Como si se tratara de un episodio de la Guerra fría, Héctor Alejandro Cabrera Fuentes, un destacado científico zapoteco, fue detenido por el gobierno de Donald Trump acusado de actuar en nombre de Rusia dentro de su territorio.
“Libertad para el científico”, se leía en la pancarta con la que decenas de personas del municipio de El Espinal, Oaxaca, recorrieron su avenida principal rumbo a la explanada municipal el sábado 29 de febrero. Amigos, familiares y pobladores de la región zapoteca marcharon a favor de Héctor Alejandro Cabrera Fuentes, el prestigioso científico mexicano, oriundo de esa región en el Istmo de Tehuantepec, que trece días antes había sido detenido por el gobierno de Donald Trump, acusado de ser un presunto espía del gobierno ruso. A la fecha, la gente de su tierra se rehúsa a creer que las acusaciones sean ciertas a pesar de que las autoridades estadounidenses aseguran que el científico oaxaqueño ya ha aceptado su culpa.
De baja estatura y aspecto bonachón, nació hace 35 años en El Espinal, la comunidad que ahora lo considera un héroe. Ubicada en uno de los tres estados más pobres de México, el rezago educativo es una de las realidades a las que se enfrenta esta localidad de Oaxaca. No obstante, el ahora científico logró evadir todo obstáculo hasta llegar a la Universidad de Kazán en Rusia, donde se formó como microbiólogo. Aún a más de 11 mil kilómetros de distancia, su comunidad celebró cada uno de sus éxitos como propios.
La inteligencia de Cabrera fue reconocida por el expresidente Dmitri Medvédev, quien le entregó el premio a la mejor tesis. A partir de entonces, sus éxitos académicos se fueron acumulando y luego de algunos años de vivir en Rusia, Héctor Alejandro se doctoró con honores por la Universidad de Giessen en Alemania. Fue así que, además de especializarse en cardiología molecular, los idiomas se fueron sumando a su repertorio. A la fecha, el científico domina con fluidez el ruso, el inglés y el alemán. Además, es ponente habitual de la Sociedad Europea de Cardiología y es uno de los principales investigadores de la Universidad Nacional de Singapur.
A pesar de la cantidad de sellos que fue acumulando en su pasaporte, el científico zapoteca se negó a abandonar su tierra. El Espinal siempre estuvo entre sus prioridades y es por eso que desde hace años se dedicó a tejer puentes, como lo fue la asociación civil "Por Oaxaca, más investigadores", para que más jóvenes pudieran gozar de las oportunidades que tuvo él. En algunas ocasiones, su nombre ya había figurado en medios nacionales e internacionales; sin embargo, aquel 18 de febrero los motivos fueron distintos. En esa fecha, Héctor Alejandro no apareció en los portales de noticias por sus logros en la ciencia, sino por ser detenido en Miami acusado de espionaje.
Como si se tratara de un capítulo en la historia de la Guerra Fría, Héctor Alejandro Cabrera quedó atrapado entre las dos potencias. El Departamento de Justicia de Estados Unidos señaló en un comunicado que arrestó al científico mexicano por actuar dentro de su territorio en nombre de un gobierno extranjero sin notificar al Fiscal General, en conspiración para actuar. Las autoridades estadounidenses aseguran que el gobierno ruso reclutó a Cabrera Fuentes en 2019 y fue ahí que le ordenaron rentar una propiedad en Miami, Florida.
Las instrucciones fueron claras, el científico mexicano no podía comunicarle a nadie la operación de la que era parte. De acuerdo con la versión oficial, Héctor Alejandro tiene dos esposas, una de origen ruso y otra mexicana, y no pudo negarse a colaborar, pues el gobierno le había impedido salir del país a su esposa rusa y a sus dos hijas, a modo de extorsión.
Según la declaración jurada del científico mexicano ante el FBI, el trato consistía en conseguir información solicitada por Rusia sobre un informante del gobierno estadounidense que radica en Miami. La tarea de Héctor Alejandro era sencilla, debía conseguir el número de matrícula de su automóvil y lo logró. El 13 de febrero viajó junto con su esposa mexicana a Miami, donde tenía un carro de alquiler, siguieron a al informante y consiguieron la fotografía. Sin embargo, algo en su comportamiento levantó sospechas del guardia de la residencia a la que habían acudido.
En su intento por tomar un vuelo rumbo a la Ciudad de México, fue detenido. Las autoridades estadounidenses revisaron sus celulares y ahí, en la carpeta de fotografías recién borradas, encontraron la prueba que valió la detención del científico. Según el reporte, Cabrera aceptó haber enviado la fotografía de las placas del auto por WhatsApp. Sin embargo, lo precipitado de la confesión ha hecho dudar a muchos, entre ellos a su gente en El Espinal, quienes se han dado a la tarea de reunir fondos para costear una defensa adecuada para el científico.
Tanto familiares como amigos, entre ellos el alcalde de El Espinal, Hazael Matus, señalan que Héctor Alejandro Cabrera nunca mencionó tener otra familia. Se niegan a creer que una persona altruista y comprometida con la ciencia y su cuerpo haya sido peón de un gobierno extranjero. Como parte de estos esfuerzos han lanzado a través de la plataforma Change.org una petición para solicitar al gobierno federal que interceda por el científico. "Rechazamos enérgicamente toda acusación en su contra y reconocemos la reputación de excelencia académica y profesionalismo con la que se ha desempeñado a lo largo de su carrera, siempre pensando en mejorar la calidad de vida de toda persona con acceso a sus descubrimientos”, se lee.
Sin embargo, el futuro de Héctor Alejandro Cabrera, el científico mexicano, orgullo de El espinal, está en manos de los fiscales federales John Demers y Ariana Fajardo Orshan; del agente del FBI, George Piro, y de Diane Sabatino, del CBP, quienes decidirán su situación legal. El mexicano se declaró inocente, pero de encontrarlo culpable, podría enfrentar una larga condena.