¿Qué tienen en común los combustibles fósiles, las corrientes marinas y la reforma energética?
Todo es posible si volteamos a ver al futuro y no al pasado, por lo tanto, hay que rechazar la nueva ley energética y apoyar el desarrollo tecnológico, científico, y la inventiva mexicana, antes que nos alcance un futuro donde Mérida esté bajo el agua.