene interés y curiosidad por el tema.

—¿Qué penalizaciones?

—Eh, no quisiera profundizar, pero le puedo decir que son las que corresponden acorde a las leyes y reglamentos que nos rigen.

—¿Maussan es su amigo?

—Tengo el privilegio de considerarme su amigo, y creo que él así me considera. Eso sí es un privilegio y es un honor, pero también es una gran responsabilidad, porque tengo que estar a la altura de ese hombre y no puedo defraudarlo.

—¿Hasta dónde irán con el caso de las momias de Nazca?

—Hasta las últimas consecuencias para demostrar que son reales, son verídicas, son originales. Son un paradigma que puede cambiar la historia como la conocemos.

A unos pasos de su nuevo centro de operaciones se encuentra la antigua oficina, con una vibra y estética diferentes.
Máxima tensión en el momento estelar: el programa en el que Maussan derrumbaría la versión de que las momias de Nazca son muñecos, un fraude armado de pedacería.

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A las 10:00 horas, Maussan sale de nuevo del despacho y me invita a entrar. Es un espacio que estrenó 10 días antes, el 30 de marzo, el mismo día del lanzamiento de su canal de televisión. Pero su antigua oficina sigue allí, del otro lado de la plaza comercial —ahora la ocupa su hijo Sebastián Maussan, al frente del noticiero Tercer Milenio 360 Internacional—, con un muro del que pende su colección de máscaras artesanales y otro, en el pasillo, cubierto de reconocimientos. El despacho nuevo, en cambio, es amplio y minimalista. Alberga un escritorio, una sala blanca y una gran mesa de juntas en la que me pide esperar un momento más. Me siento en una de las sillas ejecutivas y saco mi libreta, la pluma, la grabadora. Miro los dos globos terráqueos colocado cada uno a la misma distancia de su respectivo borde de la mesa. Giran sobre su eje lentamente, sobre una base electrónica. Maussan teclea absorto en su computadora y grita de improviso.

—¡Adelita! ¡¿Qué le pasó a la mitad de la torta?! ¡¿Me la calienta?! —con su vozarrón instruye, de oficina a oficina, sin separarse del teclado.

—¡Sííí! —Adelita se escucha a lo lejos.

—¡Siempre me pasa lo mismo! ¡Siempre me pasa lo mismo! ¡Siempre me pasa lo mismo! —exclama el periodista para sí mientras ingiere algunas semillas que tiene en trastecitos sobre su escritorio, y con las que ha entretenido el hambre.

Yo, calladita, atisbo su flamante despacho. En vez de muros limítrofes tiene paneles de vidrio inteligentes. Clemente me explicó que pueden volverse opacos o traslúcidos apretando un botón. Desde una segunda planta, y a través de uno de estos paneles, Maussan puede ver a voluntad la actividad de su principal estudio de televisión, ubicado en la primera. Frente a su computadora sí tiene una pared de concreto de la que cuelgan recuerdos que le son entrañables. Sobresale el retrato de un jaguar, otro más pequeño de un perro, mariposas enmarcadas, un dibujo a lápiz de su rostro en versión treintañera. Debajo hay una única foto suya, la del “fedayín” justamente, que data de 1982, cuando fue a Washington d. c. Una investigación que hizo entonces sobre el alarmante crecimiento poblacional, para el programa 60 Minutos que transmitía Televisa, donde se forjó como periodista, fue reconocida por el National Population Council. Sale en compañía de Juan Ruiz Healy, que fue el conductor del programa, con el Capitolio detrás.

En un estante, al lado de una gran pantalla de televisión, descubrí su infaltable desfile de figuras de personajes cósmicos, entre los que predominan los alienígenas grises con sus ojos de semilla. Estos cohabitan con otros elementos galácticos colocados en dos muebles más: platillos voladores a escala, representaciones en madera de los círculos en los campos de trigo y… ¡¿qué hace un ganso blanco y grande de cerámica encima de una columna?! ¡No lo sé!

Clemente me dijo que, si bien se siguen observando avistamientos de los tradicionales platillos voladores, en el mundo hay fenómenos cada vez más extraños que los que había cuando los entrevisté en 2008. Él no es solo el principal guardián de los archivos ufológicos de Maussan, es también uno de “los vigilantes pioneros”, el grupo que el periodista creó tras el eclipse de sol de 1991. Subidos a las azoteas de sus casas, cámara en mano, registraron artefactos no convencionales en el cielo. Hoy se llaman “centinelas”.

Cuando a Clemente lo entrevisté la primera ocasión, me dijo que en promedio recibía alrededor de 100 mensajes al día con material enviado por la audiencia de Tercer Milenio, el programa ufológico de televisión que Maussan creó en 1997. Solo 10% era seleccionado para difundirse al aire. Me cuenta que hoy la cantidad de supuestos avistamientos es abrumadora. Se multiplicaron los correos electrónicos y los mensajes que recibe por medio de su propio canal de sky-watchers en YouTube. “Cuando reviso son 100, 150, 200, 500 correos al día, y si no lo reviso en tres, cuatro, cinco días, ya me marca 1 000 correos sin revisar”.

Desde hace más de tres décadas, este pionero de la vigilancia celestial observa oleadas de artefactos voladores desconocidos en el mundo. En la última década ha registrado, al menos, cuatro. Una a fines de 2018 y en 2019, en el primer mandato de Donald Trump, durante el proceso de creación de su fuerza espacial militar —el conjunto de estrategias defensivas y ofensivas para garantizar la seguridad de las misiones espaciales y el funcionamiento de los satélites de Estados Unidos—. A otra la sitúa durante la pandemia, cuando no hubo tráfico aéreo, la gente estuvo encerrada y se dio tiempo de mirar el cielo. La más reciente la detectó a partir de la audiencia pública sobre el fenómeno realizada en el Congreso de Estados Unidos, en noviembre de 2024.

A Clemente le intriga la oleada actual de lo que llama “señales de luces”. Pueden formar patrones geométricos y volar por debajo, encima o dentro de las nubosidades: “Juegan en el cielo, algunas de forma muy compleja, moviéndose a kilómetros de distancia, de un lado a otro”. También las han grabado al sur de la Ciudad de México. Descarta que sean drones, pues su luminosidad es de mayor tamaño y no emiten ruido. Explica que tampoco son las luces proyectadas en el cielo por reflectores robóticos instalados en centros comerciales, pues no hay columnas de luz. Por igual, constata que hay múltiples registros de los llamados “enjambres de esferas”, particularmente sobre instalaciones nucleares o militares estadounidenses, desestimados por su Gobierno, que asegura que son drones.

Maussan dice en sus programas que el aumento de estos avistamientos ha forzado al Gobierno de Estados Unidos a acelerar la desclasificación de los archivos sobre el fenómeno. Considera que, si bien Trump ha manifestado que es escéptico, ha impulsado su apertura y divulgación, así como la de otros temas silenciados históricamente —como el asesinato de John F. Kennedy y el de Martin Luther King—. Se trata, sin más, de una demostración de poder.

Esta agenda de desclasificaciones será un gesto en clave de política interna estadounidense, pero al ufólogo, obvio, le interesa y le da cobertura cotidiana. Así me enteré de que Trump le asignó tremendo paquete a la congresista republicana Anna Paulina Luna, mexicana-estadounidense, por cierto. En su cuenta de X, la representante afirmó que hará “la mayor investigación bipartidista e intergubernamental en la historia de Estados Unidos”. Que se encargará de que el Pentágono y agencias de seguridad como la Agencia Central de Inteligencia (cia, por sus siglas en inglés) y el Buró Federal de Investigaciones (fbi, por sus siglas en inglés), entreguen su información clasificada. Veremos. El cronograma de trabajo de Luna contempló este año una sesión informativa realizada el 29 de abril pasado, dos reuniones con especialistas al día siguiente, el 30 de abril, y una audiencia plenaria en el Congreso, inicialmente programada en la semana del 12 de mayo. Al cierre de esta edición aún no había noticias de ella.

Antes de Trump, el gobierno de Joe Biden dejó su marca en dicha agenda de desclasificación. Reemplazó el uso del célebre término “ovni” (UFO, por sus siglas en inglés) y acuñó el de “fenómenos anómalos no identificados”, FANI (UAP, por sus siglas en inglés). (¿En vez de ufólogo hoy habremos de decir “faniólogo”? Pregunta seria). Durante su mandato inició un proceso de desclasificación en el Pentágono y la CIA que los expertos consideraron una simulación, porque los documentos fueron poco relevantes. Además, creó una oficina para su estudio en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y realizó las primeras audiencias públicas en el Congreso estadounidense.

En México, mientras tanto, Maussan siguió siendo el nudo en que convergen las pasiones sobre la discusión del fenómeno. Una semana después de su presentación de los dos especímenes en el Congreso, el 12 de septiembre de 2023, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) organizaron la conferencia “¿Extraterrestres o esqueletos de llamas? Ante crédulos y charlatanes, la ciencia responde”. Se avizoraba el desquite. El mismo día, el diputado Gutiérrez Luna, en un documento oficial de la Cámara de Diputados destinado a Enrique Graue Wiechers, rector de la unam, subido a su cuenta de X, le extendió la “respetuosa” solicitud del periodista para invitar a la casa de estudios a analizar los cuerpos momificados. El rector no respondió. La conferencia fue transmitida por internet.

Alejandro Frank, del Instituto de Ciencias Nucleares, uno de los convocantes, no hizo mención de los análisis realizados por el doctor Zalce y el biólogo Rangel. Su fuente fue la investigación peruana del citado arqueólogo Estrada: “Anatomía de un fraude: el caso de las presuntas momias reptiles humanoides de Nazca”. Frank expresó: “No, no quiero que les quede ninguna duda de que esto es un fraude absoluto. Se trata entonces de partes humanas de niños, en ocasiones con tres dedos. Están fabricados, mal fabricados con pedacitos de huesos humanos, y también para el cráneo se usa lo que el arqueólogo forense Estrada llama un cuadrúpedo”.

La personalidad impetuosa de Maussan jugó en su contra. En la conferencia proyectaron en pantalla un fragmento de una discusión que tuvo con un conductor de la televisión peruana, sobre las momias. Le exigía que no dijera mentiras. La velocidad del video fue acelerada, para hacerlo cómico. Frank describió: “Vemos a un hombre, no sé cómo llamarlo, delirante, desquiciado, trastornado, y es el líder de los ufólogos mexicanos”. Para diversión de la audiencia, proyectó un meme que recrea la escena emblemática de la película E. T., el extraterrestre. El niño Elliott vuela en su bicicleta, portando una chamarra roja con una capucha que cubre su cabeza, y cargando a su amigo alienígena en la canasta. Pero en el meme, el rostro de Maussan reemplazó al del niño, y una inexpresiva momia de Nazca viaja en lugar del entrañable personaje.

Lo que Frank y la audiencia desconocían en ese momento es que, año y medio después, el Ministerio de Cultura del Perú, por una orden judicial, entregaría al bando contrario las tomografías y radiografías practicadas a dos de las momias de Nazca en el Hospital Augusto Hernández Mendoza, de Ica. Los estudios no dicen, por supuesto, que son extraterrestres; tampoco que pertenecen a una especie no humana. Pero confirman que son cuerpos disecados de seres vivos genuinos, sin modificaciones. Tras ocho años de disputa pública y legal, a Maussan, por ahora, con eso le basta.

Un raro instante de pausa en la actividad frenética de Maussan Televisión, días antes de su lanzamiento. La sede de operaciones se encuentra en los niveles inferiores de un gran centro comercial.
El destinatario de la estafeta, Sebastián Maussan, hijo del periodista y ufólogo (30 años), ocupa la anterior oficina de su padre. Estudió Ciencias Ambientales. Produce y conduce un noticiero nocturno que pone foco en la crisis civilizatoria y planetaria, pero con una mirada millennial.

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Pasan de las 10:00 horas y Maussan continúa atendiendo pendientes mientras lo espero en su mesa de juntas. Gente de su equipo entra al despacho a hacerle alguna consulta y pronto sale. Por momentos, afuera se hace una bolita de dos o tres colaboradores suyos que esperan, entre ellos un muchacho con rastas que hace edición de video. Cada uno habla con él y se va. Entre consulta y consulta, el periodista sigue tecleando. No lo vi comer la media torta que le pidió a Adelita.

En un instante se queda solo. Deja su escritorio, camina a la mesa y se sienta, muy serio, en la silla de la cabecera que está a mi lado. La charla tiene lugar con breves interrupciones: recibe una llamada o alguien entra de improviso. Sé que está próxima su reunión editorial del día, que tiene pendiente grabar su programa sobre las momias de Nazca y atender dos entrevistas más, pero no lo veo abrumado. Quiero recapitular brevemente su vida a partir de la entrevista de 2008 y saber si el proceso de desclasificación de los archivos de fani o el caso de las momias modifican de alguna manera el estigma social que ha llevado por décadas.

Una pregunta resuena en mi cabeza desde que llegué aquí: ¿cómo, siendo un productor independiente, logró lanzar su propio canal televisivo? Le comento que, hace 17 años, lo entrevisté en su oficina de Polanco, Ciudad de México, en un edificio pequeño, de tres pisos, y con 30 personas con las que producía un solo programa, Tercer Milenio. Pero hoy es evidente su prosperidad. Estamos en todo un centro de operaciones en Santa Fe; semana y media antes se estrenó Maussan Televisión, y su equipo oscila entre 100 y 150 personas.

“El desafío fue mantener un equipo trabajando, a pesar de todos los retos que existían —me explica—. No siempre fue fácil y no siempre abundaban los anunciantes”. Cuenta que para sostenerse como productor independiente ha vendido espacios publicitarios para productos diversos pero congruentes con su filosofía de vida. Recuerdo que en 2008 sus anunciantes tenían que ver con servicios o productos médicos, ecológicos o nutricionales. Me confiesa que tuvo que rechazar otros que no le eran afines, por lo que enfrentó crisis económicas.

“A veces no había dinero y me pasaba meses sin pagarle al equipo. Afortunadamente, nadie renunció por ese motivo. Llegué a deber aquí, en esta plaza, un año de renta, y estaban a punto de echarme. Pasé por momentos, realmente, que a veces no quiero ni recordar”. A Garden Santa Fe llegó hace nueve años, cuando estaba en proceso de divorcio, “y las dos cosas coincidieron, como si se iniciara una nueva etapa en mi vida, la más exitosa, afortunadamente”.

Entonces, ¿cuál fue la tirada maestra? Me entero de que el Biotiquín Maussan fue más importante de lo que podemos suponer. Se trata de un producto basado en un antioxidante presente en el licopeno, pigmento natural de frutas y verduras, creado por el ingeniero bioquímico Juan Alfonso García Urbina. Durante la pandemia de covid-19, Maussan lo promovió como alternativa eficaz de prevención y sanación. Con el mismo fin, en octubre de 2020, el ingeniero fue a una conferencia de prensa del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, para solicitarle que investigara los casos de éxito que tenía documentados. No fructificó. En las redes sociales lo tacharon de producto milagro. Luego el periodista pretendió promover sus logros en una conferencia convocada por la senadora de Morena Lucía Trasviña, en el Congreso de Baja California Sur, el estado donde opera García Urbina, pero fue cancelada. En abril de 2021, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) difundió una alerta a la población sobre el Biotiquín, pues carecía de registro sanitario, y el periodista dejó de venderlo. Pero el despegue comenzó.

Entonces Maussan desarrolló su propia marca de suplementos con antioxidantes, BioMaussan, con apoyo científico, entre otros, del doctor Zalce. “Buscamos antioxidantes más poderosos y encontramos las microalgas —explica el periodista—. Estamos salvando muchísimas vidas, ha tenido una gran aceptación y hoy me ha permitido tener un canal de televisión”. En los cinco años que tiene en el mercado, los puntos de venta crecieron de 20 a más de 200, me explica Zalce por su lado.

Así que, tal cual, Maussan Televisión es posible gracias a BioMaussan. La vida galáctica está en deuda con la población mexicana inconforme con su sistema de salud, mejor que el de Dinamarca. Chiste local. El periodista de pronto salta de BioMaussan al programa 60 Minutos, de la importancia de la televisión a lo nocivo de los microplásticos. Lo interrumpo. Llevo la entrevista a un terreno más sensible: el de su estigmatización.

—Hace 17 años, cuando lo entrevisté, había detractores que hicieron una piñata de su persona para darle palos, pero… —su carcajada resuena y me interrumpe. He soltado el carrete del credo maussaniano.

—¿Tú qué piensas ahora? ¿Qué piensas ahora? ¿Qué sienten ellos hoy? ¿Qué sienten? ¿No? O sea, ¡¿te das cuenta?! ¡¿Te das cuenta cómo cambian las posiciones?! ¡Y ahora se ocultan! ¡Ahora no salen a la luz! ¡Ahora ya no hacen piñatas! ¡Pero tampoco reconocen que estaban equivocados! Y es que el científico siempre pensó que nada podía viajar más allá de la velocidad de la luz. Que todo tenía que viajar en el universo recorriendo tiempo y distancia. Y nunca consideraron la posibilidad, cada vez vamos a estar más cerca de esto, de que se pueden abrir huecos en el espacio-tiempo que te permiten viajar de un lugar a otro en muy poco tiempo. ¿Tú crees que las naves vienen desde allá viajando de un sistema solar al otro? “¡Ya nos faltan tres sistemas solares para llegar a la Tierra!”. ¡Por Dios! ¡Por Dios!

”Ya nos estamos dando cuenta, porque ya tenemos las evidencias, de que [los extraterrestres] constantemente entran y salen, por ejemplo, en lugares como los volcanes, que utilizan como centros magnéticos para poder viajar. Como lo dijo Einstein hace casi 90 años, que había agujeros de gusano, que la NASA los confirmó en 2007, 2008, que hay portales magnéticos entre el Sol y la Tierra, y que ese es el camino, que en una, dos, tres décadas más, los seres humanos van a aceptar, que se puede viajar hasta lugares muy lejanos. Pero, pues, esa es una falta de visión de los científicos…

—¿De visión? ¿También hay soberbia? —me acordé de la conferencia de la UNAM.

—Demasiada arrogancia. “Yo soy científico, me gradué, tengo un doctorado, soy dueño de la verdad”, cuando el científico debería ser el más humilde de todos. Me recuerda a los sacerdotes en el siglo XVII, cuando le decían a Galileo: “No tengo que ver tu telescopio para ver que las lunas giran alrededor de Júpiter, porque no existe”. Los científicos nunca han querido investigar el tema extraterrestre, “porque no existe”. El científico debe ser curiosidad, apertura, mente abierta. A cualquier reto, a cualquier posibilidad. Oye, si la gente está diciendo que hay seres, que hay cosas ahí, ¿por qué yo voy a decir que están locos? Porque yo soy el dueño de la verdad.

Recordé un sonado caso que recogí en mi libro Ovnis. Historia y pasiones de los avistamientos en México, surgido de “Jaime Maussan: un cronista de otro planeta”. El del piloto militar que en 2004 presuntamente fue seguido por 11 luces que grabó con su cámara de rayos infrarrojos. El entonces secretario de la Defensa Nacional, general Clemente Vega García, se lo dio a Maussan. El doctor Rafael Navarro, de la UNAM, que participó en el equipo del Mars Science Laboratory de la NASA, y otros de sus colegas, dijeron a la prensa que fueron centellas. Cuatro años después, cuando escribía mi libro, lo entrevisté en persona y se retractó: “No eran centellas, pero tampoco ovnis”. No me dio otra explicación.

Le pregunto a Maussan si piensa que el proceso de desclasificación de archivos de FANI ha impactado en la mirada del mundo científico mexicano. “Se han quedado callados, es lo único que ha pasado. Evidentemente que no eran centellas [retoma la anécdota de 2004]. Luego le fueron a pedir disculpas en privado al secretario de la Defensa. O sea, cuando tú das a conocer algo, inmediatamente tiene que venir la respuesta, verdadera o falsa, pero tiene que venir. Y se equivocaron miserablemente los científicos. Hoy lo van a tener que reconocer”, afirma.

Maussan admite que cuenta con científicos aliados en el mundo. En el caso de los cuerpos momificados de Nazca, tiene el apoyo del especialista forense estadounidense John McDowell, que en 2024 recibió la medalla RBH Gradwohl, considerado el máximo galardón de las ciencias forenses en Estados Unidos, y que ha ido a Perú a estudiarlos. Menciona también al médico forense peruano David Ruiz Vela, expresidente de la Sociedad Peruana de Medicina Legal, integrante de la Academia de Ciencias de Nueva York, a quien entrevistó esta mañana por videollamada. Pero de todas formas piensa que los prejuicios dominan el mundo científico y académico, y tienen consecuencias. Pone de ejemplo al Ministerio de Cultura del Perú, el cual, al negarse a estudiar los cuerpos disecados legítimos, no los ha declarado Patrimonio Cultural del Perú, por lo que se están deteriorando.

Enfatiza: “Nuevamente vamos a lo mismo: ‘Oye, hay estos cuerpos, hay que investigarlos’. ‘No necesito investigarlos, tú los hiciste, tú le cortaste los dedos, tú le pusiste el dedo meñique arriba del otro’. Verdaderas locuras. No es normal ni la cuenca de los ojos, ni el tamaño de los huesos, ni las huellas dactilares, ni el ADN. Y no lo quisieron reconocer. Y ahora se les viene el mundo encima. Pueden terminar en prisión, ¿sabías?”.

Da por hecho que ganará la demanda legal por 300 millones de dólares. “Quiero negociar con el Gobierno de Perú para que me dejen sacar los cuerpos a las mejores universidades de Estados Unidos —manotea varias veces en la mesa—, quiero preservarlos, encontrar otros que están por ahí y construir un centro de investigación. Tenemos entre 10 y 20 cuerpos que podemos exhibir. Yo creo que los beneficios deben ser para dos poblaciones, Nazca y Palpa [la otra ciudad en el departamento de Ica que bordea la zona de los descubrimientos]. A ellos les pertenece, son gente muy pobre. Yo tengo 72 años, no tengo ambiciones, al menos económicas —tamborilea los dedos sobre la mesa.

—¿Cuáles son sus ambiciones?

—Ayudar a cambiar la historia de la humanidad, lograr que nuestros hijos crezcan mejor que nosotros, pero sobre todo los nietos. En un mundo que se está secando, en un mundo con un cambio climático, en un mundo de extinción, en un mundo de contaminación de plásticos.

El periodista entra en otra disertación, ahora cósmica. Considera que, si en 1947 la humanidad hubiera sido informada del legendario caso de Roswell, Nuevo México, en el que un supuesto platillo volador cayó con todo y alienígenas, nos habríamos evitado la crisis civilizatoria y planetaria actual. Pero “desde aquel entonces, y hasta ahora, los dueños del mundo son los dueños de la energía, las grandes empresas petroleras, las grandes empresas carboníferas y la industria militar. Todos ellos se hicieron cómplices para que las cosas se quedaran como estaban, para que la humanidad no evolucionara, porque no era conveniente para sus intereses. Hoy todo eso se está resquebrajando ante nuestros ojos”.

—¿Y eso que observa qué le hace sentir?

—Pues que dije la verdad, que complicó mi papel como periodista, que no me dio miedo, que me arriesgué, que arriesgué a mi familia con un propósito. Que gracias a mí y a personas como yo, porque no soy el único, hemos logrado forzar a la autoridad a empezar a reconocer que todo es cierto. Si no, estaríamos todavía en la era de las cavernas. O sea, ¿entonces qué debe ser un periodista? Debe ser alguien que ve el futuro, que ve la verdad y la expone, en vez de decir: “Ay, no me conviene”, ¿no? Todos mis compañeros de 60 Minutos me dijeron: “No te metas, te va a afectar, vas a destruir tu carrera”. Y yo ni lo pensé, ni me dio miedo y dije: “No, pues los que están equivocados son ustedes. Esto es verdad y es la noticia más importante de la historia”.

—Cuando lo entrevisté en 2008, en cada programa de Tercer Milenio sentenciaba: “El tiempo nos dará la razón”. ¿El tiempo ya le dio la razón?

—Ahí está —alza con desenfado la mano posada en la mesa—. Se está cumpliendo.

Sebastián en acción, al frente de Tercer Milenio 360 Internacional.
La (relativamente) nueva oficina de Maussan es un set de Odisea 2001, limpio y espacioso, en comparación con su antigua oficina, cuyas paredes estaban cubiertas de colecciones de objetos, reconocimientos, recuerdos, etcétera. Con todo, conserva algunos modelos curiosos, como este “compañero de viaje” de papel maché.
Científico militar, colaborador, aliado, el capitán José Zalce se involucró en una de las investigaciones de Jaime Maussan más relevantes de los últimos años: las llamadas momias tridáctilas de Nazca. Su misión inicial fue verificar que no eran cuerpos humanos disecados. ¿Extraterrestres? Un asunto que ni el médico forense ni Maussan pueden afirmar.

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Cuando salgo del despacho de Maussan son las 11:00 horas. Inmediatamente entra su equipo para la reunión editorial. Todos son hombres. Afinan detalles para la grabación del programa sobre los estudios oficiales a las momias de Nazca. Me dicen que lo harán en el estudio del centro de operaciones por la tarde, por lo que tengo tiempo de sobra para reportear.

Maussan está en la cima de su ejercicio periodístico, luego de más de cinco décadas de trayectoria, y lo disfruta. “El anuncio más importante de mi vida”, intituló al video promocional del lanzamiento de su canal televisivo. Grupo Imagen tiene la concesión del Canal 3 y Maussan Televisión paga la señal del 3.3. Por ambas vías el periodista se entrega a su audiencia de forma omnipresente. Conduce varios programas con matices en la información sobre los fani, su proceso de desclasificación, alienígenas, y ciencia: Tercer Milenio Presenta, Extraterrestrial, No Humano, Interestelar e Investigaciones Especiales.

En su centro de operaciones hay actividad continua. La gente sube y baja escaleras, va de una oficina a otra, de un estudio de grabación al de producción. El director del canal es el guionista y productor argentino Jorge Luis Sucksdorf, realizador de dos series de la popular Alienígenas Ancestrales, edición latinoamericana, para History Channel. En Maussan Televisión conduce Mi entrevista paranormal, en la que charla con celebridades. Una parte del equipo está compuesta por gente experimentada, que ha acompañado a Maussan desde hace tres décadas, como el citado Clemente y Rubén Villatoro. De igual manera, se ha sumado a periodistas independientes con una conocida trayectoria en temas de misterio, como Lourdes Gómez y Yohanan Díaz.

La agenda intergaláctica, obvio, es la más buscada en la parrilla de Maussan Televisión. Centinelas, conducido por Clemente, es de los más vistos, y ha sabido modernizarse: antes los vigilantes se subían a las azoteas de sus casas con sus cámaras; hoy un anuncio en el canal invita a la audiencia a convertirse en centinela y sumarse a su red de monitoreo digital. “Ahora ya logré colocar cinco cámaras en diferentes zonas importantes de avistamientos: en la zona del volcán Popocatépetl; Tepoztlán, Morelos; Rosarito, Baja California; la Peña de Bernal, Querétaro, y el Nevado de Toluca”, me comparte su conductor.

Clemente también me confía que la oleada actual de avistamientos les hizo reforzar su filtro, porque con la inteligencia artificial y las técnicas sofisticadas de fotomontaje y edición les pueden hacer malas pasadas. Maussan, por ejemplo, en abril dio a conocer una fotografía de un presunto platillo volador tomada por un fotógrafo local de Chiapas. Emocionado, destacó la nitidez de la nave espacial suspendida sobre unas montañas boscosas en Chiapas, con un cielo muy azul de fondo. Y sí, parecía postal de Steven Spielberg. Luego reconsideraron y con apoyo de especialistas en Italia descubrieron que era un montaje. En otro programa el periodista exhibió el fraude y al fotógrafo.

La subdirectora del canal y responsable de los nuevos contenidos es Sasil Echeverría. Ella representa a la nueva generación en Maussan Televisión. Es una millennial entusiasta, amante del arte contemporáneo. Me dice que hizo estudios de Dirección de Cine y Fotografía en Nueva York, y en México estudió en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). “Estamos transmitiendo 24/7, tenemos una producción de casi 30 programas propios y ha sido titánico”, señala. Treinta programas sobre la vida fuera de este planeta sí que luciría titánico, pero el canal también aborda asuntos mundanos de salud, medio ambiente o de interés popular, como en el programa Zadrigman al Rescate, conducido por un superhéroe enmascarado del mismo nombre que rescata animales, y qrr, Quien Resulte Responsable, de demanda ciudadana, conducido por la abogada Lizzet Arriaga, por igual conductora de noticias del Canal del Congreso.

Pero lo que en verdad me intrigó es que tuvieran un programa de corte feminista llamado Cabronas, conducido por la periodista Jimena Duarte, en el que se han tocado temas sobre menstruación y pobreza, sexualidad, violencia de género y emancipación, entre otros. Tiene sentido: el vecindario galáctico será un mejor lugar cuando caiga el patriarcado terrícola. Echeverría me cuenta que Duarte se acercó al equipo para hacer su propuesta y “se la presentamos a Jaime e inmediatamente le emocionó”.

Un programa, en especial, tiene un perfil generacional transgresor: Tercer Milenio 360 Internacional, el noticiero nocturno producido y conducido por Sebastián Maussan. El hijo del periodista tiene 30 años y estudió Ciencias Ambientales en la Universidad de Colorado en Boulder. El noticiero pone foco en la crisis civilizatoria y planetaria, pero con una mirada millennial. “Abordamos temas sobre la injusticia climática, la injusticia social, la injusticia de género, que en otros lados no les dan importancia”, explica.

Las noticias del impacto del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad son cotidianas, pero también la destrucción a causa de las guerras. En cada emisión da la actualidad del arrasamiento que Israel hace del pueblo palestino o la destrucción de Ucrania por la invasión rusa. De igual manera, reporta conflictos armados, algunos insurreccionales, poco conocidos, que ocurren en Medio Oriente, Asia o África, desde los que también visibiliza casos de opresión y violencia de género, aunque también reporta la otra cara: “Queremos evidenciar lo que está sufriendo la gente por culpa de unos pocos, pero también presentar a quiénes están haciendo la diferencia en la humanidad”.

Sebastián es uno de los tres hijos del periodista; su hermana menor, Montserrat, es reportera del noticiero. Tienen una media hermana, Dayana, que es la hija mayor de Maussan, nacida de una relación previa. Ella también laboraba en su canal, pero ya no lo hace. En febrero de 2025 se hizo público que demandó a su padre por despido injustificado y violencia verbal. Le pregunté por ella. “De eso no quiero hablar”, me dijo.

Sebastián, como dije antes, ocupa la antigua oficina de su padre, lo cual toma como un reconocimiento a los siete años que ha trabajado con él: “No es fácil, es un jefe exigente, es un jefe muy perfeccionista”. Es alto y de complexión atlética. Su trato es cordial, no en vano su segundo nombre es Amigo. Sebastián Amigo. Comenta que creció en la legendaria casa ecológica de su padre, ubicada en el Parque Nacional Desierto de los Leones, en la Ciudad de México. “Mis amigos eran los conejos, los venados, las ardillas y los árboles”, dice. Pero ser hijo del conocido ufólogo le dejó una huella honda: “[Mi infancia] fue una época oscura; si hablaba del tema la gente me vetaba de loco, en lugar de interesarse y conocer más”.

—¿Lo sufriste? —puedo imaginarme lo que vivió.

—Sí, sí lo sufrí, mucho. Bullying, burlas, de todo. Yo creo que la gente que lo negaba o se burlaba hoy prefiere quedarse callada. Ahora yo escucho que las personas dicen, mínimo, si no creen al 100%, que sería una tristeza que fuéramos los únicos seres inteligentes en el universo, conociendo que hay tantos mundos allá afuera. Yo sé que muchas veces los visionarios en nuestra historia también han sufrido, ¿no? Mi papá es un visionario muy importante de nuestros tiempos. Ha habido otros en el pasado, como Cristóbal Colón, que no le creían su proyecto de llegar a las Indias rodeando la Tierra, y terminó en América, o Galileo Galilei, que decía que no éramos el centro del universo. Pero afortunadamente sus ideas trascendieron. Hoy son reconocidos como los grandes visionarios de la historia, y yo creo que mi papá, algún día, muy pronto, va a ser reconocido así.

El periodista y un habitante permanente de la casa en el Desierto de los Leones. El lugar se abrió a visitas limitadas en una convocatoria de la plataforma Airbnb y se convirtió en parte de la peregrinación de los aficionados a la ufología.

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A las 16:30 horas, Maussan está en el estudio principal para grabar su edición de Investigaciones Especiales, sobre las momias de Nazca. Viste sobrio, camisa blanca, pantalón negro, saco beige. Esta vez dejó de lado los sacos de tonos coloridos que, de un tiempo acá, le gusta usar: carmín, azul rey, rosa mexicano. El doctor Zalce está presente porque analizará en pantalla las radiografías enviadas desde Perú. Yo estoy sentada en un silloncito al lado de una de las cámaras que hay en el estudio. Su producción proyecta una nave alienígena negra, enorme, suspendida, algo perturbadora, como fondo del escenario. La nave no saldrá en pantalla, solo la estructura metálica sobre la que supuestamente descendería. Me recuerda a la película Alien, el octavo pasajero, de Ridley Scott, estrenada en 1979.

Maussan está de buen humor. Parte del día lo dedicó a preparar esta edición victoriosa. A una señal, comienza a hablar ante la cámara, sin notas en la mano, sin teleprompter, sin “chícharo” en el oído. Como decimos acá, “a la viva México”. Presenta el programa, anuncia que la noche previa el Ministerio de Cultura entregó los análisis realizados a dos momias de Nazca al abogado peruano Flores Paredes. Confirman, dice, la autenticidad de los cuerpos disecados y derrumban las acusaciones de que eran muñecos armados. Guarda silencio. Presenta a uno de sus especialistas. Esperaba ver el fragmento de la entrevista proyectado en lugar de la nave espacial, pero eso no sucede. Alguien de la producción le dice que no “trajeron” el fragmento. Maussan se molesta. La charla va escalando de tono. Le dicen que “lo traen ahorita”, que sigan avanzando en la grabación. Va enfureciendo.

—¡Yo estoy acostumbrado a trabajar con profesionales, y aquí todos los días, todos los días hay un problema! ¿Yo lo dije o no lo dije? —reclama. Le están cebando su momento triunfal.

—Sí lo dijiste —responde el responsable con voz apagada.

—Entonces, ¡¿qué chingados?! —estalla—. ¡No, pues entonces qué chingados, hijo! ¡Nada más díganme si estoy loco! ¡Yo tengo que escucharlo y seguirlo! Y ahorita digo: “Vamos a empezar con esto” y me dicen: “No lo traje” —voltea a ver a Zalce— ¡Lo tiene que editar! ¡No lo hizo, hermano! —mira de nuevo al reclamado— ¡¿Lo pedí o no lo pedí?! ¡Y pedí la parte que iba! ¡Y me dicen: “No lo traje”! —regresa a Zalce—. ¿Qué se hace ahí, Zalce? Yo estoy a punto de entrar a una situación de… —guarda silencio.

—Colapso —puntualiza Zalce, con sorprendente tranquilidad—. No te preocupes, tienes dos opciones. La primera, como siempre, recurrir a mí. La segunda, respira profundo, tranquilízate.

Maussan se recompone de inmediato. Comienza a bromear sobre la nave alienígena. El periodista y su equipo acuerdan reiniciar la grabación del programa. Narra ante la cámara: “El Ministerio de Cultura del Perú, finalmente, sí, finalmente, después de casi nueve años, entregó las primeras evidencias que ellos pudieron obtener de uno de los cuerpos tridáctilos de Nazca. ¿Por qué es tan importante? Porque con estas evidencias se demuestra que mintieron. Se demuestra que nunca investigaron el caso. Se demuestra que difamaron, además de acusar ante la justicia a los catedráticos de la Universidad de Ica sin pruebas, y los querían llevar a la cárcel”, refiere sobre los catedráticos aliados del caso.

Ahora presenta fragmentos de las entrevistas que anteriormente realizó. Abre con el doctor Enrique Candia, responsable de tomar las radiografías en el Hospital Augusto Hernández Mendoza, de Ica. El doctor sale en pantalla y explica escuetamente: “Podemos referir que están perfectamente articuladas todas las estructuras, que veamos signos de que hayan sido fracturados los huesos, amputaciones traumáticas, no hay signos”.

Tras presentar los fragmentos de sus entrevistados, Maussan le pide al doctor Zalce que presente su conocimiento forense. La producción proyecta, en gran formato, acercamientos de las radiografías. El periodista le pide que explique las vistas de acercamiento a las estructuras óseas de la momia María. Un pie con tres huesos largos queda en pantalla. “Ella tiene cinco falanges, pero en tres dedos —dice Zalce—. No hay huella de amputación mecánica o natural. No hay amputaciones. No hay huellas de armado”.

—Con esto está perdido el Ministerio de Cultura —concluye Maussan.

—Definitivamente —apunta Zalce—. Primero, porque ellos hicieron las radiografías. Segundo, porque ellos llevaron los cuerpos al hospital que quisieron, para que el especialista técnico las hiciera sin la participación de nosotros. Y, tercero, se corrobora que lo que hemos dicho desde el principio es verídico.

—¡¿Qué le parece?! —Maussan voltea a la cámara para dirigirse a su audiencia—. ¡Se está cambiando la historia ante nuestros ojos! ¡Lo que usted acaba de ver es único! ¡Nunca antes había sucedido! Muchas gracias por acompañarnos, yo lo espero en la siguiente emisión de esta investigación especial —no remató con su clásico actualizado: “El tiempo nos dio la razón”.

“¡Corte!”, se escucha cuando son las 17:30. Maussan luce agotado. Inesperadamente, voltea a verme y me pregunta: “¿Qué le pareció?”. Yo pensé que había olvidado mi presencia. Solo atino a decir: “Interesante”, mientras sigo procesando la asombrosa información en mi interior. El periodista voltea a ver al médico militar: “¡Vámonos a comer, Zalce!”, le dice. Nos despedimos y salimos del estudio. Quién sabe si la media torta que le pidió a Adelita lo sigue esperando.

Lo que Maussan no sabía en ese momento es que semanas después el periodista peruano Jois Mantilla, el que más ha cubierto el caso en Perú, informará en Maussan Televisión que el Ministerio de Cultura planea hacer una conferencia de prensa para descalificar las propias tomografías y radiografías que les hizo a las dos momias de Nazca. Que afirmará que los especímenes son humanos, pero fueron modificados, y así los declarará Patrimonio Cultural del Perú, buscando evadir la demanda penal del periodista. Y no solo eso: también cancelaría prácticamente su plan de sacarlas y enviarlas a centros de investigación en Estados Unidos.

El programa fue difundido el 11 de abril. En la transmisión por YouTube, sus fans de Latinoamérica le agradecieron a Maussan por las revelaciones y le manifestaron su admiración desde Puerto Rico, Colombia, Cuba, Perú, México. Un mensaje perceptivo capturó el significado que hoy tiene el ufólogo para su audiencia creciente. La usuaria @patriciadevanagari560 le escribió: “Como siempre, el devenir del tiempo y de los acontecimientos te dan la razón [...] Entonces se cumple: ‘Ladran, Sancho, ¡señal que cabalgamos!’. Querido Jaime, heraldo de la Verdad y lo Justo. ¡Salud! Con mucho amor te vemos desde Argentina”. Emoji de corazoncito y carita sonriente.

Maussan en el mirador de su legendaria casa ecológica en el Desierto de los Leones, Ciudad de México.

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El noveno pasajero. Hoy, el periodista ufólogo vive un momento tan retador como satisfactorio. Maussan Televisión (aquí posa en uno de los pasillos de su estudio de estilo futurista) ha hecho despegar su carrera construida pacientemente a lo largo de las décadas, pero también lo ha expuesto a controversias internacionales (¿intergalácticas?).

El día en que la Tierra se acercó a Maussan

El día en que la Tierra se acercó a Maussan

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Una vindicación interplanetaria

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¿Y si Jaime Maussan, el ufólogo más fiel a su verdad en esta parte del mundo, siempre ha tenido razón? Es una pregunta, por ahora, difícil de contestar, pero hasta hace poco tiempo —meses— simplemente formularla se antojaba, en escenarios mainstream, como una sandez. Tras cinco décadas de trayectoria a la contra, de oficio periodístico antisistema, Maussan está en plena forma y en ánimo triunfalista, gracias a un canal de televisión para él solo, unas momias con tres dedos en Nazca, Perú, y una pequeña ayuda de sus amigos.

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La mañana del 10 de abril de 2025 el periodista Jaime Maussan está exultante. El ufólogo más célebre y controversial de habla hispana tiene ante sí una jornada de reivindicación periodística. Por fin todos esos años —décadas— de necia defensa ante el descrédito y las burlas rendirán frutos. No sucederá en cualquier sitio. Son las 9:00 horas cuando lo veo salir de su flamante despacho, en la segunda planta del centro de operaciones de Maussan Televisión, el canal televisivo que estrenó 10 días atrás, en la exclusiva zona de Santa Fe, en la Ciudad de México. Viste casual, camisa color vino, chaleco y pantalón oscuros. Entra a la oficina que tiene enfrente, la de su asistente Adela Ángeles, Adelita, le llama, donde yo lo estoy esperando para entrevistarlo.

Esto, en realidad, es un reencuentro. Entrevisté a Maussan en 2008 para Gatopardo (“Jaime Maussan: un cronista de otro planeta”). Entonces escribí que todas las pasiones de la discusión sobre el mundo extraterrestre en México se hacían nudo en su persona. Hoy, 17 años después, su popularidad —y la pasión que lo consume— escaló de nivel. Posee su propio canal de televisión, realizó dos audiencias públicas en torno al fenómeno ovni (acrónimo de “objeto volador no identificado”) en la Cámara de Diputados mexicana, protagonizó la serie Los expedientes secretos con Jaime Maussan de History Channel Latinoamérica, periodistas de renombre le manifiestan su aprecio en su cuenta de X, salió en promocionales de la célebre serie Stranger Things de Netflix, a través de Airbnb regaló una estancia a sus fans en su casa-búnker ecológica y le pusieron su nombre a una calle de La Rumorosa, localidad en Tecate, Baja California, autodenominada “La capital del mundo del fenómeno ovni”.

“Parezco fedayín”, me dijo cuando lo entrevisté la primera vez, aludiendo a sus raíces sirio-libanesas, al mostrarme una foto de su juventud en la que lucía flaco, cejudo, con melena y barba tupidas, muy negras. Hoy tiene 72 años. Su cuerpo es robusto y la cabellera emblanqueció intensamente, mas su impetuosidad permanece inalterada. Camina hacia mí resuelto. Me levanto del sillón para saludarlo, pero antes de decir una palabra, se excusa por el retraso y me pide que lo espere más tiempo.

Su petición está justificada. “¡Es por el caso de las momias tridáctilas de Nazca!”, me dice rotundo y con los ojos bien despiertos, sin la apariencia adormecida que luego los acompaña. Se refiere al caso de los cuerpos disecados descubiertos en 2015 por exploradores de tumbas precolombinas en Nazca, Perú, el legendario lugar de los geoglifos monumentales y misteriosos. Según sus investigaciones, unos especímenes miden alrededor de 60 centímetros, en tanto el tamaño de los otros varía de un metro a 1.80. Su cráneo es alargado y presentan tres dedos larguísimos con cuatro o cinco falanges en manos y pies —de ahí su nombre—. ¡Qué impacto! Yo ya había leído que el Ministerio de Cultura del Perú dijo que eran muñecos armados con huesos de animales y pegamento, decomisados en un aeropuerto, y que a Maussan lo tachó de charlatán.

Maussan me cuenta emocionado que, justo anoche, el Ministerio atendió una orden judicial y entregó al investigador y abogado peruano Jorge Luis Flores Paredes las tomografías y radiografías que realizó, en septiembre de 2024, a dos de los especímenes. Los cuerpos momificados están resguardados en la Universidad Nacional San Luis Gonzaga, de Ica. El periodista, en el acelere, me aclara que el Ministerio les hizo los estudios para exhibir que se trataba de un fraude. Pero cuando obtuvo los resultados, extrañamente, no los dio a conocer. Medio año después, el abogado Flores Paredes los obtuvo a través del mecanismo de transparencia de su país, y los compartió con el ufólogo. Son la evidencia institucional de que mintieron, de que no son muñecos, sino seres vivos momificados, sin alteraciones, enfatiza. Más tarde me enteraría de que Maussan denunció al Ministerio, por difamación, por la cantidad de 300 millones de dólares. De ganar, los destinará a la construcción de un museo y centro de investigación en Nazca, que los albergaría.

Así que no, no es un día laboral cualquiera. “Tengo que hacer tres entrevistas sobre el caso con especialistas de Perú para mi programa de hoy”, sigue excusándose. Se refiere a una emisión de Investigaciones Especiales, a transmitirse en su nuevo canal a través de la frecuencia 3.3 de la televisión abierta mexicana y en YouTube. Su programación incluye material ufológico, astronómico, de fenómenos paranormales, medioambiental y de defensa animal, entre otros. Por supuesto, decido esperar. Lo que haga falta. Quiero atestiguar el detrás de cámaras de la que se anticipa como una edición memorable.

Es un instante importante no solo para Maussan. El análisis de los cuerpos disecados lo realizó con el apoyo de un científico militar, el capitán José Zalce, médico cirujano naval con maestría en Medicina Forense. Es el colaborador más cercano e influyente en su equipo. Zalce me explicará después, en entrevista, que les han realizado análisis de rayos X y ADN, tomografías, reconstrucciones tridimensionales, fluoroscopias, odontología forense y carbono 14. Todo eso le sirve para sostener que se trata de especímenes no humanos con una antigüedad mayor a 1 000 años.

El caso de las momias tridáctilas de Nazca es, quizá, el más polémico que ha cubierto Maussan y el que le ha dado mayor proyección internacional. El ufólogo lleva más de tres décadas investigando y difundiendo información sobre presuntas visitas interplanetarias y fenómenos anómalos diversos, lo que ha provocado escarnio, pero también admiración prolongada. Cuando lo entrevisté en 2008 ya era un afamado periodista de naturaleza polarizante, pues su sola evocación agitaba cualquier convivio o sesuda conversación. Ni hablar del círculo científico y catedrático. En esa ocasión me externó furioso su hartazgo de que lo acusaran de embaucador. En especial le indignó que un grupo aficionado a la astronomía en San Luis Potosí hiciera una piñata de su persona para darle palos, “¡Fíjate nada más! ¡La anticiencia! ¡El anticristo!”, estalló.

Sin embargo, su vida, a la par del mundo ufológico, ha cambiado mucho desde 2008. En esa época constaté que hubo una gradual apertura de información sobre el fenómeno ovni en medios de comunicación estadounidenses como History Channel, mientras que en una entrevista del 13 de mayo de 2008 con L’Osservatore Romano, José Gabriel Funes, en ese entonces astrónomo en jefe del Vaticano, opinó que no había contradicción entre creer en Dios y estar convencido de que los extraterrestres existen. Con todo, Maussan considera que tuvimos que llegar a 2022 para que se verificara un hecho de “proporciones históricas”. El Congreso de Estados Unidos realizó audiencias públicas en las que funcionarios del Pentágono, la máxima instancia militar del país, se pronunciaron sobre el asunto. En el verano de 2023 hubo una más, con testimonios por parte de miembros de las fuerzas armadas de avistamientos de ovnis. Otras han tenido lugar en 2024 y 2025. El clima de opinión parecía que comenzaba a cambiar.

Tales audiencias resonaron en México, y fueron vistas como un reconocimiento a la estigmatizada labor informativa de Maussan. La periodista Laura Sánchez Ley escribió en su cuenta de X: “Yo no sé si existen los ovnis, pero siento bien bonito que la vida le esté haciendo justicia a @jaimemaussan1”. En 2023 el periodista alcanzó un hito, asombrosamente con el respaldo de un diputado de Morena, el partido oficialista, Sergio Gutiérrez Luna —recién ascendido a la presidencia de la Cámara de Diputados—, al concretar dos actos públicos de carácter similar a los de Estados Unidos, con el nombre de Audiencia Pública para la Regulación de los Fenómenos Aéreos Anómalos No Identificados. El primero fue en septiembre, el segundo, en noviembre.

Durante la primera audiencia, en plena sala de sesiones de la Cámara, inesperadamente Maussan presentó dos de los cuerpos momificados de Nazca, para asombro general. Al principio los medios abordaron el tema con tacto, mientras que sus seguidores le manifestaron júbilo en las redes sociales. Esta vez le hicieron otra piñata, pero de festejo. La famosa Piñatería Ramírez de Reynosa, Tamaulipas, lo personificó trajeado y sonriente, cargando su momia. Sus fans hicieron pasteles, garnachas o tamales con forma del espécimen, “tamaliens”, les llamaron. Pero cuando funcionarios del sector cultural peruanos declararon a la prensa que era un farsante, que había manufacturado unos muñecos, la compuerta del ridículo se abrió. Enfurecido, se defendió, sin lograr desactivar la afrenta.

Hoy dice poseer las primeras pruebas oficiales que lo validan. En 2008, la época de mi primera entrevista, siempre terminaba su programa Tercer Milenio con la sentencia: “El tiempo nos dará la razón”. ¿Se la ha dado?

Maussan está en la cima de su ejercicio periodístico, tras cinco décadas de actividad. Lo disfruta (y lo estresa). Por medio de su propio canal de televisión, conduce varios programas con matices en la información sobre los fenómenos anómalos no identificados (FANI, antes llamados ovnis), el proceso de desclasificación de los archivos de Gobierno relacionados con ellos, alienígenas y ciencia: Tercer Milenio Presenta, Extraterrestrial, No Humano, Interestelar e Investigaciones Especiales.
La mesa de trabajo para el director de un equipo de alto rendimiento: la colección personal de Maussan de peonzas de movimiento perpetuo, botanas bien dispuestas, también perpetuas…

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Son las 9:30 horas y sigo a la espera de charlar con Maussan. El centro de operaciones de su televisora está en el tercer piso del subsuelo de Garden Santa Fe. En ese nivel de la plaza comercial, repartidos en distintos locales, funcionan el área administrativa, la redacción y los estudios de producción. También en el mismo piso se encuentran las oficinas centrales de BioMaussan, la empresa que produce su famoso suplemento alimenticio a base de algas marinas.

Mientras Maussan hace sus entrevistas, platico con Adelita. Recordamos que la conocí en 2008. Su porte es distinguido y su carácter, enérgico. Tiene 72 años, la misma edad que su jefe. Me cuenta que ha trabajado con él casi la mitad de su vida, 33 años. Adelita es su enlace con el mundo exterior y quien trata sus asuntos personales. Al lado de su escritorio cuelga una camisa salida de la tintorería; comenta que también se encarga de su desayuno. Me dice que, aparte de mí, él tiene dos entrevistas más. A su jefe lo describe como un hombre infatigable al que le enfada el incumplimiento de sus indicaciones y las fallas en los tiempos de entrega. “Ya me regaña con mucha confianza, ya no tiene miramientos”, ironiza.

La oficina de Adelita también es punto de encuentro. Carlos Clemente, el principal guardián del archivo ufológico de Maussan, entra a saludarla. Lo entrevisté en 2008, y me recuerda. Un rato después, un hombre acicalado la saluda afable. Luce camisa blanca y pantalón negro. Ella voltea a verme: “También tienes que entrevistar al doctor Zalce, está al frente de BioMaussan”. Le pregunto al médico si me permite entrevistarlo, pero me esquiva y se va. Pude hacerlo por teléfono. Debe ser el integrante más enigmático y reservado del equipo de Maussan. No solo está, en efecto, al frente de BioMaussan; también encabeza la investigación de los especímenes disecados de Nazca. Ambos conforman una mancuerna de contraste y contrapeso. Si Maussan se enciende por algún conflicto, el militar lo apacigua con sobriedad.

La dinámica entre el periodista y el médico es evidente en una diversidad de videos de YouTube que datan de 2017 en adelante: es el registro de sus incursiones a tierras peruanas, reuniones con científicos del mundo, documentales, conferencias, entrevistas de prensa. También está su participación en la audiencia pública realizada en el Congreso de la República del Perú, en septiembre de 2023. Zalce expuso los resultados de los estudios que realizó a los cuerpos momificados ante congresistas y funcionarios del Ministerio de Cultura, quienes tras la exposición continuaron sosteniendo su tesis de los muñecos armados con pedazos de huesos. A Maussan solo le permitieron hablar tres minutos, pero les reclamó de frente: “¡Los señores no saben lo que están diciendo! ¡Los señores se equivocaron!”. La cámara registró al arqueólogo Flavio Estrada en la sala, su principal detractor, esbozando sonrisas burlonas al escucharlo.

Zalce sabe que se internó en un territorio hostil y peligroso. Cuando acompaña a Maussan a algún evento para hablar de los especímenes, siempre le pide que comparta su trayectoria. El cirujano de 48 años es cuidadoso en sus declaraciones. Me dice que tiene 28 de servicio en la Secretaría de Marina. En internet encuentro que obtuvo el primer lugar de su generación en la maestría en Medicina Forense de la Escuela Militar de Graduados de Sanidad de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. También dice que tiene estudios oficiales en Odontología y adn Forense, Antropología Forense y Medicina Aeroespacial. Y, más aún, menciona que fue director de los servicios de medicina legal y forense de la Secretaría de Marina. ¿Qué hace tamaño científico militar acompañando al ufólogo?

El capitán me cuenta que conoció a Maussan en 2015. Este se acercó al Instituto Nacional de Ciencias Forenses, S.C. (Inacifo) porque buscaba a un especialista escéptico que revisara unas fotografías de supuestos alienígenas. Él lo era. Tiempo después lo buscó de nuevo con motivo del caso peruano, lo que transformó su mirada científica, al punto de abrazar las tesis del periodista. “Siempre fui escéptico, hasta más o menos 2018, 2019, cuando empezamos a analizar los cuerpos tridáctilos de Nazca —explica—. Los resultados han sido excepcionales, sorprendentes para mí”.

El médico asegura que identifica dos “especies” distintas: la que mide alrededor de 60 centímetros y la que va de un metro a 1.80. Expresa que ha estudiado siete de los cuerpos pequeños, más una docena de cráneos sueltos y seis de los grandes, más un feto que se encuentra dentro de la momia llamada Montserrat. Las momias tridáctilas de Nazca detonan una variedad de emociones en Perú. Mientras el bando institucional y científico las desprecia, el “sector aliado” les tomó cariño y les puso nombres: Paloma, María, Albert, Sebastián, Montserrat y Rafael, como nombraron a su feto.

Zalce enfatiza que él y Maussan no afirman que se trate de especímenes extraterrestres. Pero lo que dicen es quizá igual de espectacular: “Nos hemos limitado a decir que, uno, son correspondientes a nuevas especies que no están descritas en el árbol taxonómico de la evolución de las especies en este planeta, o dos, que son dos especies que llevan una evolución paralela a la evolución conocida y que no ha sido descrita”.

Ejemplifica con el caso de la momia María. Sorprendentemente, dice, encontraron que 70% de su adn es identificable y el resto no lo es, a diferencia del adn humano, que tiene una cercanía de 98% o 99% en relación con el de los simios. “Dentro del 70% de ADN que sí se pudo identificar, se encontraron muchas anomalías: tiene adn del simio bonobo y del chimpancé, que corresponden a África, y tiene una correlación con el primer homínido del sur de Asia, de Filipinas”. Zalce señala que estos resultados fueron idénticos en tres laboratorios de tres países distintos: Abraxas Biosystems, de México; Cen4Gen, de Canadá, y el Instituto Estatal de Tecnología de San Petersburgo en Rusia. “Los tres coinciden en su totalidad”, asegura.

A nivel molecular encontraron otras anomalías en la conformación del adn, apunta, como la repetición de ciertas secuencias de nucleótidos. “Estas repeticiones constantes y métricas las conocemos en la actualidad como firmas genéticas y se utilizan, por ejemplo, para la clasificación del maíz transgénico”. Por esa razón dice que estudian la posibilidad de que los cuerpos momificados sean resultado de una tecnología de hibridación en la antigüedad. El responsable, por cierto, de estudiar dicha secuenciación genética es el biólogo Ricardo Rangel, egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Zalce explica: “Es increíble que un adn de hace más de 1 000, 1 200, 1 500 años de antigüedad tenga esta codificación repetida de manera simétrica”.

—¿El hecho de investigar los cuerpos disecados de Nazca puso en duda su prestigio profesional? —su tesis, quién lo duda, es alucinante.

—Definitivamente, sí —ni titubea.

—¿Qué dicen sus compañeros de la Marina? —me intrigan las reacciones al interior de la secretaría.

—Bueno, lamentablemente me veo sujeto a la idiosincrasia de cualquier ser humano. Es decir, por un lado, de manera oficial rechazan mi participación y he sufrido las penalizaciones correspondientes acordes a las leyes y reglamentos de la Armada de México. Pero por el otro lado, y de manera extraoficial, pues todo el mundo tiene interés y curiosidad por el tema.

—¿Qué penalizaciones?

—Eh, no quisiera profundizar, pero le puedo decir que son las que corresponden acorde a las leyes y reglamentos que nos rigen.

—¿Maussan es su amigo?

—Tengo el privilegio de considerarme su amigo, y creo que él así me considera. Eso sí es un privilegio y es un honor, pero también es una gran responsabilidad, porque tengo que estar a la altura de ese hombre y no puedo defraudarlo.

—¿Hasta dónde irán con el caso de las momias de Nazca?

—Hasta las últimas consecuencias para demostrar que son reales, son verídicas, son originales. Son un paradigma que puede cambiar la historia como la conocemos.

A unos pasos de su nuevo centro de operaciones se encuentra la antigua oficina, con una vibra y estética diferentes.
Máxima tensión en el momento estelar: el programa en el que Maussan derrumbaría la versión de que las momias de Nazca son muñecos, un fraude armado de pedacería.

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A las 10:00 horas, Maussan sale de nuevo del despacho y me invita a entrar. Es un espacio que estrenó 10 días antes, el 30 de marzo, el mismo día del lanzamiento de su canal de televisión. Pero su antigua oficina sigue allí, del otro lado de la plaza comercial —ahora la ocupa su hijo Sebastián Maussan, al frente del noticiero Tercer Milenio 360 Internacional—, con un muro del que pende su colección de máscaras artesanales y otro, en el pasillo, cubierto de reconocimientos. El despacho nuevo, en cambio, es amplio y minimalista. Alberga un escritorio, una sala blanca y una gran mesa de juntas en la que me pide esperar un momento más. Me siento en una de las sillas ejecutivas y saco mi libreta, la pluma, la grabadora. Miro los dos globos terráqueos colocado cada uno a la misma distancia de su respectivo borde de la mesa. Giran sobre su eje lentamente, sobre una base electrónica. Maussan teclea absorto en su computadora y grita de improviso.

—¡Adelita! ¡¿Qué le pasó a la mitad de la torta?! ¡¿Me la calienta?! —con su vozarrón instruye, de oficina a oficina, sin separarse del teclado.

—¡Sííí! —Adelita se escucha a lo lejos.

—¡Siempre me pasa lo mismo! ¡Siempre me pasa lo mismo! ¡Siempre me pasa lo mismo! —exclama el periodista para sí mientras ingiere algunas semillas que tiene en trastecitos sobre su escritorio, y con las que ha entretenido el hambre.

Yo, calladita, atisbo su flamante despacho. En vez de muros limítrofes tiene paneles de vidrio inteligentes. Clemente me explicó que pueden volverse opacos o traslúcidos apretando un botón. Desde una segunda planta, y a través de uno de estos paneles, Maussan puede ver a voluntad la actividad de su principal estudio de televisión, ubicado en la primera. Frente a su computadora sí tiene una pared de concreto de la que cuelgan recuerdos que le son entrañables. Sobresale el retrato de un jaguar, otro más pequeño de un perro, mariposas enmarcadas, un dibujo a lápiz de su rostro en versión treintañera. Debajo hay una única foto suya, la del “fedayín” justamente, que data de 1982, cuando fue a Washington d. c. Una investigación que hizo entonces sobre el alarmante crecimiento poblacional, para el programa 60 Minutos que transmitía Televisa, donde se forjó como periodista, fue reconocida por el National Population Council. Sale en compañía de Juan Ruiz Healy, que fue el conductor del programa, con el Capitolio detrás.

En un estante, al lado de una gran pantalla de televisión, descubrí su infaltable desfile de figuras de personajes cósmicos, entre los que predominan los alienígenas grises con sus ojos de semilla. Estos cohabitan con otros elementos galácticos colocados en dos muebles más: platillos voladores a escala, representaciones en madera de los círculos en los campos de trigo y… ¡¿qué hace un ganso blanco y grande de cerámica encima de una columna?! ¡No lo sé!

Clemente me dijo que, si bien se siguen observando avistamientos de los tradicionales platillos voladores, en el mundo hay fenómenos cada vez más extraños que los que había cuando los entrevisté en 2008. Él no es solo el principal guardián de los archivos ufológicos de Maussan, es también uno de “los vigilantes pioneros”, el grupo que el periodista creó tras el eclipse de sol de 1991. Subidos a las azoteas de sus casas, cámara en mano, registraron artefactos no convencionales en el cielo. Hoy se llaman “centinelas”.

Cuando a Clemente lo entrevisté la primera ocasión, me dijo que en promedio recibía alrededor de 100 mensajes al día con material enviado por la audiencia de Tercer Milenio, el programa ufológico de televisión que Maussan creó en 1997. Solo 10% era seleccionado para difundirse al aire. Me cuenta que hoy la cantidad de supuestos avistamientos es abrumadora. Se multiplicaron los correos electrónicos y los mensajes que recibe por medio de su propio canal de sky-watchers en YouTube. “Cuando reviso son 100, 150, 200, 500 correos al día, y si no lo reviso en tres, cuatro, cinco días, ya me marca 1 000 correos sin revisar”.

Desde hace más de tres décadas, este pionero de la vigilancia celestial observa oleadas de artefactos voladores desconocidos en el mundo. En la última década ha registrado, al menos, cuatro. Una a fines de 2018 y en 2019, en el primer mandato de Donald Trump, durante el proceso de creación de su fuerza espacial militar —el conjunto de estrategias defensivas y ofensivas para garantizar la seguridad de las misiones espaciales y el funcionamiento de los satélites de Estados Unidos—. A otra la sitúa durante la pandemia, cuando no hubo tráfico aéreo, la gente estuvo encerrada y se dio tiempo de mirar el cielo. La más reciente la detectó a partir de la audiencia pública sobre el fenómeno realizada en el Congreso de Estados Unidos, en noviembre de 2024.

A Clemente le intriga la oleada actual de lo que llama “señales de luces”. Pueden formar patrones geométricos y volar por debajo, encima o dentro de las nubosidades: “Juegan en el cielo, algunas de forma muy compleja, moviéndose a kilómetros de distancia, de un lado a otro”. También las han grabado al sur de la Ciudad de México. Descarta que sean drones, pues su luminosidad es de mayor tamaño y no emiten ruido. Explica que tampoco son las luces proyectadas en el cielo por reflectores robóticos instalados en centros comerciales, pues no hay columnas de luz. Por igual, constata que hay múltiples registros de los llamados “enjambres de esferas”, particularmente sobre instalaciones nucleares o militares estadounidenses, desestimados por su Gobierno, que asegura que son drones.

Maussan dice en sus programas que el aumento de estos avistamientos ha forzado al Gobierno de Estados Unidos a acelerar la desclasificación de los archivos sobre el fenómeno. Considera que, si bien Trump ha manifestado que es escéptico, ha impulsado su apertura y divulgación, así como la de otros temas silenciados históricamente —como el asesinato de John F. Kennedy y el de Martin Luther King—. Se trata, sin más, de una demostración de poder.

Esta agenda de desclasificaciones será un gesto en clave de política interna estadounidense, pero al ufólogo, obvio, le interesa y le da cobertura cotidiana. Así me enteré de que Trump le asignó tremendo paquete a la congresista republicana Anna Paulina Luna, mexicana-estadounidense, por cierto. En su cuenta de X, la representante afirmó que hará “la mayor investigación bipartidista e intergubernamental en la historia de Estados Unidos”. Que se encargará de que el Pentágono y agencias de seguridad como la Agencia Central de Inteligencia (cia, por sus siglas en inglés) y el Buró Federal de Investigaciones (fbi, por sus siglas en inglés), entreguen su información clasificada. Veremos. El cronograma de trabajo de Luna contempló este año una sesión informativa realizada el 29 de abril pasado, dos reuniones con especialistas al día siguiente, el 30 de abril, y una audiencia plenaria en el Congreso, inicialmente programada en la semana del 12 de mayo. Al cierre de esta edición aún no había noticias de ella.

Antes de Trump, el gobierno de Joe Biden dejó su marca en dicha agenda de desclasificación. Reemplazó el uso del célebre término “ovni” (UFO, por sus siglas en inglés) y acuñó el de “fenómenos anómalos no identificados”, FANI (UAP, por sus siglas en inglés). (¿En vez de ufólogo hoy habremos de decir “faniólogo”? Pregunta seria). Durante su mandato inició un proceso de desclasificación en el Pentágono y la CIA que los expertos consideraron una simulación, porque los documentos fueron poco relevantes. Además, creó una oficina para su estudio en la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y realizó las primeras audiencias públicas en el Congreso estadounidense.

En México, mientras tanto, Maussan siguió siendo el nudo en que convergen las pasiones sobre la discusión del fenómeno. Una semana después de su presentación de los dos especímenes en el Congreso, el 12 de septiembre de 2023, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) organizaron la conferencia “¿Extraterrestres o esqueletos de llamas? Ante crédulos y charlatanes, la ciencia responde”. Se avizoraba el desquite. El mismo día, el diputado Gutiérrez Luna, en un documento oficial de la Cámara de Diputados destinado a Enrique Graue Wiechers, rector de la unam, subido a su cuenta de X, le extendió la “respetuosa” solicitud del periodista para invitar a la casa de estudios a analizar los cuerpos momificados. El rector no respondió. La conferencia fue transmitida por internet.

Alejandro Frank, del Instituto de Ciencias Nucleares, uno de los convocantes, no hizo mención de los análisis realizados por el doctor Zalce y el biólogo Rangel. Su fuente fue la investigación peruana del citado arqueólogo Estrada: “Anatomía de un fraude: el caso de las presuntas momias reptiles humanoides de Nazca”. Frank expresó: “No, no quiero que les quede ninguna duda de que esto es un fraude absoluto. Se trata entonces de partes humanas de niños, en ocasiones con tres dedos. Están fabricados, mal fabricados con pedacitos de huesos humanos, y también para el cráneo se usa lo que el arqueólogo forense Estrada llama un cuadrúpedo”.

La personalidad impetuosa de Maussan jugó en su contra. En la conferencia proyectaron en pantalla un fragmento de una discusión que tuvo con un conductor de la televisión peruana, sobre las momias. Le exigía que no dijera mentiras. La velocidad del video fue acelerada, para hacerlo cómico. Frank describió: “Vemos a un hombre, no sé cómo llamarlo, delirante, desquiciado, trastornado, y es el líder de los ufólogos mexicanos”. Para diversión de la audiencia, proyectó un meme que recrea la escena emblemática de la película E. T., el extraterrestre. El niño Elliott vuela en su bicicleta, portando una chamarra roja con una capucha que cubre su cabeza, y cargando a su amigo alienígena en la canasta. Pero en el meme, el rostro de Maussan reemplazó al del niño, y una inexpresiva momia de Nazca viaja en lugar del entrañable personaje.

Lo que Frank y la audiencia desconocían en ese momento es que, año y medio después, el Ministerio de Cultura del Perú, por una orden judicial, entregaría al bando contrario las tomografías y radiografías practicadas a dos de las momias de Nazca en el Hospital Augusto Hernández Mendoza, de Ica. Los estudios no dicen, por supuesto, que son extraterrestres; tampoco que pertenecen a una especie no humana. Pero confirman que son cuerpos disecados de seres vivos genuinos, sin modificaciones. Tras ocho años de disputa pública y legal, a Maussan, por ahora, con eso le basta.

Un raro instante de pausa en la actividad frenética de Maussan Televisión, días antes de su lanzamiento. La sede de operaciones se encuentra en los niveles inferiores de un gran centro comercial.
El destinatario de la estafeta, Sebastián Maussan, hijo del periodista y ufólogo (30 años), ocupa la anterior oficina de su padre. Estudió Ciencias Ambientales. Produce y conduce un noticiero nocturno que pone foco en la crisis civilizatoria y planetaria, pero con una mirada millennial.

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Pasan de las 10:00 horas y Maussan continúa atendiendo pendientes mientras lo espero en su mesa de juntas. Gente de su equipo entra al despacho a hacerle alguna consulta y pronto sale. Por momentos, afuera se hace una bolita de dos o tres colaboradores suyos que esperan, entre ellos un muchacho con rastas que hace edición de video. Cada uno habla con él y se va. Entre consulta y consulta, el periodista sigue tecleando. No lo vi comer la media torta que le pidió a Adelita.

En un instante se queda solo. Deja su escritorio, camina a la mesa y se sienta, muy serio, en la silla de la cabecera que está a mi lado. La charla tiene lugar con breves interrupciones: recibe una llamada o alguien entra de improviso. Sé que está próxima su reunión editorial del día, que tiene pendiente grabar su programa sobre las momias de Nazca y atender dos entrevistas más, pero no lo veo abrumado. Quiero recapitular brevemente su vida a partir de la entrevista de 2008 y saber si el proceso de desclasificación de los archivos de fani o el caso de las momias modifican de alguna manera el estigma social que ha llevado por décadas.

Una pregunta resuena en mi cabeza desde que llegué aquí: ¿cómo, siendo un productor independiente, logró lanzar su propio canal televisivo? Le comento que, hace 17 años, lo entrevisté en su oficina de Polanco, Ciudad de México, en un edificio pequeño, de tres pisos, y con 30 personas con las que producía un solo programa, Tercer Milenio. Pero hoy es evidente su prosperidad. Estamos en todo un centro de operaciones en Santa Fe; semana y media antes se estrenó Maussan Televisión, y su equipo oscila entre 100 y 150 personas.

“El desafío fue mantener un equipo trabajando, a pesar de todos los retos que existían —me explica—. No siempre fue fácil y no siempre abundaban los anunciantes”. Cuenta que para sostenerse como productor independiente ha vendido espacios publicitarios para productos diversos pero congruentes con su filosofía de vida. Recuerdo que en 2008 sus anunciantes tenían que ver con servicios o productos médicos, ecológicos o nutricionales. Me confiesa que tuvo que rechazar otros que no le eran afines, por lo que enfrentó crisis económicas.

“A veces no había dinero y me pasaba meses sin pagarle al equipo. Afortunadamente, nadie renunció por ese motivo. Llegué a deber aquí, en esta plaza, un año de renta, y estaban a punto de echarme. Pasé por momentos, realmente, que a veces no quiero ni recordar”. A Garden Santa Fe llegó hace nueve años, cuando estaba en proceso de divorcio, “y las dos cosas coincidieron, como si se iniciara una nueva etapa en mi vida, la más exitosa, afortunadamente”.

Entonces, ¿cuál fue la tirada maestra? Me entero de que el Biotiquín Maussan fue más importante de lo que podemos suponer. Se trata de un producto basado en un antioxidante presente en el licopeno, pigmento natural de frutas y verduras, creado por el ingeniero bioquímico Juan Alfonso García Urbina. Durante la pandemia de covid-19, Maussan lo promovió como alternativa eficaz de prevención y sanación. Con el mismo fin, en octubre de 2020, el ingeniero fue a una conferencia de prensa del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, para solicitarle que investigara los casos de éxito que tenía documentados. No fructificó. En las redes sociales lo tacharon de producto milagro. Luego el periodista pretendió promover sus logros en una conferencia convocada por la senadora de Morena Lucía Trasviña, en el Congreso de Baja California Sur, el estado donde opera García Urbina, pero fue cancelada. En abril de 2021, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) difundió una alerta a la población sobre el Biotiquín, pues carecía de registro sanitario, y el periodista dejó de venderlo. Pero el despegue comenzó.

Entonces Maussan desarrolló su propia marca de suplementos con antioxidantes, BioMaussan, con apoyo científico, entre otros, del doctor Zalce. “Buscamos antioxidantes más poderosos y encontramos las microalgas —explica el periodista—. Estamos salvando muchísimas vidas, ha tenido una gran aceptación y hoy me ha permitido tener un canal de televisión”. En los cinco años que tiene en el mercado, los puntos de venta crecieron de 20 a más de 200, me explica Zalce por su lado.

Así que, tal cual, Maussan Televisión es posible gracias a BioMaussan. La vida galáctica está en deuda con la población mexicana inconforme con su sistema de salud, mejor que el de Dinamarca. Chiste local. El periodista de pronto salta de BioMaussan al programa 60 Minutos, de la importancia de la televisión a lo nocivo de los microplásticos. Lo interrumpo. Llevo la entrevista a un terreno más sensible: el de su estigmatización.

—Hace 17 años, cuando lo entrevisté, había detractores que hicieron una piñata de su persona para darle palos, pero… —su carcajada resuena y me interrumpe. He soltado el carrete del credo maussaniano.

—¿Tú qué piensas ahora? ¿Qué piensas ahora? ¿Qué sienten ellos hoy? ¿Qué sienten? ¿No? O sea, ¡¿te das cuenta?! ¡¿Te das cuenta cómo cambian las posiciones?! ¡Y ahora se ocultan! ¡Ahora no salen a la luz! ¡Ahora ya no hacen piñatas! ¡Pero tampoco reconocen que estaban equivocados! Y es que el científico siempre pensó que nada podía viajar más allá de la velocidad de la luz. Que todo tenía que viajar en el universo recorriendo tiempo y distancia. Y nunca consideraron la posibilidad, cada vez vamos a estar más cerca de esto, de que se pueden abrir huecos en el espacio-tiempo que te permiten viajar de un lugar a otro en muy poco tiempo. ¿Tú crees que las naves vienen desde allá viajando de un sistema solar al otro? “¡Ya nos faltan tres sistemas solares para llegar a la Tierra!”. ¡Por Dios! ¡Por Dios!

”Ya nos estamos dando cuenta, porque ya tenemos las evidencias, de que [los extraterrestres] constantemente entran y salen, por ejemplo, en lugares como los volcanes, que utilizan como centros magnéticos para poder viajar. Como lo dijo Einstein hace casi 90 años, que había agujeros de gusano, que la NASA los confirmó en 2007, 2008, que hay portales magnéticos entre el Sol y la Tierra, y que ese es el camino, que en una, dos, tres décadas más, los seres humanos van a aceptar, que se puede viajar hasta lugares muy lejanos. Pero, pues, esa es una falta de visión de los científicos…

—¿De visión? ¿También hay soberbia? —me acordé de la conferencia de la UNAM.

—Demasiada arrogancia. “Yo soy científico, me gradué, tengo un doctorado, soy dueño de la verdad”, cuando el científico debería ser el más humilde de todos. Me recuerda a los sacerdotes en el siglo XVII, cuando le decían a Galileo: “No tengo que ver tu telescopio para ver que las lunas giran alrededor de Júpiter, porque no existe”. Los científicos nunca han querido investigar el tema extraterrestre, “porque no existe”. El científico debe ser curiosidad, apertura, mente abierta. A cualquier reto, a cualquier posibilidad. Oye, si la gente está diciendo que hay seres, que hay cosas ahí, ¿por qué yo voy a decir que están locos? Porque yo soy el dueño de la verdad.

Recordé un sonado caso que recogí en mi libro Ovnis. Historia y pasiones de los avistamientos en México, surgido de “Jaime Maussan: un cronista de otro planeta”. El del piloto militar que en 2004 presuntamente fue seguido por 11 luces que grabó con su cámara de rayos infrarrojos. El entonces secretario de la Defensa Nacional, general Clemente Vega García, se lo dio a Maussan. El doctor Rafael Navarro, de la UNAM, que participó en el equipo del Mars Science Laboratory de la NASA, y otros de sus colegas, dijeron a la prensa que fueron centellas. Cuatro años después, cuando escribía mi libro, lo entrevisté en persona y se retractó: “No eran centellas, pero tampoco ovnis”. No me dio otra explicación.

Le pregunto a Maussan si piensa que el proceso de desclasificación de archivos de FANI ha impactado en la mirada del mundo científico mexicano. “Se han quedado callados, es lo único que ha pasado. Evidentemente que no eran centellas [retoma la anécdota de 2004]. Luego le fueron a pedir disculpas en privado al secretario de la Defensa. O sea, cuando tú das a conocer algo, inmediatamente tiene que venir la respuesta, verdadera o falsa, pero tiene que venir. Y se equivocaron miserablemente los científicos. Hoy lo van a tener que reconocer”, afirma.

Maussan admite que cuenta con científicos aliados en el mundo. En el caso de los cuerpos momificados de Nazca, tiene el apoyo del especialista forense estadounidense John McDowell, que en 2024 recibió la medalla RBH Gradwohl, considerado el máximo galardón de las ciencias forenses en Estados Unidos, y que ha ido a Perú a estudiarlos. Menciona también al médico forense peruano David Ruiz Vela, expresidente de la Sociedad Peruana de Medicina Legal, integrante de la Academia de Ciencias de Nueva York, a quien entrevistó esta mañana por videollamada. Pero de todas formas piensa que los prejuicios dominan el mundo científico y académico, y tienen consecuencias. Pone de ejemplo al Ministerio de Cultura del Perú, el cual, al negarse a estudiar los cuerpos disecados legítimos, no los ha declarado Patrimonio Cultural del Perú, por lo que se están deteriorando.

Enfatiza: “Nuevamente vamos a lo mismo: ‘Oye, hay estos cuerpos, hay que investigarlos’. ‘No necesito investigarlos, tú los hiciste, tú le cortaste los dedos, tú le pusiste el dedo meñique arriba del otro’. Verdaderas locuras. No es normal ni la cuenca de los ojos, ni el tamaño de los huesos, ni las huellas dactilares, ni el ADN. Y no lo quisieron reconocer. Y ahora se les viene el mundo encima. Pueden terminar en prisión, ¿sabías?”.

Da por hecho que ganará la demanda legal por 300 millones de dólares. “Quiero negociar con el Gobierno de Perú para que me dejen sacar los cuerpos a las mejores universidades de Estados Unidos —manotea varias veces en la mesa—, quiero preservarlos, encontrar otros que están por ahí y construir un centro de investigación. Tenemos entre 10 y 20 cuerpos que podemos exhibir. Yo creo que los beneficios deben ser para dos poblaciones, Nazca y Palpa [la otra ciudad en el departamento de Ica que bordea la zona de los descubrimientos]. A ellos les pertenece, son gente muy pobre. Yo tengo 72 años, no tengo ambiciones, al menos económicas —tamborilea los dedos sobre la mesa.

—¿Cuáles son sus ambiciones?

—Ayudar a cambiar la historia de la humanidad, lograr que nuestros hijos crezcan mejor que nosotros, pero sobre todo los nietos. En un mundo que se está secando, en un mundo con un cambio climático, en un mundo de extinción, en un mundo de contaminación de plásticos.

El periodista entra en otra disertación, ahora cósmica. Considera que, si en 1947 la humanidad hubiera sido informada del legendario caso de Roswell, Nuevo México, en el que un supuesto platillo volador cayó con todo y alienígenas, nos habríamos evitado la crisis civilizatoria y planetaria actual. Pero “desde aquel entonces, y hasta ahora, los dueños del mundo son los dueños de la energía, las grandes empresas petroleras, las grandes empresas carboníferas y la industria militar. Todos ellos se hicieron cómplices para que las cosas se quedaran como estaban, para que la humanidad no evolucionara, porque no era conveniente para sus intereses. Hoy todo eso se está resquebrajando ante nuestros ojos”.

—¿Y eso que observa qué le hace sentir?

—Pues que dije la verdad, que complicó mi papel como periodista, que no me dio miedo, que me arriesgué, que arriesgué a mi familia con un propósito. Que gracias a mí y a personas como yo, porque no soy el único, hemos logrado forzar a la autoridad a empezar a reconocer que todo es cierto. Si no, estaríamos todavía en la era de las cavernas. O sea, ¿entonces qué debe ser un periodista? Debe ser alguien que ve el futuro, que ve la verdad y la expone, en vez de decir: “Ay, no me conviene”, ¿no? Todos mis compañeros de 60 Minutos me dijeron: “No te metas, te va a afectar, vas a destruir tu carrera”. Y yo ni lo pensé, ni me dio miedo y dije: “No, pues los que están equivocados son ustedes. Esto es verdad y es la noticia más importante de la historia”.

—Cuando lo entrevisté en 2008, en cada programa de Tercer Milenio sentenciaba: “El tiempo nos dará la razón”. ¿El tiempo ya le dio la razón?

—Ahí está —alza con desenfado la mano posada en la mesa—. Se está cumpliendo.

Sebastián en acción, al frente de Tercer Milenio 360 Internacional.
La (relativamente) nueva oficina de Maussan es un set de Odisea 2001, limpio y espacioso, en comparación con su antigua oficina, cuyas paredes estaban cubiertas de colecciones de objetos, reconocimientos, recuerdos, etcétera. Con todo, conserva algunos modelos curiosos, como este “compañero de viaje” de papel maché.
Científico militar, colaborador, aliado, el capitán José Zalce se involucró en una de las investigaciones de Jaime Maussan más relevantes de los últimos años: las llamadas momias tridáctilas de Nazca. Su misión inicial fue verificar que no eran cuerpos humanos disecados. ¿Extraterrestres? Un asunto que ni el médico forense ni Maussan pueden afirmar.

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Cuando salgo del despacho de Maussan son las 11:00 horas. Inmediatamente entra su equipo para la reunión editorial. Todos son hombres. Afinan detalles para la grabación del programa sobre los estudios oficiales a las momias de Nazca. Me dicen que lo harán en el estudio del centro de operaciones por la tarde, por lo que tengo tiempo de sobra para reportear.

Maussan está en la cima de su ejercicio periodístico, luego de más de cinco décadas de trayectoria, y lo disfruta. “El anuncio más importante de mi vida”, intituló al video promocional del lanzamiento de su canal televisivo. Grupo Imagen tiene la concesión del Canal 3 y Maussan Televisión paga la señal del 3.3. Por ambas vías el periodista se entrega a su audiencia de forma omnipresente. Conduce varios programas con matices en la información sobre los fani, su proceso de desclasificación, alienígenas, y ciencia: Tercer Milenio Presenta, Extraterrestrial, No Humano, Interestelar e Investigaciones Especiales.

En su centro de operaciones hay actividad continua. La gente sube y baja escaleras, va de una oficina a otra, de un estudio de grabación al de producción. El director del canal es el guionista y productor argentino Jorge Luis Sucksdorf, realizador de dos series de la popular Alienígenas Ancestrales, edición latinoamericana, para History Channel. En Maussan Televisión conduce Mi entrevista paranormal, en la que charla con celebridades. Una parte del equipo está compuesta por gente experimentada, que ha acompañado a Maussan desde hace tres décadas, como el citado Clemente y Rubén Villatoro. De igual manera, se ha sumado a periodistas independientes con una conocida trayectoria en temas de misterio, como Lourdes Gómez y Yohanan Díaz.

La agenda intergaláctica, obvio, es la más buscada en la parrilla de Maussan Televisión. Centinelas, conducido por Clemente, es de los más vistos, y ha sabido modernizarse: antes los vigilantes se subían a las azoteas de sus casas con sus cámaras; hoy un anuncio en el canal invita a la audiencia a convertirse en centinela y sumarse a su red de monitoreo digital. “Ahora ya logré colocar cinco cámaras en diferentes zonas importantes de avistamientos: en la zona del volcán Popocatépetl; Tepoztlán, Morelos; Rosarito, Baja California; la Peña de Bernal, Querétaro, y el Nevado de Toluca”, me comparte su conductor.

Clemente también me confía que la oleada actual de avistamientos les hizo reforzar su filtro, porque con la inteligencia artificial y las técnicas sofisticadas de fotomontaje y edición les pueden hacer malas pasadas. Maussan, por ejemplo, en abril dio a conocer una fotografía de un presunto platillo volador tomada por un fotógrafo local de Chiapas. Emocionado, destacó la nitidez de la nave espacial suspendida sobre unas montañas boscosas en Chiapas, con un cielo muy azul de fondo. Y sí, parecía postal de Steven Spielberg. Luego reconsideraron y con apoyo de especialistas en Italia descubrieron que era un montaje. En otro programa el periodista exhibió el fraude y al fotógrafo.

La subdirectora del canal y responsable de los nuevos contenidos es Sasil Echeverría. Ella representa a la nueva generación en Maussan Televisión. Es una millennial entusiasta, amante del arte contemporáneo. Me dice que hizo estudios de Dirección de Cine y Fotografía en Nueva York, y en México estudió en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). “Estamos transmitiendo 24/7, tenemos una producción de casi 30 programas propios y ha sido titánico”, señala. Treinta programas sobre la vida fuera de este planeta sí que luciría titánico, pero el canal también aborda asuntos mundanos de salud, medio ambiente o de interés popular, como en el programa Zadrigman al Rescate, conducido por un superhéroe enmascarado del mismo nombre que rescata animales, y qrr, Quien Resulte Responsable, de demanda ciudadana, conducido por la abogada Lizzet Arriaga, por igual conductora de noticias del Canal del Congreso.

Pero lo que en verdad me intrigó es que tuvieran un programa de corte feminista llamado Cabronas, conducido por la periodista Jimena Duarte, en el que se han tocado temas sobre menstruación y pobreza, sexualidad, violencia de género y emancipación, entre otros. Tiene sentido: el vecindario galáctico será un mejor lugar cuando caiga el patriarcado terrícola. Echeverría me cuenta que Duarte se acercó al equipo para hacer su propuesta y “se la presentamos a Jaime e inmediatamente le emocionó”.

Un programa, en especial, tiene un perfil generacional transgresor: Tercer Milenio 360 Internacional, el noticiero nocturno producido y conducido por Sebastián Maussan. El hijo del periodista tiene 30 años y estudió Ciencias Ambientales en la Universidad de Colorado en Boulder. El noticiero pone foco en la crisis civilizatoria y planetaria, pero con una mirada millennial. “Abordamos temas sobre la injusticia climática, la injusticia social, la injusticia de género, que en otros lados no les dan importancia”, explica.

Las noticias del impacto del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad son cotidianas, pero también la destrucción a causa de las guerras. En cada emisión da la actualidad del arrasamiento que Israel hace del pueblo palestino o la destrucción de Ucrania por la invasión rusa. De igual manera, reporta conflictos armados, algunos insurreccionales, poco conocidos, que ocurren en Medio Oriente, Asia o África, desde los que también visibiliza casos de opresión y violencia de género, aunque también reporta la otra cara: “Queremos evidenciar lo que está sufriendo la gente por culpa de unos pocos, pero también presentar a quiénes están haciendo la diferencia en la humanidad”.

Sebastián es uno de los tres hijos del periodista; su hermana menor, Montserrat, es reportera del noticiero. Tienen una media hermana, Dayana, que es la hija mayor de Maussan, nacida de una relación previa. Ella también laboraba en su canal, pero ya no lo hace. En febrero de 2025 se hizo público que demandó a su padre por despido injustificado y violencia verbal. Le pregunté por ella. “De eso no quiero hablar”, me dijo.

Sebastián, como dije antes, ocupa la antigua oficina de su padre, lo cual toma como un reconocimiento a los siete años que ha trabajado con él: “No es fácil, es un jefe exigente, es un jefe muy perfeccionista”. Es alto y de complexión atlética. Su trato es cordial, no en vano su segundo nombre es Amigo. Sebastián Amigo. Comenta que creció en la legendaria casa ecológica de su padre, ubicada en el Parque Nacional Desierto de los Leones, en la Ciudad de México. “Mis amigos eran los conejos, los venados, las ardillas y los árboles”, dice. Pero ser hijo del conocido ufólogo le dejó una huella honda: “[Mi infancia] fue una época oscura; si hablaba del tema la gente me vetaba de loco, en lugar de interesarse y conocer más”.

—¿Lo sufriste? —puedo imaginarme lo que vivió.

—Sí, sí lo sufrí, mucho. Bullying, burlas, de todo. Yo creo que la gente que lo negaba o se burlaba hoy prefiere quedarse callada. Ahora yo escucho que las personas dicen, mínimo, si no creen al 100%, que sería una tristeza que fuéramos los únicos seres inteligentes en el universo, conociendo que hay tantos mundos allá afuera. Yo sé que muchas veces los visionarios en nuestra historia también han sufrido, ¿no? Mi papá es un visionario muy importante de nuestros tiempos. Ha habido otros en el pasado, como Cristóbal Colón, que no le creían su proyecto de llegar a las Indias rodeando la Tierra, y terminó en América, o Galileo Galilei, que decía que no éramos el centro del universo. Pero afortunadamente sus ideas trascendieron. Hoy son reconocidos como los grandes visionarios de la historia, y yo creo que mi papá, algún día, muy pronto, va a ser reconocido así.

El periodista y un habitante permanente de la casa en el Desierto de los Leones. El lugar se abrió a visitas limitadas en una convocatoria de la plataforma Airbnb y se convirtió en parte de la peregrinación de los aficionados a la ufología.

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A las 16:30 horas, Maussan está en el estudio principal para grabar su edición de Investigaciones Especiales, sobre las momias de Nazca. Viste sobrio, camisa blanca, pantalón negro, saco beige. Esta vez dejó de lado los sacos de tonos coloridos que, de un tiempo acá, le gusta usar: carmín, azul rey, rosa mexicano. El doctor Zalce está presente porque analizará en pantalla las radiografías enviadas desde Perú. Yo estoy sentada en un silloncito al lado de una de las cámaras que hay en el estudio. Su producción proyecta una nave alienígena negra, enorme, suspendida, algo perturbadora, como fondo del escenario. La nave no saldrá en pantalla, solo la estructura metálica sobre la que supuestamente descendería. Me recuerda a la película Alien, el octavo pasajero, de Ridley Scott, estrenada en 1979.

Maussan está de buen humor. Parte del día lo dedicó a preparar esta edición victoriosa. A una señal, comienza a hablar ante la cámara, sin notas en la mano, sin teleprompter, sin “chícharo” en el oído. Como decimos acá, “a la viva México”. Presenta el programa, anuncia que la noche previa el Ministerio de Cultura entregó los análisis realizados a dos momias de Nazca al abogado peruano Flores Paredes. Confirman, dice, la autenticidad de los cuerpos disecados y derrumban las acusaciones de que eran muñecos armados. Guarda silencio. Presenta a uno de sus especialistas. Esperaba ver el fragmento de la entrevista proyectado en lugar de la nave espacial, pero eso no sucede. Alguien de la producción le dice que no “trajeron” el fragmento. Maussan se molesta. La charla va escalando de tono. Le dicen que “lo traen ahorita”, que sigan avanzando en la grabación. Va enfureciendo.

—¡Yo estoy acostumbrado a trabajar con profesionales, y aquí todos los días, todos los días hay un problema! ¿Yo lo dije o no lo dije? —reclama. Le están cebando su momento triunfal.

—Sí lo dijiste —responde el responsable con voz apagada.

—Entonces, ¡¿qué chingados?! —estalla—. ¡No, pues entonces qué chingados, hijo! ¡Nada más díganme si estoy loco! ¡Yo tengo que escucharlo y seguirlo! Y ahorita digo: “Vamos a empezar con esto” y me dicen: “No lo traje” —voltea a ver a Zalce— ¡Lo tiene que editar! ¡No lo hizo, hermano! —mira de nuevo al reclamado— ¡¿Lo pedí o no lo pedí?! ¡Y pedí la parte que iba! ¡Y me dicen: “No lo traje”! —regresa a Zalce—. ¿Qué se hace ahí, Zalce? Yo estoy a punto de entrar a una situación de… —guarda silencio.

—Colapso —puntualiza Zalce, con sorprendente tranquilidad—. No te preocupes, tienes dos opciones. La primera, como siempre, recurrir a mí. La segunda, respira profundo, tranquilízate.

Maussan se recompone de inmediato. Comienza a bromear sobre la nave alienígena. El periodista y su equipo acuerdan reiniciar la grabación del programa. Narra ante la cámara: “El Ministerio de Cultura del Perú, finalmente, sí, finalmente, después de casi nueve años, entregó las primeras evidencias que ellos pudieron obtener de uno de los cuerpos tridáctilos de Nazca. ¿Por qué es tan importante? Porque con estas evidencias se demuestra que mintieron. Se demuestra que nunca investigaron el caso. Se demuestra que difamaron, además de acusar ante la justicia a los catedráticos de la Universidad de Ica sin pruebas, y los querían llevar a la cárcel”, refiere sobre los catedráticos aliados del caso.

Ahora presenta fragmentos de las entrevistas que anteriormente realizó. Abre con el doctor Enrique Candia, responsable de tomar las radiografías en el Hospital Augusto Hernández Mendoza, de Ica. El doctor sale en pantalla y explica escuetamente: “Podemos referir que están perfectamente articuladas todas las estructuras, que veamos signos de que hayan sido fracturados los huesos, amputaciones traumáticas, no hay signos”.

Tras presentar los fragmentos de sus entrevistados, Maussan le pide al doctor Zalce que presente su conocimiento forense. La producción proyecta, en gran formato, acercamientos de las radiografías. El periodista le pide que explique las vistas de acercamiento a las estructuras óseas de la momia María. Un pie con tres huesos largos queda en pantalla. “Ella tiene cinco falanges, pero en tres dedos —dice Zalce—. No hay huella de amputación mecánica o natural. No hay amputaciones. No hay huellas de armado”.

—Con esto está perdido el Ministerio de Cultura —concluye Maussan.

—Definitivamente —apunta Zalce—. Primero, porque ellos hicieron las radiografías. Segundo, porque ellos llevaron los cuerpos al hospital que quisieron, para que el especialista técnico las hiciera sin la participación de nosotros. Y, tercero, se corrobora que lo que hemos dicho desde el principio es verídico.

—¡¿Qué le parece?! —Maussan voltea a la cámara para dirigirse a su audiencia—. ¡Se está cambiando la historia ante nuestros ojos! ¡Lo que usted acaba de ver es único! ¡Nunca antes había sucedido! Muchas gracias por acompañarnos, yo lo espero en la siguiente emisión de esta investigación especial —no remató con su clásico actualizado: “El tiempo nos dio la razón”.

“¡Corte!”, se escucha cuando son las 17:30. Maussan luce agotado. Inesperadamente, voltea a verme y me pregunta: “¿Qué le pareció?”. Yo pensé que había olvidado mi presencia. Solo atino a decir: “Interesante”, mientras sigo procesando la asombrosa información en mi interior. El periodista voltea a ver al médico militar: “¡Vámonos a comer, Zalce!”, le dice. Nos despedimos y salimos del estudio. Quién sabe si la media torta que le pidió a Adelita lo sigue esperando.

Lo que Maussan no sabía en ese momento es que semanas después el periodista peruano Jois Mantilla, el que más ha cubierto el caso en Perú, informará en Maussan Televisión que el Ministerio de Cultura planea hacer una conferencia de prensa para descalificar las propias tomografías y radiografías que les hizo a las dos momias de Nazca. Que afirmará que los especímenes son humanos, pero fueron modificados, y así los declarará Patrimonio Cultural del Perú, buscando evadir la demanda penal del periodista. Y no solo eso: también cancelaría prácticamente su plan de sacarlas y enviarlas a centros de investigación en Estados Unidos.

El programa fue difundido el 11 de abril. En la transmisión por YouTube, sus fans de Latinoamérica le agradecieron a Maussan por las revelaciones y le manifestaron su admiración desde Puerto Rico, Colombia, Cuba, Perú, México. Un mensaje perceptivo capturó el significado que hoy tiene el ufólogo para su audiencia creciente. La usuaria @patriciadevanagari560 le escribió: “Como siempre, el devenir del tiempo y de los acontecimientos te dan la razón [...] Entonces se cumple: ‘Ladran, Sancho, ¡señal que cabalgamos!’. Querido Jaime, heraldo de la Verdad y lo Justo. ¡Salud! Con mucho amor te vemos desde Argentina”. Emoji de corazoncito y carita sonriente.

Maussan en el mirador de su legendaria casa ecológica en el Desierto de los Leones, Ciudad de México.

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